La película sin público de las transferencias
Cuando suena en el espacio público el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika nadie se conmueve. Tantos años de incumplimiento es lo que tiene. No ... hay ambiente ni de agradecimiento ni de queja. La semana de las transferencias pasará sin pena ni gloria porque la opinión pública está pendiente de otra película. La reclamación de mayor autogobierno no ha aumentado durante la pandemia. En diciembre de 2019, unos meses antes de la declaración del estado de alarma, había un 51% de ciudadanos y ciudadanas vascas que reclamaban un incremento del poder autonómico. Un año después y con la pandemia marcando la agenda cotidiana de nuestras vidas, ese porcentaje bajó a un 46%. Si antes de la pandemia, la relación con el Estado español suponía uno de los tres principales problemas a resolver por el Gobierno vasco para el 8% de la población, actualmente son la mitad. Datos del Deustobarómetro.
En cambio, no se puede decir que la discusión sobre el autogobierno haya desaparecido del debate político en Euskadi durante la pandemia. El lehendakari y el PNV han manifestado de forma cíclica e intermitente, en su agenda comunicativa durante la pandemia, su deseo de incrementar el autogobierno en Euskadi para poder tomar las medidas necesarias para luchar eficazmente contra la covid. Han colocado llamativos titulares para que reflexionemos sobre su limitado poder de maniobra. El mensaje sería que con más instrumentos de autogobierno se podría cuidar mejor a la sociedad vasca.
La ciudadanía, tampoco en este punto particular, ha echado en falta más decisiones tomadas en el ámbito autonómico. Cuando se le pregunta a la ciudadanía quien debería tener la competencia principal para luchar contra la pandemia, el 14% responde que el Gobierno vasco, el 18% el Ejecutivo español y el 58% ambos. La cogobernanza igualitaria sería el referente ideal para la mayoría de los vascos. Algo que coincide con la parecida valoración que reciben los gobiernos de Sanchez (4,2) y Urkullu (4,9) por la eficacia de sus medidas para contener la pandemia.
La centralidad permanente en esta lucha podría explicar que muchos temas hayan quedado desenfocados a ojos de la ciudadanía que tiene otras urgencias que atender. La transferencia de competencias como la gestión penitenciaria que en otra época estarían en el centro del debate político se materializará ante la indiferencia ciudadana. Los ultimátums que han teatralizado esta semana los líderes de los dos partidos del Gobierno vasco, cada uno en sentido inverso, han sonado a frases de otro tiempo. Como cuando Fernando Fernán Gómez seguía gritando como un actor de teatro sin ser consciente de la llegada del cine en su película de Viaje a Ninguna Parte.
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