Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida. efe

Lecciones de realidad

El PP ha patinado con la gestión de la nevada en Madrid y Moncloa, con las infraestructuras

Domingo, 17 de enero 2021, 01:24

La sucesión de acontecimientos en España mantiene en un segundo plano lo que se mueve en Euskadi, se llamen Presupuestos o los movimientos de EH ... Bildu para incorporar a los etarras presos a su proyecto. Esta semana la evolución de la pandemia ha compartido protagonismo con el temporal de nieve y frío que ha asolado a gran parte de España, aunque Madrid haya captado casi toda la atención.

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El temporal, del que los meteorólogos habían alertado una semana antes, nos deja varias conclusiones. La más evidente, la incapacidad del PP para hacer frente al problema, tanto en la capital de España como en la Comunidad. La nevada y las heladas posteriores han sido de una magnitud inusual, es cierto. Como lo es que Madrid no puede tener los mismos medios que ciudades que todos los años viven meses bajo cero. Pero es que los dirigentes conservadores madrileños no han sido diligentes ni para contratar personal y maquinaria cuando se han visto desbordados.

La presidenta Ayuso y el alcalde Almeida han pedido ayuda al Ejército. Han solicitado a los ciudadanos que tiren de pala y echen una mano. Y se han apresurado a reclamar la declaración de zona catastrófica, todo apunta que hinchando descaradamente las cifras. Demasiado poco.

Y lo peor es que llueve sobre mojado. ¿Recuerdan la tozuda negativa de Ayuso a contratar rastreadores contra la Covid? Al final tuvo el tupé de pedir voluntarios que hicieran el trabajo gratis, como ahora. Es el liberalismo con sello madrileño que con tanto orgullo exhiben Casado y el PP. Y parece que con éxito.

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Semejante desbarajuste no tapa la más que deficiente gestión del Gobierno Sánchez en el aeropuerto de Barajas y, en menor medida, en el transporte ferroviario. Los acontecimientos han superado otra vez al Ejecutivo PSOE-Unidas Podemos, cada vez con más enfrentamientos internos y con un Iglesias que vuelve a comprobar, esta vez con el recibo de la luz, que estar en el Ejecutivo en minoría no es lo mismo que decidir.

España daría un importante paso adelante si empezara a finiquitar la centralidad madrileña tanto en lo que se refiere al tráfico aéreo como al ferroviario. Alemania o Italia demuestran lo acertado de tal estrategia.

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¿Y la pandemia? Pues desgraciadamente mal. Totalmente descontrolada. También en Euskadi. El lehendakari, tan exigente al reclamar el máximo protagonismo político, no quiso desmarcarse demasiado del resto de presidentes autonómicos a la hora de apretarnos las clavijas en Navidad y ahora pagamos las consecuencias.

Dicho lo anterior, resulta incomprensible que el Gabinete Sánchez se niegue a modificar el actual estado de alarma para permitir a las autonomías medidas más duras. También confinamientos domiciliarios breves pero duros, como reclaman los expertos, y de los que Urkullu no quiere ni oír hablar, por su impacto económico. Parecen la única salida para frenar la sangría de vidas humanas, junto a esas vacunas que han empezado a administrarse en un proceso que va a demorarse porque Pfizer va a retrasarse. El Gobierno vasco ha acertado al guardar la mitad de las vacunas para garantizar que la segunda dosis se pondrá a tiempo.

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