Un ministro acudirá por primera vez al aniversario del bombardeo de Gernika
El titular de Presidencia y Memoria Democrática, Félix Bolaños, participará en la ofrenda floral, tras enviar el año pasado a su 'número dos'
El Gobierno de Pedro Sánchez da un paso más en su política de gestos con Gernika. Si el año pasado un miembro del Ejecutivo central ... participó por primera vez en en los actos de homenaje a las víctimas del bo mbardeo, este año el aniversario de la masacre perpetrada por la aviación alemana e italiana en abril de 1937 contra la población civil de la villa foral contará, por primera vez, con la presencia de un miembro del Consejo de Ministros.
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Será el titular de la cartera de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, el que acuda mañana a la ofrenda floral con que Gernika recordará a las víctimas en el 86 aniversario del bombardeo, tras enviar hace ahora un año a su 'número dos', el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López. Un acto de homenaje y recuerdo en el cementerio de la villa, a las cuatro y media de la tarde –tres cuartos de hora después de que las sirenas antiaéreas enpezaran a sonar en 1937–, en el que el ministro coincidirá con el lehendakari, Iñigo Urkullu.
La presencia de Bolaños y Urkullu, codo con codo, en Gernika es profundamente simbólica no solo por el alto nivel de la representación gubernamental, sino porque supondrá un peldaño más en la batería de gestos inéditos que el Ejecutivo central desplegó en el aniversario del año pasado. La efeméride llegó entonces precedida de una intensa polémica por la insistencia del PNV y del lehendakari en reclamar una petición expresa de «perdón» por parte del Gobierno a la villa foral o, en su defecto, un acto de «desagravio» del Estado al pueblo de Gernika en el que asuma su «responsabilidad» por el ataque perpetrado por los nazis, aliados entonces del bando franquista en la Guerra Civil.
Todo comenzó con una carta, que salió a la luz en noviembre de 2021, un día después del aniversario de la muerte de Franco y en pleno debate de la ley de Memoria Histórica en el Congreso, en la que Urkullu invitaba a Pedro Sánchez a visitar Gernika y le remitía, a su vez, otra misiva de un superviviente nonagenario del bombardeo que reclamaba al Estado una petición de disculpas. El Gobierno vasco insistió entonces, y también en vísperas de la efeméride el año pasado, en que el perdón oficial a Gernika era una «cuestión pendiente». De hecho, el Senado ya había rechazado en 2017, con el PP en el Gobierno, una moción jeltzale en ese sentido.
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Zelenski y Buch
Tras evocar Zelenski Gernika ante el Congreso, en plena conmoción por masacres perpetradas por Rusia en Ucrania como la de Bucha, comenzó el giro histórico de Moncloa. Hace ahora un año, el presidente del Gobierno no fue tan lejos como le exigían los nacionalistas, pero sí dio un paso sin precedentes al «condenar sin paliativos» el bombardeo en una declaración institucional aprobada por el Consejo de Ministros. Ningún Ejecutivo español había ofrecido un mensaje de ese tipo desde la restauración de la democracia. Tanto Sánchez como Bolaños utilizaron sus redes sociales para reconocer a Gernika como icono del «horror».
Está por ver hasta dónde llegará mañana Bolaños pero es dudoso que la petición de perdón se materialice. Moncloa ya dejó claro entonces que no veía pertinente hacerlo porque no fue el Estado, cuyo representante «legítimo» era el Gobierno republicano, quien cometió la masacre sino los «golpistas» del bando franquista. En ese Ejecutivo «víctima del alzamiento» había, según recordó después el secretario general del PSE, Eneko Andueza, socialistas y hasta un ministro del PNV, en referencia a Manuel de Irujo.
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