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Un día después de que EH Bildu diera el portazo definitivo a pactar la reforma fiscal con PNV y PSE-EE, el coordinador general de ... la coalición, Arnaldo Otegi, ha calificado el documento como un «maquillaje» que «favorece los intereses de las élites». Otegi ha centrado sus críticas en una formación jeltzale «que ha votado junto al PP y Vox suprimir el impuesto a las energéticas». Una situación que considera que «no es un buen inicio» para abordar el debate tributario.
Esta negativa de la formación soberanista aboca a PNV y PSE-EE a pactar la reforma fiscal con el PP en Álava y en Gipuzkoa (en las Juntas Generales de Bizkaia tienen mayoría absoluta). En opinión de Otegi, el acuerdo alcanzado entre ambos partidos –que se cerró en octubre tras más de un año de negociaciones– «garantiza los privilegios fiscales de las élites del país».
Otegi ha realizado estas declaraciones en la inauguración de su nueva sede en Vitoria, municipio en el que EH Bildu llegó la semana pasada a un acuerdo presupuestario con el Gobierno de la socialista Maider Etxebarria. Con la formación soberanista inmersa en plena estrategia de acuerdos, su coordinador general ha recordado el pacto alcanzado en la Diputación alavesa con PNV y PSE-EE para sacar adelante las Cuentas. A su parecer, este texto «es un ejercicio muy responsable» que sí que beneficia «a la mayoría trabajadora del país».
En lo que ha querido centrar el debate, en definitiva, es en la disyuntiva «entre dos modelos». En un lado –dice Otegi– están Ayuso y la Comunidad de Madrid (el lugar al que considera que se acercan PNV y PSE-EE con esta reforma). En el otro, en cambio, «los países más avanzados de Europa, por los que hacemos una apuesta». «EH Bildu, con la misma responsabilidad que hace acuerdos, no desdramatiza los desacuerdos y dice claramente que no estaremos en un acuerdo de maquillaje fiscal que privilegia a las élites de este país», ha zanjado.
Con el rechazo de EH Bildu al texto, el escenario que se abre ahora presenta varias opciones. La primera, que PNV y PSE traten de atraer al PP como sucedió en 2017. Los populares llevan tiempo demostrando que quieren ser relevantes en Euskadi. El último ejemplo se vivió a finales del año pasado, cuando apoyaron los Presupuestos de Gipuzkoa y un paquete de medidas tributarias en Álava. El propio Javier de Andrés, en una entrevista en EL CORREO, recalcaba a mediados de diciembre que si las medidas incluidas en la reforma apuestan «por detraer menos dinero de las familias vascas y si hay una bajada de impuestos, estaremos en disposición de llegar a acuerdos».
El problema es que desde entonces las relaciones entre el PNV y el PP han entrado en barrena. La tormenta alrededor del palacete de París ha elevado la tensión al máximo con un cruce de descalificaciones en el que se han utilizado términos como «miserable», «asqueroso», «aprovechateguis», «torpe» y «sinvergüenza», entre otros. Cualquier acercamiento sobre fiscalidad en Euskadi tendría que pasar por encima de ese barro y PNV y PP estarían obligados a hacer de la necesidad virtud.
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