El equipo del consejero Azpiazu, reunido ayer con la delegación de Vox, integrada por Amaia Martínez y Nicolás Gutiérrez. e.c.

Las peticiones ajenas al Presupuesto alejan aún más a Gobierno y oposición

Podemos apela a la «responsabilidad» de todos para lograr un acuerdo pero critica la «dejadez» de Urkullu

Martes, 12 de enero 2021, 01:31

Al lehendakari Urkullu se le complica por momentos sumar nuevos apoyos a los Presupuestos vascos para 2021, que en todo caso tienen garantizada su ... aprobación gracias a la mayoría absoluta de la que goza el Gabinete PNV-PSE.

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Al más que descontado rechazo de Vox a las Cuentas, que se formalizó ayer al dar por concluidas ambas partes las conversaciones tras una única reunión, podrían sumarse el del grupo de PP+Cs, que se citará hoy con el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, y el de EH Bildu, que acudió el pasado viernes a la ronda y a quien Sabin Etxea descarta ya como potencial aliado. «Están en otra dinámica. Tienen tomada con anterioridad la decisión política de no llegar a acuerdos con nosotros. Se les hace más sencillo acordar con cualquiera antes que con el PNV», zanjó Itxaso Atutxa en ETB.

La cita que centrará, por lo tanto, todas las miradas será la de mañana con Podemos, la única sigla que parece contar con opciones, aunque mínimas, de acabar apoyando el proyecto. Máxime después de que su líder, Pilar Garrido, apelara ayer a la «responsabillidad» de Gobierno «y oposición» para lograr «un mínimo de consenso en esta grave situación de pandemia».

No obstante, pese a las buenas palabras, ni el Ejecutivo ni la formación morada ni el resto de actores políticos vaticinan hoy por hoy un acuerdo más allá de las fuerzas que sustentan a Urkullu, un pacto que debería cocinarse además a fuego más bien vivo dado que el día 18 expira el plazo para presentar enmiendas de totalidad. Sin embargo, las peticiones extrapresupuestarias amenazan con ahondar aún más la sima entre el Gabinete PNV-PSE y sus potenciales aliados.

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El PNV cree que Bildu tiene tomada «con anterioridad» la decisión «política» de no acordar

Por un lado, porque la oposición no piensa renunciar a poner sobre la mesa exigencias de relumbrón que les proporcionen notoriedad -como la reforma fiscal, la renuncia a las prospecciones de gas o el reparto de los fondos europeos- y, por otro, porque el Gobierno, con la luz verde al Presupuesto asegurada, no está por la labor de abrir la mano más allá de partidas que podrían rozar lo simbólico.

Aplicar el «rodillo»

De hecho, el crédito reservado para futuras enmiendas incorporadas durante el trámite en comisión, apenas 4 millones, es muy inferior al provisto en ocasiones anteriores. Y el equipo de Azpiazu no esconde su intención de velar para que la oposición no trate de dar la vuelta al Presupuesto. «Nos dijeron literalmente que no iban a aceptar propuestas radicales», lamentan en EH Bildu.

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De hecho, el Gobierno insiste en que todo dependerá de las exigencias que se pongan sobre la mesa. «Si nos piden cosas estratosféricas será porque han decidido de antemano rechazar el Presupuesto. En cambio, si plantean exigencias razonables será la prueba de que existe una voluntad real de acordar», apuntan en Ajuria Enea, donde en todo caso ya ponen la venda antes de la herida. «Cualquier acuerdo presupuestario en estas circunstancias es muy complicado. Lo normal es que nos digan que 'no'», admiten.

Quizá por eso, Podemos puso ayer el énfasis en construir un discurso en positivo, y ni siquiera mencionó eventuales subidas de impuestos o polémicas medioambientales. Pilar Garrido insistió en la «disposición sincera» de su formación al acuerdo, pero también quiso curarse en salud ante el más que plausible fracaso de las conversaciones. Criticó, de hecho, la «dejadez» del Gobieno vasco al plantear la cita de mañana como un «mero trámite» y su voluntad de seguir «aplicando el rodillo».

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Azpiazu y Vox celebran una única reunión tras constatar su negativa

La cita con Vox arrojó pocas o ninguna sorpresa. Ambas partes constataron sus posiciones «antagónicas» y dieron por zanjadas sus conversaciones a las primeras de cambio. Que el encuentro no iba a pasar del mero formalismo era algo que se sabía, y lo cierto es que la reunión de Azpiazu, que posó con todo su equipo para diluir el impacto de una imagen incómoda, y la delegación de Vox duró apenas 40 minutos. Por comparar, el encuentro con EH Bildu, sin contenido real, duró 60. Los representantes de Vox expresaron su disconformidad con el endeudamiento y señalaron especialmente al grupo EiTB y sus cuatro canales, las «duplicidades» y el «excesivo» gasto en altos cargos y asesores. El Gobierno certificó la «lejanía» con un grupo que critica «la imposición del euskera» y el sesgo «ideológico» de las Cuentas.

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