El Parlamento avala el pacto educativo a la espera de definir en la ley el modelo lingüístico
PNV, EH Bildu, PSE y Podemos aprueban las bases de la futura norma, que se presentará en octubre y guiará la educación vasca durante 30 años
Fin del proceso... por ahora. El pacto para la reforma educativa en el que el Parlamento vasco lleva medio año trabajando fue cerrado definitivamente ayer. ... Hace dos semanas recibió el visto bueno de la comisión correspondiente, pero faltaba el solemne aval del pleno, donde se volvió a ratificar el acuerdo alcanzado por PNV, EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos-IU. La Cámara autonómica, poco dada a las alharacas o a los guiños de complicidad entre partidos, mostró ayer una faceta inusual. La inédita entente política fue considerada como «histórica» y hasta se escucharon aplausos. Ahora toca pasar de las musas al teatro, traducir en ley un acuerdo político de máximos en el que existen diferentes interpretaciones en lo referido, sobre todo, al modelo lingüístico.
Vista la composición del tablero político vasco hay quien duda incluso de que se vuelva a alcanzar un pacto de semejante calibre a medio plazo en la Cámara autonómica. Durante los últimos años los grupos habían fracasado sistemáticamente en todos los intentos en torno a materias sensibles. Para muestra, la reforma del Estatuto y la ponencia de Memoria
Ayer fue diferente. No solo porque el 90% de los diputados votaron a favor de la reforma educativa, también porque solo la representante de Vox se desentendió de la futura ley. PP+Cs expresó su profunda discrepancia con el texto acordado y no parece factible que firme en un mismo documento con la izquierda abertzale, pero tendió la mano a «colaborar» cuando el debate parlamentario se retome.
Porque se retomará. Las bases de la reforma educativa han sido enviadas ya al Gobierno vasco y el consejero de Educación ha confirmado que el anteproyecto de ley verá la luz y será devuelto al Parlamento para su tramitación ordinaria el próximo octubre. Quedan seis meses en los que el equipo de Jokin Bildarratz tiene ahora la complicada tarea de trasponer las bases aprobadas por los grupos a un texto articulado que debe regir los destinos del sistema educativo los próximos 30 años. Ese es el tiempo que lleva en vigor la 'ley Buesa', el marco vigente.
Protesta sindical
Especialmente complicado va a tener Bildarratz articular el asunto lingüístico y encajar las diferentes decisiones suscritas. A mediados del mes pasado, sobre la bocina, los grupos alumbraron el pacto educativo gracias a un acuerdo salomónico. Como el papel lo aguanta todo, decidieron que es factible compatibilizar la apuesta de PNV y EH Bildu por fijar el euskera como eje prioritario del sistema educativo con la del PSE, que reclama que el nuevo modelo incluya tres lenguas vehiculares. El plan es que el alumnado acabe la Secundaria con nivel B2 en euskera y castellano, y eso se puede interpretar al gusto. Se comprobó ayer.
LAS CLAVES DEL PACTO
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Plurilingüismo Se apuesta por un proyecto plurilingüe con el euskera como eje. El objetivo será que al final de la ESO los estudiantes acrediten un nivel B2 en euskera y castellano.
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Concertada gratuita Se decreta la «gratuidad real» de la concertada y el fin de las cuotas encubiertas. Será un requisito para acceder a la financiación pública.
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Laicos y sin segregación Los centros y todo el sistema educativo pasa a ser «laico». Las horas de Religión se minimizan y se prohibe la segregación por sexos o «por motivos socioeconómicos o de otra naturaleza».
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Baremos de matriculación Se dará « mayor peso» a las rentas bajas y a la cercanía, y se eliminará el «punto dinástico» o discrecional. Se crea un procedimiento único de admisión por zonas.
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Doce años de margen Es el plazo que otorga a los centros para el «despliegue» de la reforma.
El líder socialista Eneko Andueza aplaudió que la reforma abra la puerta a un sistema «trilingüe», y advirtió de que «apostar por un modelo único es estar alejado de la realidad sociolingüística». El mensaje era para EH Bildu, que cree que las bases significan «un salto en la euskaldunización» que «deja más cerca la inmersión lingüística». Lo dijo el parlamentario Ikoitz Arrese pese a que hace apenas dos semanas, el director de Programa de la coalición, Pello Otxandiano, asegurara que el nuevo marco supusiera «renunciar» justamente a eso.
La reforma educativa también refuerza el papel de la escuela pública y los controles de calidad, muy discutidos los últimos años y especialmente desde que hace unos meses trascendiera que el último examen de aptitudes dejara al alumnado vasco con sus peores resultados en una década. Anticipa además problemas para un buen número de centros concertados, especialmente los religiosos, que ahora mismo asumen a la mitad de los estudiantes de Primaria y Secundaria.
Podemos proclamó «el fin de la concertación universal» ya que la futura ley otorga a los centros un plazo de doce años para ejecutar una profunda renovación: todos los colegios e ikastolas deberán ser gratuitos, laicos y tendrán que poner en marcha medidas «reales» contra la segregación por sexos y niveles si quieren seguir obteniendo financiación pública.
Bildarratz garantizó que el Gobierno será «leal» a la hora de convertir las bases en un texto legal, y puso en valor la unidad política que avala a la reforma. Fuera del Parlamento varias agrupaciones en defensa de la escuela pública y el sindicato Steilas se manifestaron para denunciar que el acuerdo no refuerza los centros públicos ni la euskaldunización.
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