PNV y PSE dan por «zanjada» su crisis y se centran ahora en relanzar la legislatura
Los socios ponen fin a la polémica por la gestión migratoria y Pradales presume de haber activado ya la mitad del programa de gobierno
PNV y PSE-EE quieren pasar página cuanto antes después de atravesar su peor crisis en los diez años que llevan gobernando juntos las principales ... instituciones vascas. Los socios dan oficialmente por enterrado el enfrentamiento a cuenta de la gestión migratoria, que había enrarecido la relación hasta el punto de discutir en público acerca del futuro de la coalición. Los contactos directos entre Imanol Pradales y Eneko Andueza, a los que se sumó Aitor Esteban, han sido clave para fumar la pipa de la paz y que este episodio no haga descarrilar la estabilidad del Gobierno vasco. Con el «catarro» curado, el objetivo ahora es salir del atolladero y relanzar la legislatura con menos palabras y más acciones.
«Damos por zanjadas las diferencias que hemos mantenido en los últimos días», ha proclamado este viernes el secretario general de los socialistas. Lo ha hecho en una comparecencia en la sala de prensa del Parlamento vasco apenas unos minutos más tarde de que en el hemiciclo el lehendakari acabase de responder a la larga batería de preguntas e interpelaciones que le había realizado la oposición, deseosa de hurgar en la herida para tratar de evidenciar la fragilidad del Ejecutivo autonómico cuando está a punto de cumplirse un año desde su constitución.
Andueza ha salido visiblemente satisfecho del pleno una vez escuchadas las largas explicaciones de Pradales, cuestionado por las declaraciones en las que llamó a preguntarse «qué tipo de inmigración necesitamos y cuál estamos recibiendo». Tras una semana en la que PNV y PSE-EE habían exhibido con toda la crudeza sus diferencias sobre esa visión, el mandatario nacionalista ha optado por un discurso comedido y ajustado al programa de gobierno firmado por los dos partidos en junio del año pasado.
El lehendakari ha reivindicado una política migratoria «corresponsable y humanitaria» y ha reclamado abordar este fenómeno «con seriedad y profundidad». Ha insistido en contextualizar las palabras que dieron origen a la polémica en el estricto ámbito del reto demográfico y ha aludido a que la llegada de personas extranjeras es «una necesidad y una oportunidad», no un «problema». Como remate, por si persistiera alguna suspicacia acerca de la 'selectividad' de los inmigrantes, ha sido rotundo: «Euskadi necesita y va a seguir necesitando personas autóctonas o migradas con todo tipo de perfiles y niveles de cualificación que estén dispuestas a trabajar en este país».
Relación «excelente»
Las explicaciones han convencido a la bancada del PSE-EE, que aguardaba a escucharlas para dar definitivamente por superada la riña. Andueza ha considerado un «acierto» que Pradales hablara de «las personas como punto de partida» y de elementos fundamentales como «los derechos humanos, la cohesión social y la integración». Pero, sobre todo, ha subrayado lo «oportuno» de hacer referencia a los compromisos recogidos en el acuerdo de gobierno, «una hoja de ruta que se centra en las cosas que verdaderamente importan a la sociedad vasca».
El fin de la pugna, que también se ha percibido en el tono del lehendakari en sus intervenciones ante la oposición, ha llegado después de que los máximos representantes de ambas partes intensificaran sus contactos en las horas previas. Aunque Pradales venía apelando a la «discreción» para no confirmar la interlocución, el propio Andueza ha desvelado haber dialogado tanto con él como con el presidente del EBB. Esteban, en una entrevista en RNE, ha reducido el alcance de la crisis al sostener que ha sido «más el ruido que las nueces» porque la relación entre ambos partidos es «excelente».
Jeltzales y socialistas se conjuran ahora para hacer ver que la polémica no ha afectado a la acción de gobierno. El lehendakari ha presumido de que en los primeros once meses se ha puesto en marcha «el 53% de los 1.000 compromisos e iniciativas» que acordaron en el programa. El secretario general del PSE-EE ha añadido que «lo que debe mover» al Ejecutivo es la gestión de preocupaciones sociales como la salud, la educación, el empleo y la vivienda. Precisamente en este último campo, y como muestra del impulso a la legislatura, el consejero Denis Itxaso ha anunciado que el Consejo de Gobierno aprobará el martes el nuevo plan director.
Se trata, en definitiva, de exhibir músculo frente a una oposición que, tal y como ha asumido Esteban, «se frota las manos» con este tipo de enfrentamientos entre PNV y PSE-EE. Se ha podido comprobar en un pleno de control en el que incluso EH Bildu, 'a priori' el único grupo que no iba a sacar a colación la disputa por la gestión migratoria, ha acabado haciéndolo. «¿Qué proyecto común puede tener un Gobierno que tiene desavenencias notorias y públicas sobre cuestiones estratégicas? Sus diferencias limitan las políticas públicas e hipotecan el futuro de nuestro país», ha lanzado Nerea Kortajarena.
«Recogida de cable»
El PP, más que en las discrepancias internas en la coalición, se ha dedicado a cuestionar la postura de Pradales. Insistía Javier de Andrés en emplazarle a que diera respuesta a la pregunta que él mismo formuló sobre la llegada de extranjeros a Euskadi y acababa concluyendo el dirigente conservador que el lehendakari «intenta tapar ahora» aquellas afirmaciones para «salvar las relaciones» con el PSE-EE. «El otro día se atrevió a decirlo pero ya no lo sostiene porque a su socio le resulta incómodo», ha abundado el presidente de los populares vascos.
Jon Hernández (Sumar) lo ha expresado de una manera más gráfica: «Me alegro de que haya recogido cable». El representante de Ezker Anitza-IU ha censurado la «visión utilitarista» de las declaraciones originales de Pradales y le ha pedido «no reventar el consenso social sobre los derechos humanos». Por parte de Vox, Amaia Martínez ha sintetizado así la postura de su formación ante la llegada de inmigrantes: «Puertas abiertas para quienes lleguen con los permisos necesarios y con la intención manifiesta de trabajar. Billete de vuelta para quienes delinquen y crean inseguridad».
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