«Eso de que el PNV se ha convertido en un partido de izquierdas no se lo cree nadie»
Ramiro González | Diputado general de Álava ·
Acusa a EH Bildu de «volver a posiciones del pasado» e intentar «legitimar» a ETA y «reivindicar su trayectoria»Ramiro González (Burgos, 1962) lleva una década en el Palacio de la Provincia y, sin embargo, no ha tenido retrato oficial, obra del pintor alavés ... Carlos Marcote, hasta finales de 2024. Tampoco había concedido apenas entrevistas políticas, centrado en el día a día del territorio. Cruzado ya el ecuador de la legislatura y con las elecciones de 2027 en el horizonte, lo hace en esta charla y sin pelos en la lengua. Empezando por la polémica en la que él mismo decidió tomar partido este verano.
– ¿Mantiene que los carteles de apoyo a los presos de ETA se «toleran» en las fiestas vascas «para evitar la confrontación»?
– Fue una reflexión personal. Cuando murió Franco, la sociedad quiso mirar hacia el futuro y eso hizo que se preocupara poco de las víctimas del franquismo. Las dejó desamparadas. Tuvieron que pasar muchos años para que se empezara a buscar a los desaparecidos en las cunetas. Después, ha acabado otro intento de dictadura, la de ETA, que quería imponer su proyecto totalitario. Y corremos el riesgo de que tengan que pasar años para que reconozcamos suficientemente a las víctimas de ETA.
– ¿No se hace ahora?
– No era tanto una reflexión dirigida a las instituciones sino al conjunto de la sociedad.
– Sin embargo, la alcaldesa de Vitoria, del PSE, se sintió señalada. Le replicó que el Ayuntamiento ya retira «metros y metros de pancartas».
– Me sorprendió. Hubiera esperado una reflexión dirigida a quienes ponen esos carteles. Todo el mundo tiene derecho a reclamar la puesta en libertad de los presos. Lo que no considero legítimo es reivindicar la trayectoria personal o política de esos presos. Y lo que hemos vivido este verano es una verdadera campaña de la izquierda abertzale por legitimar, a través de la lucha contra Franco, la actuación posterior de ETA.
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– Entonces, ¿por qué el PNVno ha salido públicamente a respaldar las posiciones de Gogora y del PSE cuando advierten de que 'Txiki' y Otaegi no merecen homenajes institucionales?
– Como dijo el lehendakari Urkullu, no es una polémica que haya que alimentar. 'Txiki' y Otaegi son víctimas del franquismo, eso está fuera de toda duda. Pero lo que pretende la izquierda abertzale con esta cuestión es reivindicar la trayectoria de ETA. Su relato es que ETA nace en el franquismo y se prolonga en el posfranquismo, que para ellos es hasta hace cuatro días. Y ETA es una organización terrorista que contra quien ha luchado fundamentalmente es contra el pueblo vasco. Este verano era una ocasión magnífica para reivindicar otra figura, la de Korta, una persona que sí se enfrentó de forma clara a la violencia y trabajó para construir Euskadi.
– ¿A Euskadi le falta trecho aún para ser una sociedad sana?
– A la izquierda abertzale le falta un recorrido muy largo. Hace tiempo que ha paralizado su progreso en materia ética.
– ¿Quizás no lo necesita?
– Puede ser. Siento una profunda decepción. Era de esperar que el recorrido necesitase su tiempo, pero que fuera de continuo avance. Y no sólo no hay avance sino que están volviendo a posiciones del pasado con la reivindicación del papel de la violencia durante los últimos años.
– Si todo esto es así, ¿por qué EH Bildu no da síntomas de desgaste y sigue amenazando seriamente la hegemonía del PNV?
– Porque la sociedad quiere mirar al futuro y convivir. En el final del franquismo la gente quería olvidar el sufrimiento de décadas.Ahora estamos en un momento parecido.
– ¿Hay un problema en Euskadi de rechazo, o incluso odio, a las fuerzas de seguridad?
– Hay un problema no solo en Euskadi, sino en el conjunto de la sociedad, de falta de respeto a la autoridad. Y también un intento de establecer una Policía buena y otra no tan buena. Ocurre habitualmente con la izquierda abertzale: la Policía que está bajo sus órdenes es buena; la Ertzaintza, no. Lo hemos visto también con los toros o los proyectos energéticos: donde gobiernan ellos está bien; para el resto, no.
– ¿Hace autocrítica?
– La posición del PNV es absolutamente clara y la prueba es que el consejero Bingen Zupiria se está convirtiendo en una especie de bestia negra para la izquierda abertzale, como ha ocurrido históricamente con los consejeros de Interior.
– Decía Javier de Andrés esta semana que en Euskadi «parece que o eres de izquierdas o no eres vasco». ¿Se siente aludido?
– Tiene su lógica la frase porque el PP se ha ido tanto a la derecha que todo le parece izquierda. El PP en Euskadi ha asumido como propia la agenda de Vox.
– En las encuestas la sociedad vasca se autopercibe como escorada a la izquierda. ¿Eso ha podido condicionar al PNV?
– Más allá de esas puntuaciones del 1 al 10, la sociedad vasca es una sociedad centrada y preocupada por el crecimiento económico y al mismo tiempo por que todo el conjunto de la sociedad pueda tener una vida digna. Y ahí es donde se coloca el PNV.
– ¿El apoyo sostenido e incondicional a Pedro Sánchez y el riesgo de acabar diluido en una mayoría identificada con la izquierda les ha pasado factura?
