La inestabilidad política llega también a Euskadi
Tras el fallido pacto presupuestario con la izquierda abertzale, el Gobierno Urkullu, en minoría, se arriesga a vivir un calvario en el Parlamento. EH Bildu y el PP, además de Podemos, tienen en su mano decidir el castigo y su dureza
Tener garantizada la estabilidad de los gobiernos que se preside es una prioridad para cualquier partido, pero el PNV lo ha convertido en algo esencial. ... Tanto el presidente del Euskadi buru batzar (EBB), Andoni Ortuzar, como el lehendakari Iñigo Urkullu así lo han repetido en reiteradas ocasiones y no han dudado en recurrir al argumento para justificar la pluralidad de sus pactos en uno u otro momento con la totalidad de las fuerzas del arco parlamentario vasco, con la única excepción de una Elkarrekin Podemos de la que desconfían desde su nacimiento.
En los seis últimos años Euskadi ha gozado de esa estabilidad. Ha disfrutado del clima de sosiego que tanto valoran empresas, emprendedores e inversores, y que sin duda favorece el crecimiento. En especial cuando coincide con la tormenta catalana y con las turbulencias que tienen semiparalizado al Gobierno central del socialista Sánchez, y se pueden establecer comparaciones.
El balneario vasco ha sido una realidad gracias a los gobiernos de coalición PNV-PSE en casi todas las instituciones del país. Pero también a que el PP vasco ha apoyado el último bienio al Gabinete Urkullu como contrapartida al respaldo jeltzale a Mariano Rajoy en Madrid.
La situación cambió radicalmente en junio cuando los peneuvistas propiciaron con su voto la salida de La Moncloa y el final político del líder popular y su sustitución por el socialista Pedro Sánchez. El PP vasco se declaró liberado de cualquier compromiso y el PNV empezó a sufrir las consecuencias en septiembre.
La aprobación de los Presupuestos es el gran examen anual que debe afrontar todo gobierno. Urkullu, consciente de su situación de minoría, colgaba hace unas semanas el cartel de 'se busca socio'. Ni podemitas ni conservadores se dieron por aludidos. Bien al contrario. EH Bildu, sí. En el recuerdo del lehendakari, lo ocurrido en 2013, en su primer año en Ajuria Enea, cuando además de quedarse sin Cuentas sufrió durante meses tal cantidad de reveses parlamentarios que Sabin Etxea contempló la posibilidad de tener que ir a unas nuevas elecciones. El oportuno pacto con los socialistas les permitió superar la situación y completar la legislatura sin más problemas.
EH Bildu quiere la respetabilidad institucional
La negociación ha fracasado. El pacto presupuestario no ha sido posible. Si el culpable es el PNV, EH Bildu o los dos sólo lo sabremos con certeza dentro de un tiempo.
Lo cierto es que entre seguir en la oposición y buscar con ELA y LAB un frente secesionista con el que ganar un día al PNV o apostar por el posibilismo, la izquierda abertzale eligió esta segunda opción y aceptó entrar a negociar el Presupuesto respetando las reglas del sistema. Aceptando la regla de gasto, exactamente igual que en Navarra.
¿La razón? Parece evidente que a la coalición de Otegi, a Sortu más en concreto, le ha entrado la prisa por lograr la respetabilidad institucional. Algo que si no tienen es por negarse a abjurar de sus cuatro décadas de apoyo político a las tropelías de ETA. Un objetivo en el que el PNV parece estar dispuesto a ayudarles a tenor de las declaraciones que realizaba el domingo pasado en este periódico el presidente del EBB.
Tras el fracaso, las dos formaciones abertzales se esfuerzan en las últimas horas por imponer su particular relato y responsabilizar al adversario del desencuentro. Si éste va a ser coyuntural. Si sólo supone el arranque de la precampaña para las elecciones europeas, municipales y forales del 26 de mayo. O si en este ensayo ambos protagonistas se han dejado cosas más graves en la gatera lo comprobaremos con el tiempo.
La mano tendida del popular Alfonso Alonso
Rota la negociación presupuestaria PNV-EH Bildu ha llamado la atención la rapidez con la que el PP vasco ha vuelto a tender la mano a los peneuvistas. Y cómo el consejero Azpiazu -según algunas fuentes, uno de quienes menos entusiasmo mostraba en días pasados ante la eventualidad de un pacto con la izquierda abertzale, junto al lehendakari-, comparaba la actitud exhibida estas semanas por los de Otegi con la seriedad mostrada por los conservadores vascos en negociaciones similares en ejercicios precedentes.
Alonso ha sido tan directo como cristalino. Los populares vascos estarían dispuestos a dejar de lado su enfado por la actitud del PNV con Rajoy y a echar un capote al Gobierno de Urkullu en el Parlamento de Vitoria. ¿La condición? La esperable. La de casi todas las semanas en los últimos tiempos: Que renuncien a su pacto soberanista con EH Bildu en materia de autogobierno.
Como prueba de buena fe, los conservadores evitaron en el Pleno de la Cámara vasca del miércoles la merecida reprobación política del consejero de Salud, Jon Darpón, por no haber sido capaz de organizar una OPE limpia por culpa de algunos profesionales sanitarios. Además, vetaron la creación de una comisión parlamentaria de investigación sobre el caso, cuyas conclusiones, a buen seguro no demasiado favorables al PNV, se hubieran conocido justo en puertas de los comicios de mayo.
