Todos los partidos, excepto Podemos, condenan el ataque a la tienda de Abascal

El Gobierno vasco y los principales partidos del territorio, excepto Podemos, condenaron ayer el ataque sufrido por el comercio que la familia de Santiago Abascal regenta en Amurrio, la localidad natal del presidente de Vox. El escaparate de la tienda, que ya sufrió numerosos sabotajes cuando Abascal y su padre formaban parte del PP, fue apedreado y pintado por radicales la noche del sábado. El acto fue censurado por el grupo municipal de EH Bildu, que calificó como «inadmisible» lo ocurrido a «una familia del municipio», pero no por el Ejecutivo central: ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias hicieron alusión alguna a lo ocurrido durante todo el domingo.

El suceso fue denunciado por el propio Abascal a través de su cuenta de Twitter el mismo sábado. Calificó como «ratas encapuchadas» a los desconocidos que atacaron la tienda que puso en marcha su padre hace más de 30 años y que actualmente gestionan su madre y su hermana. El comercio fue incendiado en 1999 por radicales, y desde entonces los cristales del escaparate están blindados. 'Ea hau gustoko duzun, faxista' ('A ver si te gusta esto, fascista'), dice la pintada realizada.

El incidente se suma a los ataques registrados en sedes de partidos vascos durante los últimos días. El viernes sufrieron sabotajes locales de PNV, PSE y Podemos en Vitoria, y el sábado otro inmueble de los socialistas en Tolosa. El 'modus operandi' ha sido siempre el mismo: todos los escaparates aparecieron pintados de rojo con alusiones a una «dictadura burguesa».

El ataque a la familia de Abascal supone ir un paso más allá porque ataca la esfera privada de un líder político. La situación es idéntica a la que sufrió el pasado verano la vicelehendakari y secretaria general del PSE, Idoia Mendia, cuando varios desconocidos arrojaron pintura roja y pasquines amenazantes al portal de su vivienda en Bilbao.

La propia vicelehendakari condenó ayer el ataque al negocio del líder de Vox en nombre de su partido y del Gobierno vasco. Mendia aseguró que se trata de «una muestra de intolerancia» y lamentó que «la pluralidad de ideas que preserva la democracia molesta a los que son incapaces de respetar sus reglas elementales». El PNV también mostró su «solidaridad» con Abascal, aunque lo hizo a través de sus representantes en el Valle de Ayala, la comarca en la que se sitúa Amurrio.

A lo largo de la jornada de ayer también expresaron su apoyo a Santiago Abascal y a su familia el presidente del PP, Pablo Casado, y el de la filial vasca, Carlos Iturgaiz. El primero hizo una «rotunda condena» y reclamó que los autores del ataque sean identificados. La Ertzaintza mantiene la investigación abierta, aunque por el momento no ha habido avances. «Todos conocemos en esta tierra a esas alimañas fundamentalistas fanáticas y encapuchadas, de dónde provienen y quiénes son», añadió Iturgaiz a través de Twitter. Esa misma red social fue la que utilizaron Inés Arrimadas, presidenta de Cs, y EH Bildu de Amurrio para posicionarse contra el ataque.

Pese a la condena casi unánime, Vox prefirió acordarse de los que no expresaron su solidaridad. El portavoz adjunto de la formación de extrema derecha en el Congreso, Ignacio Garriga, acusó a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de «fomentar el odio al disidente» y «señalar» para que «sus cachorros actúen». El propio Abascal agradeció a media tarde «las muestras de solidaridad», pero con matices. «Distingo entre las sinceras y las de postureo, realizadas por los que han contribuido a la demonización de mi familia».

Durante el fin de semana también se ha registrado un ataque contra la presidenta de Navarra, María Chivite. El PSN y el PSOE condenaron ayer la aparición de pintadas amenazantes en la calle en la que reside la madre de Chivite en Cintruénigo, localidad natal de la presidenta.

Se trata de dos pintadas en contra de las medidas restrictivas aplicadas en la comunidad foral para intentar atajar el impacto de la Covid-19. La primera aparición hace un mes y decía «Abrir los putos cuartos, primer aviso», en referencia a que el Gobierno ha prohibido la apertura de txokos y lonjas juveniles. Fue borrada y el sábado apareció una segunda: «María, segundo aviso», señalaba en alusión a la presidenta. A través de su perfil de Twitter el PSOE condenó lo ocurrido y calificó como «vergonzosas» las pintadas. «Las amenazas, el odio y la intolerancia deben ser desterrados».