Ni Nicolás ni Nicolasa
Es fuerte la tentación de contemplar la comparecencia de Leire Díez y la aparición estelar de Aldama como un chusco teatrillo de guiñoles pero la tramoya no se sostiene
Vaya por delante una confesión. En caliente, al poco de contemplar no sin estupefacción el circo que se ha montado esta mañana en un Novotel ... de Madrid, la idea era titular este artículo, pongamos, con algo de Ozores. O de Berlanga. 'No, hija, no'. O 'Todos a la cárcel'. Sucumbir a la dulce tentación de la ironía, al sarcasmo facilón incluso, para ridiculizar la extravagante comparecencia de la periodista -ni fontanera, ni cobarde, ni empleada del PSOE- y la peleíta de gallos alfa con que posteriormente han obsequiado a la nutrida concurrencia el empresario Javier Pérez Dolset, el que aparece a la vera de Leire Díez en el famoso vídeo en que conspiran contra la UCO con el vizcaíno Hamlyn al otro lado de la línea, y el invitado sorpresa de la jornada, Víctor de Aldama.
Carreras, nervios, amenazas, insultos y hasta el teléfono de la ya exmilitante socialista filtrado en X por un descuido a micro abierto son material suficiente para comprar la tesis de un chusco teatrillo de guiñoles representado ante los ojos estupefactos de España por gente turbia con tendencias narcisistas o al menos hambre atrasada de notoriedad. Esa mirada de la 'no fontanera', que le hace incluso quitarse las gafas y parpadear para cerciorarse de que no está soñando, al percatarse de la llegada del conseguidor/castigador.
Ese tono chulesco de el expresidente del Zamora y socio de Delcy: «Se van a enterar». Un esperpento, un espectáculo bochornoso, un drama, como se han encargado de apostillar a lo largo de la mañana políticos del PSOE y de partidos rivales. Una reencarnación cutre de la ya cutre España de los noventa. Sólo faltan el doberman y las portadas de Interviú. Si hasta Feijóo ha recuperado el 'váyase' de Aznar. Una película que ya hemos visto y que ya sabemos como acaba.
Pero, pese a que, efectivamente, el impulso natural es soltar una carcajada destemplada y escéptica, hay cosas que hay que tomarse en serio. Que hay que leer como un síntoma de la descomposición en que ha entrado el sistema. O el sanchismo sistémico, si se prefiere. El nuevo discurso del PNV es otro indicador claro de que el entramado de poder que sostiene al actual Gobierno se ha internado en fase agónica. Los jeltzales, que conservan su fama de avezado canario en la mina que huele antes que nadie el gas, ya urgen al PP para que no les ponga imposible recorrer el camino de vuelta que desandaron al apoyar la moción de censura que encumbró a Sánchez a La Moncloa.
Conviene tomarse en serio el presunto teatrillo, decíamos, porque, a falta de certezas, se amontonan las preguntas inquietantes. ¿Qué contenía el 'pendrive' que Leire Díez depositó este martes en Ferraz? ¿Por qué habla de baja «temporal» en el partido? ¿Por qué fue recibida por el mismísimo secretario de Organización, Santos Cerdán, y por el jefe de los servicios jurídicos del PSOE si es una simple militante de base que se ha excedido en su ardor periodístico para recopilar en un libro -Dolset habla de un documental, clamoroso fallo de 'raccord'- los estragos del «falso patriotismo»? «Mentiría si no digo que, en los casos que afectan al PSOE, he puesto entusiasmo, claro», se ha adornado, en uno de los pasajes más enternecedores de su comparecencia sin preguntas, con el que pretende justificar como periodismo de investigación ofrecer al tuntún pactos con la Fiscalía a cambio de desacreditar a los mandos de la UCO.
Es cierto que Aldama y Hamlym comparten abogado y que sobre el empresario, pieza clave del 'caso Koldo-Ábalos', planea la sospecha de su implicación en la filtración de los audios del escándalo. Que hay indicios razonables de su interés en hacer caer a Sánchez a toda costa, se desconoce a qué precio. Pero lo que es evidente es que ni Aldama ni Díez son el pequeño Nicolás. O Nicolasa. La tramoya no se sostiene.
En ambos casos existen pruebas irrefutables de su cercanía con el poder. Y en ambos casos el verdadero trabajo periodístico ha acreditado sus turbios manejos. Tampoco hay duda de que hasta ahora Sánchez sólo ha respondido con el silencio y de que el PSOE utiliza sus resortes institucionales para retrasar al máximo la comparecencia en el Congreso del presidente que piden ya adversarios y socios. Cunde la impresión de que es sólo huir del fuego para caer en las brasas. Porque los vientos de la caja de Pandora que hoy han abierto Díez y Aldama sólo pueden soplar en dirección a las urnas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.