El resultado de la ponencia de autogobierno, clave
Los partidos no retomarán el debate sobre autogobierno en el Parlamento vasco hasta otoño del próximo año. Los expertos designados por cada partido disponen de plazo hasta el verano de 2019 para redactar un texto articulado.
Eso quiere decir que hasta dentro de diez u once meses no sabremos si PNV y EH Bildu mantienen su entente o si los jeltzales, como han prometido, podan el texto en busca de un acercamiento con los socialistas y con Elkarrekin Podemos. El encuentro con el PP parece más difícil dadas las posiciones de la nueva dirección que preside Pablo Casado, partidario de recentralizar competencias como la de Educación para evitar que Vox les siga mordiendo terreno.
Para la izquierda abertzale plantarse en Madrid junto al PNV a defender el texto de corte claramente soberanista pactado por ambos en el Parlamento de Vitoria constituye un objetivo en sí mismo. La propuesta, tal y como está actualmente redactada, incluida esa diferenciación del todo intolerable entre nacionales vascos y ciudadanos, no tiene posibilidad alguna de recibir el plácet de ninguna de las grandes formaciones de ámbito estatal presentes en el Congreso. Pero EH Bildu cree que le ayudaría a empezar a ser vista como ERC, una fuerza independentista sin otros aditivos.
Los pactos tras las elecciones municipales y forales de mayo
Otro elemento que determinará el futuro de la legislatura vasca son los resultados de las municipales y forales de mayo.
La clave radica en si la entente PNV-PSE sumará mayoría como para volver a gobernar sin problemas diputaciones y ayuntamientos, o no. Y en este segundo caso, si Ortuzar y los suyos abren la puerta a acuerdos con la izquierda abertzale. Algo que hoy por hoy parece improbable.
¿Cuándo serán la próximas elecciones generales?
El último elemento para saber si Euskadi se adentra o no en la inestabilidad es cómo se resuelve el desbarajuste madrileño. Y, si como parece, Pedro Sánchez se ve obligado a convocar elecciones, cuándo decide colocar las urnas.
Conocido el veredicto de los ciudadanos quedará por saber si las derechas suman para recuperar el poder, con o sin Vox, como vaticinan hoy las encuestas. Si lo logran las izquierdas. Si el PSOE repite con nacionalistas e independentistas. O si Sánchez y Rivera ensayan un novedoso gabinete transversal.
Reacciones de ayer
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Urkullu critica la «alianza del 'no'». El lehendakari cargó ayer contra EH Bildu, Podemos y PP, a los que responsabiliza de que el Gobierno vasco haya tenido que prorrogar los Presupuestos. En un acto en Vitoria criticó a la «alianza partidista del 'no'» y les acusó de poner en práctica «una política electoralista de corto alcance, que solo pretende bloquear y paralizar». Por ello, pidió al PNV estar «más unidos y más fuertes para sacar adelante todos los proyectos».
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Bildu prepara propuestas «contra los recortes». La portavoz parlamentaria de EH Bildu, Maddalen Iriarte, anunció ayer que su formación prepara ya una «batería de propuestas» para «revertir los recortes sociales», establecer «más y mejores complementos para los pensionistas» y conseguir «más y mejor empleo para la juventud y las mujeres». La dirigente independentista lamentó en un acto en Hernani que «el PNV haya dicho 'no'» y «cerrado la puerta» al acuerdo para los Presupuestos.
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Podemos pide a Bildu y PSE unirse contra el PNV. El secretario general de Podemos, Lander Martínez, instó ayer a las fuerzas de izquierdas del Parlamento vasco a «tejer alianzas progresistas» que hagan frente a un PNV que inclina «su balanza del lado de los ricos y de defender lo privado frente a lo público». En especial pidió a la coalición que encabeza Arnaldo Otegi que haga una «reflexión» porque «con el PNV no hay manera de hacer política desde la izquierda».
El PNV podrá ir a las urnas con su cara más transversal
Lo único claro tras el fallido pacto presupuestario entre el PNV y la izquierda abertzale es que el desencuentro permitirá a la formación de Ortuzar y de Urkullu, salvo sorpresa, concurrir a las próximas elecciones europeas, municipales y forales del 26 de mayo con su rostro más transversal.
Otro tanto cabría decir si el presidente Pedro Sánchez se harta de la pinza que le están haciendo las derechas, por un lado, y el independentismo catalán, del otro. Se salta por enésima vez sus promesas. Renuncia a presentar Presupuestos en enero -Cuentas que no tiene ninguna posibilidad de sacar adelante-. Disuelve y convoca elecciones para finales de marzo.
Tras el acuerdo en materia de autogobierno alcanzado meses atrás por los peneuvistas con EH Bildu, y que tantas críticas ha suscitado desde las filas de Elkarrekin Podemos, el PSE y el PP. La reciente declaración parlamentaria contra la Constitución Española de 1978, auspiciada también por ambas formaciones. Haber cerrado el principal acuerdo económico del año, los Presupuestos, con la coalición de Otegi hubiera cuestionado la transversalidad que tan a gala llevan los de Ortuzar.
Sus adversarios políticos hubieran tenido fácil criticar la radicalización abertzale del PNV en el último año, tumbando la estrategia de moderación que sigue el lehendakari Urkullu desde su llegada a Ajuria Enea. Estrategia que le ha permitido morder abundantes votos a sus socios del PSE y, sobre todo, al PP vasco.
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