– Hay que contextualizar los resultados electorales del PNV: en Álava tuvimos en 2019 el mejor resultado de la historia; en 2023 retrocedimos y tuvimos el segundo mejor resultado histórico.
– No me ha respondido.
– La sociedad vasca tiene claro que no hay que permitir un Gobierno PP-Vox y ahora mismo no hay alternativa a Sánchez. Los resultados del PNV son buenos y nuestro electorado, sólido. ¿Qué es lo que ocurre? Una redistribución del escenario político con un fortalecimiento de EHBildu a costa de las izquierdas. Vivimos cada vez más un bipartidismo imperfecto: en el futuro quienes pueden tener motivos para preocuparse son las fuerzas de izquierda que es donde EHBildu puede seguir creciendo.
– En Vitoria, el PNV fue cuarto.
– Las elecciones municipales son las menos políticas y en las que menos se vota a la sigla. El PNV ha frenado el descenso y está en disposición de recuperar al electorado que se fue a la abstención.
– ¿Por haber girado a la derecha?
– Porque estamos demostrando que nos preocupan los problemas reales de la ciudadanía. Identificar esos problemas y afrontarlos es la clave para la recuperación y para frenar a los populismos.
– Ahora que la relación con el PP está en horas bajas, ¿han perdido esa capacidad de pactar con todos de la que se jactaban?
– En Álava alcanzamos un acuerdo presupuestario con EHBildu, otro sobre medidas tributarias con el PP y pactamos la revisión fiscal con Elkarrekin. Es una demostración de la capacidad de acuerdo de las instituciones lideradas por el PNV.
– ¿Tuvo la sensación de que ese pacto con Podemos se lo impusieron desde Sabin Etxea?
– No, en ese acuerdo participamos las Diputaciones. Es verdad que hemos tenido que hacer un esfuerzo importante para explicarlo. Hace poco nos reunimos con empresarios y creo que han entendido las ventajas de la revisión tributaria.
– Usted se había abierto a pactar con todos, incluido el PP. ¿Tuvo la sensación de que el PSE le marcaba el paso?
– Yo lo que mantuve es que había que negociar con el PP siempre que sus propuestas fueran negociables. Pero ellos mismos se borraron poniéndolo muy difícil. El PP quería utilizar la fiscalidad como elemento de confrontación con el PNV, trasladando esa idea de que el PNV se ha convertido en un partido de izquierdas. Eso no se lo cree nadie. Absolutamente nadie. De hecho esta revisión tributaria supone menos recaudación, una disminución de la presión fiscal. El PP perdió la oportunidad de ser un partido útil para la clase media.
– ¿La coalición con el PSE tiene futuro más allá de 2027?
– Si pensamos en defender una gestión que mejore la calidad de vida de la gente, tiene futuro. Eso no quiere decir que no haya tensiones pero hemos demostrado que somos capaces de solucionarlas.
Discursos «buenistas»
– ¿Al PNV no le ha quedado más remedio que endurecer su discurso en materia migratoria para no perder la calle?
– El PNV lo que hace es hablar de una cuestión que forma parte del debate político y que hay que afrontar. Tenemos una política clara. Hay que abandonar los discursos absolutamente buenistas y no realistas de la izquierda radical que dice que aquí cabe todo el mundo de cualquier manera, y también los de la derecha radical que dice que hay que expulsar a los inmigrantes. Cuando yo me reúno con los empresarios, lo primero que me piden es mano de obra.
– Desde la llegada de Aitor Esteban se ha puesto el énfasis en que «a Euskadi se viene a trabajar». ¿Se les habían vuelto en contra las políticas sociales avanzadas de las instituciones vascas?
– No hemos hecho esa reflexión. Creemos en las políticas sociales que se han puesto en marcha en los últimos años pero también en que la integración se lleva a cabo a través del trabajo. De las 260.000 personas que van a abandonar el mercado laboral sólo tenemos capacidad propia para cubrir 60.000. Es necesario que Euskadi atraiga mano de obra cualificada y sin cualificar y trabajar en origen una inmigración que dé una calidad de vida digna a las personas que vengan.
– ¿Tiene razón la delegada del Gobierno cuando dice que con el centro de refugiados de Arana se habrían evitado crisis como la de los refugiados de Mali?
– Soy de Arana, conozco el barrio y este es un ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas. El Gobierno español, que tanto habla de cogobernanza, no ha contado con las instituciones locales ni autonómicas. Sólo han tenido en cuenta que había un edificio vacío. Cuanto más grande es el centro más problemas hay.
– Álava, con 92 menores no acompañados acogidos, está por debajo de su capacidad ordinaria, 109. ¿Podrían acoger más?
– Esa cifra fluctúa. El cálculo se hace a nivel autonómico y Euskadi en su conjunto está por encima de la cifra que le correspondería. Cuando hablamos de acoger menores, hablamos de hacerlo con dignidad. Euskadi en su conjunto supera el ratio, pero si vienen más menores, habrá que atenderlos. Lo que no se puede es dejar de atenderlos.
– ¿Le preocupa que este debate se mezcle con el de la seguridad?
– Esa es la política de la extrema derecha en toda Europa. Tenemos que afrontar el problema de la seguridad con independencia del origen de las personas que delinquen. No hay Estado de Bienestar sin seguridad.
– Más allá de foros como el del lehendakari, ¿tienen propuestas?
– Yo he hecho dos: endurecer las penas para los multirreincidentes y modificar el tratamiento penal de la exhibición de armas blancas.El que sale de casa con una navaja es posible que la utilice.
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