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Cuando el Parlamento vasco se reunió por primera vez el 31 de marzo de 1980, «todo estaba por hacer». Por no tener no tenía ni ... sede. Su constitución tuvo lugar en la Casa de Juntas de Gernika, pero ya se sabía que aquélla no sería su ubicación definitiva. «Estábamos pensando dónde nos podíamos sentar al día siguiente», recuerda su primera vicepresidenta, Inmaculada Boneta. La incipiente Cámara pasó después por el Palacio de la Diputación de Bizkaia y por las Juntas Generales de Álava hasta llegar a su emplazamiento actual, el antiguo instituto Ramiro de Maeztu de Vitoria.
Este lunes, el día en que se conmemora el 45 aniversario del pleno en que se formó el Legislativo, un acto en Gernika marcado por el simbolismo ha querido servir como homenaje a sus precursores. 60 hombres y mujeres que fueron escogidos en las primeras elecciones autonómicas y que sentaron las bases de la Euskadi de hoy en día. «Funcionábamos como camaradería porque no teníamos ninguna experiencia parlamentaria», ha rememorado Boneta, quien ha tomado la palabra como máxima representante viva de aquella legislatura, en la que el presidente era el difunto Juan José Pujana.
El acto institucional ha reunido a una nutrida representación política del pasado y del presente. Han estado los expresidentes Jesús Eguiguren, Juan Mari Atutxa e Izaskun Bilbao, así como la actual, Bakartxo Tejeria; y los exlehendakaris Carlos Garaikoetxea, Patxi López e Iñigo Urkullu, así como Imanol Pradales y todos sus consejeros. Se han ausentado de la cita, en cambio, Arantza Quiroga y Juan José Ibarretxe. También han acudido los principales líderes de los partidos, como Aitor Esteban (PNV), Arnaldo Otegi (EH Bildu) y Eneko Andueza (PSE-EE.)
La Mesa del actual Parlamento ha concedido sendas medallas a los integrantes que formaron la Cámara en esa primera legislatura, un total de 81. Una treintena de ellos las han recogido en persona, pero en el resto de casos se han entregado a familiares o amigos, bien por no haber podido asistir o bien por haber fallecido. Entre los que sí han acudido, estaban históricos dirigentes como Iñaki Anasagasti, Roberto Lertxundi e Iñaki Ruiz de Pinedo, aunque sin duda el más aplaudido ha sido el exlehendakari Garaikoetxea, quien ha recibido el galardón ayudado por Pradales dados los problemas de movilidad a sus 86 años.
En la intervención principal, Boneta ha querido traer a colación las palabras que aquel 31 de marzo de 1980 pronunció Jesús María Leizaola, presidente de la Mesa de dad y símbolo en Euskadi del paso de la dictadura a la democracia. Dijo que quienes ocuparan los escaños no deberían olvidar que, «como representantes del pueblo, deben legarle prosperidad y no conducirles a la barbarie, sino a la paz; no a la servidumbre, sino a la libertad». Boneta ha transmitido este mensaje a los actuales políticos, a quienes también ha pedido que «huyan del populismo y la intolerancia» y que «respeten a los adversarios, que no son enemigos».
Tejeria, por su parte, ha mostrado su agradecimiento a «la disposición y el trabajo» de los primeros parlamentarios: «Gracias por el esfuerzo que hicisteis, porque acertasteis en tomar las decisiones fundamentales que nos han traído hasta aquí». La presidenta del Parlamento vasco ha hablado en nombre de la institución para «renovar su compromiso» con la sociedad en los mismos términos en los que se constituyó hace 45 años, una etapa histórica en la que, según ha reivindicado, «este país ha vivido un gran avance».
El evento, en el que se han emitido varios vídeos recordando la historia de la Cámara, ha finalizado con la interpretación de tres temas por parte de Mikel Urdangarin y posteriormente varios dirigentes políticos han querido aprovechar la cita para manifestarse. El líder parlamentario de EH Bildu, Pello Otxandiano, ha ensalzado el «proceso de institucionalización» desde 1980 –HB dio la espalda a la constitución del Parlamento– y ha apelado a «dar un salto político» con la consecución de «un nuevo estatus jurídico y político». Por su parte, la portavoz parlamentaria del PP, Laura Garrido, ha apuntado la existencia de «cosas pendientes», pero ha dicho que la sociedad vasca «puede estar satisfecha de sus instituciones».
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