Mesas de batalla
La precampaña vasca de 2027 ha comenzado: Pradales da un giro en seguridad e inmigración para diferenciarse de Bildu, que abandona el perfil bajo y empieza a hacer oposición en salud
En julio de 2024, hace ahora un año, Pello Otxandiano se reunió durante dos horas con el recién investido lehendakari Imanol Pradales y, a la ... salida, no solo celebró su «sintonía» con el jefe del Ejecutivo vasco, sino que incluso ofreció «oxígeno» al nuevo mandatario para desplegar las medidas necesarias en asuntos candentes como la gestión de Osakidetza. Fue su principal tema de conversación, junto con el nuevo estatus -una vez más, sepultado por el curso de los acontecimientos-, y desde entonces EH Bildu ha perseverado en esa estrategia de mano tendida para apuntalar su perfil de fuerza institucional y plenamente homologada para gobernar. Hasta ahora.
La cercanía de una cita crucial para todos los actores políticos en Euskadi, las elecciones municipales y forales de la primavera de 2027, empieza a dejarse notar en la escena vasca, donde los acontecimientos se desarrollan con sordina por el ruido atronador del 'caso Cerdán', que todo lo tapa. Máxime cuando sus tentáculos amenazan con atrapar no sólo al PSE sino también a PNV y Bildu por sus relaciones con empresarios clave en la trama y por su condición de socios prioritarios del sanchismo. Pero, pese a las apariencias, están pasando cosas. Importantes. Y con calado político.
La sucesión de sondeos que se han publicado en las últimas semanas -el 'EiTB Focus', el Deustobarómetro y el Sociómetro- coinciden en un dato irrefutable: la vivienda se ha convertido en el principal problema social de Euskadi, la inseguridad y la delincuencia escalan posiciones a toda velocidad, sobre todo en las capitales, y la sanidad y la inmigración siguen preocupando en gran medida a los potenciales votantes. Al mismo tiempo, en términos de intención de voto, EH Bildu se consolida como principal alternativa al PNV pero no logra reducir la brecha con los jeltzales en porcentaje de apoyo. Más bien al contrario, los peneuvistas toman algo más de distancia y suben casi un punto que pierde Bildu -aunque en proyección de escaños ganen uno cada uno y sigan empatados- con una lectura preocupante para la coalición soberanista, la posibilidad de haber tocado techo, lo que alejaría el anhelado 'sorpasso'.
A ese factor clave achacan en el PNV, de hecho, los últimos movimientos de Bildu al «tratar de deslegitimar» el acuerdo en la mesa de salud, la gran iniciativa del arranque del mandato de Imanol Pradales, con la que pretendía dar la vuelta al descontento ciudadano con la gestión de Osakidetza, la mancha que ensombrecía la acción de gobierno (y la expectativa jeltzale de contener un galopante abstencionismo en su electorado tradicional) tras la pandemia. Los estudios sociológicos confirman que la preocupación por la sanidad pública se ha desinflado en este primer año del lehendakari -aunque sigue mostrando datos muy superiores a los que se recogían antes de la crisis sanitaria- y por eso en Ajuria Enea celebran con verdadero regocijo un acuerdo «histórico» que ha logrado, dicen, el objetivo de «apaciguar» el espinoso frente sanitario.
Incluso, en el PNV achacan al «nerviosismo» de Bildu por ese «éxito» del Gobierno el «error de cálculo» de la coalición soberanista al salirse de la 'foto finish' del acuerdo e incluso calificarlo de «no-pacto» por la ausencia de la mayoría sindical. De ahí que en Lakua hayan querido exprimir la imagen del consenso en la mesa de salud, con especial énfasis en la aprobación de las 24 ponencias y la participación activa de colegios profesionales, asociaciones de pacientes y universidades.
Para calibrar hasta qué punto la batalla de las mesas ocupa a las dos fuerzas abertzales, basta subrayar que Bildu convocó ayer a su grupo de expertos sanitarios y ofreció su propia batería de conclusiones -con énfasis no solo en la atención primaria, sino en áreas como la salud mental o los cuidados paliativos- además de exigir «autocrítica» al Ejecutivo PNV-PSE y que evite convertir la salud pública «en escenario de propaganda política». De fondo, Bildu agita no sólo los convenios con la sanidad privada, sino también la supuesta autocomplacencia del departamento de Alberto Martínez que, apuntan en el entorno soberanista, esconde los datos que no le son propicios, como, por ejemplo, que en un año los pacientes en lista de espera para una cirugía cardíaca han aumentado casi un 150%.
«Sin tabúes»
El hecho es que la batalla política vasca se libra cada día más pegada a la calle. Y Pradales, satisfecho con el resultado del foro sanitario, ha decidido repetir la fórmula con otra 'patata caliente' en la que hay pocas o ninguna posibilidad de sumar a Bildu al consenso: la seguridad ciudadana entendida como el «derecho innegociable» a caminar tranquilo por la vía pública. La intención al activar otro foro de relumbrón y trufado de expertos es clara: conectar con la gente y hablarles en su mismo lenguaje «sin tabúes ni complejos», una estrategia en absoluto improvisada que el lehendakari ya dejó entrever, cuando en un foro organizado por EL CORREO lanzó otro debate antes prácticamente vetado, el de la inmigración, que provocó un choque violento con el PSE.
Ahora, con los socialistas vascos desactivados por los escándalos de presunta corrupción que atenazan a Sánchez, conscientes de que el apoyo del PNV al presidente pende de un hilo y de que no conviene ahora agitar el avispero sino esperar a que escampe, el lehendakari ha visto el campo libre para una operación arriesgada, girar a la derecha en asuntos que mueven el voto para diferenciarse radicalmente de Bildu, que a su vez hacía oposición mimetizándose con el PNV. A menos de dos años de la próxima cita electoral, las cartas empiezan a ponerse boca arriba.
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