Pedro Sánchez y Aitor Esteban se saludan en el Congreso de los Diputados. EFE

Cuentas o elecciones, esa es la cuestión

Los socios de Sánchez, escépticos sobre la inminente negociación de Presupuestos, se preparan para todo, incluidas unas generales en primavera u otoño de 2026

Sábado, 30 de agosto 2025, 20:04

Podemos no es, hoy por hoy, el socio más leal de Pedro Sánchez y se puede incluso descartar que sea un potencial aliado de su ... Gobierno. Hace tiempo que los morados hacen oposición al presidente y, por extensión, a Sumar, con el indisimulado objetivo de 'comerse' a la plataforma de Yolanda Díaz, reverdecer laureles y erigirse en referente de la izquierda a la izquierda del PSOE. Es de esperar, de hecho, que la negociación de los Presupuestos Generales del Estado que Sánchez encarará a la vuelta de las vacaciones encalle, entre otras cosas, por el veto de los morados.

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El informe de la OTANque da por cumplido el objetivo de gasto militar –un 2% del PIB– no ayuda precisamente a ganar voluntades entre los morados, que siguen reclamando además una ruptura total de relaciones con Israel y una rebaja por ley del 40% de los precios de los alquileres, entre otras exigencias que elevan el listón hasta la estratosfera. En ese clima, la líder de Podemos, Ione Belarra, ha dado su versión esta semana sobre las razones que tendría Pedro Sánchez para poner el énfasis en una negociación presupuestaria que enfila, en principio, el mismo camino –el del fracaso– que ha llevado a España a funcionar a base de prórrogas desde los últimos Presupuestos aprobados, los de 2023. Sánchez es el presidente que menos proyectos de Cuentas ha logrado aprobar, tres en siete años, sin que haya dado muestras de interpretarlo como un síntoma de pérdida de confianza de las Cámaras ni se haya planteado, ni por asomo, su disolución.

¿Por qué un Gobierno que se ha llegado a jactar de funcionar sin una herramienta prevista en la Constitución pone ahora los Presupuestos en el foco? Según Belarra –que acusó a Sánchez de «engañar a la gente» al dar luz verde en la prórroga a la histórica inversión de 10.500 millones en Defensa–, como «jugada política» para forzar un adelanto electoral. La dirigente navarra recordó cómoSánchez llamó a las urnas en 2019 tras tumbar el Congreso su proyecto presupuestario. «Los que ya vamos siendo mayores nos acordamos y creo que ahora estamos en la misma situación», abundó Belarra en RNE.

Anomalía

Los últimos Presupuestos aprobados fueron los de 2023 y Sánchez ha sacado tres en siete años

La líder morada ha sido la primera en verbalizarlo en público pero no es la única que barrunta la envolvente de Sánchez. En el PNV, ya desde el estallido del 'caso Cerdán', preveían que siSánchez lograba cruzar el rubicón de agosto, como así ha sido, buscaría la excusa de los Presupuestos fallidos para situar las generales en la fecha que más se ajuste a sus intereses. «La clave está en presentar unos Presupuestos muy sociales, expansivos en el gasto y con dos o tres medidas estrella dirigidas a su público objetivo», apuntan fuentes jeltzales. Es decir, unas Cuentas con varios ganchos, dirigidos a pensionistas o desempleados, que, de naufragar, le permita culpar a quienes lo rechacen de dejar en la estacada a los más vulnerables. Y, con ese relato, presentarse a unas elecciones en las que, según los cálculos de sus socios, Sánchez podría ser de nuevo cabeza de cartel. «No hay mucho más, excepto Salvador Illa», apuntan.

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La tesis de Podemos

Para Belarra, Sánchez pone el foco en las Cuentas como «jugada política» para forzar un adelanto

Transferencias pendientes

El PNV recela de que Sánchez 'suelte' la Seguridad Social si tiene previsto ir a las urnas

El 'caso Begoña'

La fecha de esas hipotéticas elecciones anticipadas es más dudosa. La negociación de Presupuestos, previa aprobación del techo de gasto –no se descarta que la senda de déficit y el proyecto de Cuentas se presenten casi a la vez para no enfrentarse a un doble muro de peticiones de los socios–, se puede acortar o estirar a gusto del consumidor. Para algunos de los posibles aliados de Sánchez, los tiempos dependerán de factores externos como, sobre todo, los frentes judiciales que acosan al presidente en su entorno más cercano y el posible señalamiento de juicio oral, con la añadida pena de banquillo, singularmente en las causas abiertas a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez. «Si eso sucede muy rápido, que puede ser, igual la estrategia es agotar la legislatura hasta el límite para que se olvide. Pero están jugando a dilatar los procesos que afectan a Gómez, así que también podrían intentar ir antes a las urnas», opinan distintos medios. En todo caso, la fecha que da vueltas en las cábalas de los socios es 2026, bien en primavera o, con más probabilidad, en otoño. Un adelanto, en este último caso, que podría venderse como meramente técnico, teniendo en cuenta que las últimas generales se celebraron en julio de 2023.

Los socios son escépticos, eso sí, sobre la posibilidad de exprimir a su favor la negociación de Presupuestos. Si Junts coquetea con romper con el Gobierno si el Supremo no amnistía a Puigdemont –es sintomático que Illa arrancase este viernes el curso presionando a los jueces para que apliquen la norma– e incluso amagó con no sentarse a negociar si no se ejecutan las partidas anteriores a su juicio pendientes –que cuantifica en 50.000 millones–, el PNV ha advertido, por boca del lehendakari Pradales, de que se «atornillará» a la silla en Madrid hasta que lleguen las transferencias pendientes, comprometidas para antes de final de año. En privado, los jeltzales no echan las campanas al vuelo y creen que Sánchez no 'soltará' la gestión del régimen económico de la Seguridad Social si tiene previsto llamar a las urnas en breve. Bildu tampoco se hace ilusiones con rascar ningún avance simbólico en la cuestión plurinacional, aunque Arnaldo Otegi ya ha dejado claro que no entra en sus planes dejar caer a Sánchez. «No vemos elecciones a medio plazo. Eso es Podemos, que está en campaña», zanjan.

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