Ortuzar rechaza una «abstención táctica» para salvar la reforma laboral de Sánchez
La negociación abre otra grieta en el Gobierno: mientras el PSOE busca el apoyo de «todos», Podemos recela de sacar el decreto con Cs
Vuelve el 'no es no' a la política española. El PNV hizo ayer uno de manual y por boca además de su presidente, Andoni Ortuzar, ... que hasta ahora había guardado silencio sobre la cada vez más enconada negociación parlamentaria de la reforma laboral. Habían sido otros cargos del partido los encargados de dejar claro que los jeltzales rechazarán el decreto que se someta a votación en el Congreso si no incluye la prevalencia de los convenios autonómicos. Pero ayer el líder del EBB lo pasó a limpio: si el texto que se someta a convalidación el 3 de febrero no garantiza el blindaje del marco vasco de relaciones laborales «el voto del PNV va a ser no». «Y no va a haber abstenciones tácticas ni un dejar pasar, va a ser no», remachó.
Este último mensaje era un claro recado, sobre todo, al PSOE, que insiste en trasladar a los grupos la responsabilidad de dar luz verde a la reforma laboral tal como se ha pactado con patronal y sindicatos, sin tocar una sola coma. De hecho, fuentes socialistas creen que aún hay margen para que el PNV «como mínimo» se abstenga en la votación, pese a la claridad de las palabras de Ortuzar en Radio Euskadi.
Cree que las «presiones políticas» a la patronal impiden pactar el decreto con los nacionalistas
En Sabin Etxea, en cambio, ven cada vez más factible que el Gobierno saque adelante el decreto con el apoyo de Ciudadanos y otros grupos minoritarios -que podrían sumar hasta 176 'síes'-, convencidos de que, aunque Sánchez no tiene preferencias sobre los grupos en los que apoyarse, sí ha «elegido» entre la CEOE y sus socios. «Obviamente, ha elegido a la patronal», abundan.
Aun así, el PNV no pierde la esperanza de que, aunque el Gobierno no abra el proyecto a enmiendas, sí pueda presentar «otro decreto, y lo sacamos adelante». Según Ortuzar, cuando plantearon su «única condición», que «ya estuvo en vigor un tiempo y no pasó nada, ni se rompió el mercado laboral ni se rompió España», el Gobierno y los sindicatos «lo entendían». Sin embargo, añadió, las «presiones políticas» que reciben los empresarios están complicando el acuerdo con las fuerzas nacionalistas.
«Desconcertante»
En realidad, Sánchez no quiere por nada del mundo que la organización que lidera Antonio Garamendi se levante de la mesa porque eso supondría contrariar a Bruselas, que ha sido clara al reclamar que la reforma cuente con el consenso de todos los agentes sociales. Los fondos europeos están en juego y las futuras reformas, como la subida del SMI, también. De ahí que, aunque el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, dio «prioridad» negociadora ayer a los socios de la investidura, la 'número dos' del PSOE, Adriana Lastra, dejó claro después que los socialistas buscan el apoyo de «todos» los grupos porque lo importante es «preservar y respetar» el acuerdo alcanzado. Incluso, consideró «desconcertante» e «inexplicable» que Cs o cualquier otro grupo votara en contra.
No quiere contrariar ni a la CEOE ni a Bruselas y deja claro que la prioridad es «preservar» el acuerdo
Pero la elección de compañeros de viaje amenaza con abrir otra grieta en el Gobierno de coalición, en el que Yolanda Díaz presiona contra viento y marea para evitar que la reforma se apruebe de la mano de los naranjas. La ministra de Trabajo teme que pierda lustre como bandera de su incipiente proyecto político si sale adelante con el 'sí' de los liberales. De ahí que, tanto su 'número dos en el Ministerio como el grupo de Unidas Podemos alejaran ayer esta posibilidad. «Es un error y una trampa. Romper el bloque de investidura no lleva a ninguna parte», advirtieron.
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