«Si se oculta el significado político de las víctimas no se logrará deslegitimar a ETA»

- Covite reivindica que uno de los principales retos del escenario de posterrorismo de ETA tiene que ver con las políticas de memoria. ¿Cuál debe ser el camino?

- El de una política pública que tenga como prioridad deslegitimar el terrorismo de ETA. Una sociedad digna debe luchar contra la deslegitimación de la barbarie terrorista. Debemos evitar que los herederos políticos de ETA ganen la batalla moral, la social, la política, la judicial e incluso la de la historia con mayúsculas. Eso es lo que exigimos y por eso hemos rechazado nuevamente la unidad didáctica del Gobierno vasco.

- Pidieron la retirada del programa 'Herenegun!' de los testimonios de dos de sus asociados, Conchi Fernández y Antonio Recio. ¿Qué les ha respondido el Gobierno vasco?

- Se lo comuniqué a Jonan Fernández el mismo día que se dio a conocer el nuevo documento reformado. Nos dijo que nos respetaba, que ya lo hablaríamos con más calma, pero que no entendía muy bien el porqué.

- ¿Pero les facilitaron sus testimonios para que fueran incluidos?

- Le dimos al Gobierno vasco el permiso para incluir los testimonios porque pensábamos que iba a haber un cambio estructural. Pero no. Han quitado un poco de aquí, un poco de allá, y creen que con eso lo cambian, pero sigue siendo lo mismo. Falla de base porque la unidad estaba construida sobre la teoría del conflicto, sobre un falso relato para blanquear a ETA. Incluir testimonios de Covite en esos vídeos no lo arregla todo.

- ¿Se retirarán entonces los testimonios de Covite?

- Sí, sí, los van a quitar porque no cuesta nada. Las propias víctimas Antonio y Conchi, cuando se enteraron de cómo quedaban los vídeos, se llevaron las manos a la cabeza.

- ¿En qué partes de los vídeos creen que no se deslegitima a ETA?

- Se ve desde el primer capítulo. En el vídeo que habla de Fernando Buesa y de mi hermano Gregorio, por ejemplo, se hace el relato de una manera muy aséptica, como de pasada. Luego, ¡qué casualidad!, en los testimonios de Conchi Fernández y Antonio Recio, cuando llega el contenido político, lo quitan. Pero eso sí, después viene un testimonio de abusos policiales, otro de la izquierda abertzale o del fundador de ETA... Si se oculta el significado político de las víctimas de ETA no se consigue deslegitimar su proyecto, hoy defendido por sus herederos. Se manipula la historia con unas políticas de memoria y unos programas educativos en los que las balas que mataron a nuestros familiares se diluyen en un mar de violencias.

- En la jornada de Covite han abordado las estrategias para luchar contra la radicalización violenta del entorno social y político de ETA. ¿Qué reivindican?

- Mientras que los países europeos están muy centrados en estrategias de prevención de la radicalización violenta yihadista y de extrema derecha, apenas se ha dado tratamiento a la prevención de la radicalización ultranacionalista e independentista. Esta semana he participado en el programa de testimonios en las aulas, en un centro educativo en Valencia, y cuando les preguntaba a los alumnos de Bachillerato si sabían quién fue Miguel Ángel Blanco o si habían oído hablar de ETA, resulta que nadie sabe nada.

- También se ha hablado de los 'ongi etorris'.

- El primer responsable de que se celebren homenajes con impunidad es la Audiencia Nacional y el segundo, los poderes públicos vascos. Están obligados por la Ley vasca de Víctimas a impedirlos. El día que la Audiencia Nacional condene a alguien se habrán acabado los homenajes.

- Desde la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno ha habido una treintena de traslados de presos de ETA a cárceles próximas a Euskadi. ¿Comparte esa política penitenciaria?

- Lo tenemos muy claro, que renieguen de ETA. Si lo hacen, somos los primeros que no vamos a decir nada sobre sus traslados. El problema está en los de siempre. La izquierda abertzale es quien impone la disciplina a los presos de ETA y quien les impide arrepentirse. Que les levanten las prohibiciones, que dejen de comerciar con los presos de ETA y abandonen sus prácticas mafiosas. Si fuera así, muchos reclusos estarían renegando de ETA. El acercamiento está en manos de los presos de ETA, siempre lo ha estado.