Una oportunidad para la moderación y la firmeza
Europa estaba amenazada por los populismos de extrema derecha que persiguen destrozar nuestra democracia de derechos y convivencia. Por suerte, la guerra que Putin ha ... iniciado contra Ucrania nos muestra que estas fuerzas destructivas no están en los gobiernos de las principales democracias europeas. Polonia y Hungría siguen siendo la excepción. La moderación y la firmeza con la que está actuando Europa nos debería hacer sentir orgullosos de una identidad europea que está respondiendo con valores, compromisos y ayuda militar a la agresión unilateral de Rusia y que no duda de qué lado está.
Nuestros admirados países nórdicos, Finlandia, Suecia o Dinamarca, han incrementado su compromiso con Europa con la idea de avanzar hacia una política exterior común. Putin está consiguiendo una cohesión impensable hace solo unos meses en las democracias europeas y, para su disgusto, alrededor de una idea de democracia en la que no caben esos partidos de extrema derecha que el presidente ruso ayudó a financiar para desestabilizar nuestras democracias representativas imperfectas. Imperfectas, pero democracias.
En este marco de moderación y firmeza está el apoyo de los gobiernos europeos, incluido el español, al envío de armas a Ucrania. Una decisión también impensable hace solo unas semanas y que da muestra del compromiso real en la defensa no solo del pueblo ucraniano sino también de unos valores compartidos que son los que construyen el apoyo popular que están recibiendo todos los gobiernos europeos por su defensa de la democracia y los derechos humanos ante la guerra que ha iniciado Rusia.
Cuando la polarización parecía el marco insoportable que caracterizaba la política española, de repente aparecen en el horizonte síntomas de apaciguamiento. Desde Pedro Sánchez a la líder mejor valorada en el espacio a la izquierda del PSOE, Yolanda Díaz, pasando por el nuevo líder del partido conservador, Alberto Núñez Feijóo, se abre un espacio en el que Vox se puede quedar arrinconado por una guerra que visibiliza cuáles eran sus aliados. Podemos, con un apoyo popular menguante, se ha salido del consenso legítimamente, pero con una torpeza incomprensible.
Iñigo Urkullu ha leído bien el nuevo escenario que puede estar dibujándose en la política española para introducir su disponibilidad para los grandes pactos de Estado. En época de guerra, como la que vivimos, estos pactos son más necesarios que nunca. La pandemia consiguió que Europa activara una inesperada política común para el reparto y suministro de vacunas. Casado se dejó arrastrar por Vox aprovechando la pandemia para desgastar a Sánchez. Ojalá el nuevo líder de la oposición represente esa moderación y firmeza que están demostrando los principales partidos europeos cuya actitud ante esta guerra está a la altura de sus ciudadanos.
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