«Hoy tenemos más asesinatos sin resolver que etarras en prisión»
Covite recuerda «la deuda de la sociedad con las víctimas» en la entrega de su premio a la librería Lagun y al escritor Mario Calabresi
Elisa López
San Sebastián
Sábado, 2 de noviembre 2024, 15:15
«Hoy hay más asesinatos sin resolver que terroristas en prisión, y mientras la vida sigue, para las víctimas esa misma vida vuelve una y otra vez al momento del atentado porque no saben la verdad sobre él». Consuelo Ordóñez no ha querido dejar pasar su presencia hoy en Donostia para condenar la polémica reforma de la ley que beneficia a los presos de ETA. Lo ha hecho en el Palacio de Miramar durante la entrega de los premios de la asociación que preside. La emblemática librería donostiarra Lagun y el periodista, escritor y víctima del terrorismo italiano Mario Calabresi, autor del libro 'Salir de la noche', son los galardonados con el XXIII Premio Internacional que Covite otorga anualmente para reconocer a personas y entidades que han destacado en la lucha contra el terrorismo.
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Un premio conjunto cuyo objetivo es «honrar el papel heroico» que durante tantos años desempeñó Lagun, «resistiendo al acoso, a las amenazas y a las agresiones de ETA y de su entorno» y reconocer el papel de la literatura «como pilar fundamental de la cultura y como medio de transmisión de la memoria del terrorismo».
Así ha presentado la hermana de Gregorio Ordóñez, el edil del PP asesinado por ETA hace 29 años, el galardón que se ha entregado este mediodía en el Palacio Miramar, donde también se ha homenajeado a Calabresi y a quienes trabajaron en Lagun durante sus más de cinco décadas de trayectoria por «la firme resistencia que opusieron a todo el hostigamiento que recibieron». Al acto, que ha comenzado con un minuto de silencio por las víctimas de la dana que ha atravesado España, han acudido, entre otros, el viceconsejero de Derechos Humanos, Memoria y Cooperación del Gobierno Vasco, Alfredo Retortillo.
El peso de las palabras
Calabresi recibió el miércoles en Donostia el Premio Euskadi de Plata que concede el Gremio de Librerías de Gipuzkoa y hoy le ha tocado el galardón que le ha otorgado Covite. Sabe muy bien, dice Ordóñez, lo que significó que intelectuales muy reconocidos en su país, Italia, optaran por sumarse a la campaña de difamaciones y calumnias contra su padre, el comisario Luigi Calabresi. La librería Lagun, por su parte, ostenta el «perturbador récord» de ser la librería que más ataques ha sufrido en España.
«Tanto Mario Calabresi en su extraordinaria obra 'Salir de la noche', como la librería Lagun a lo largo de su ejemplar y admirable trayectoria, nos han enseñado el peso que tienen las palabras y el relato a la hora de conformar una realidad», ha asegurado. Y cómo esa realidad puede volverse «monstruosa, pero a su vez ser asumida con aparente normalidad». «¿Cuántas veces nos gritaron 'vosotros, fascistas, sois los terroristas'? ¿Cuántas veces nos llamaron a las víctimas, 'asesinas, chivatas, txakurras, traidoras'?», se ha cuestionado.
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Por su parte, Calabresi ha defendido «el valor de la verdad, de la justicia y de la memoria que es algo universal y una necesidad fundamental de nuestras sociedades» puesto que son los cimientos de las sociedades libres y democráticas». Tras lamentar que las víctimas del terrorismo han sido «invisibles» durante muchos años en Italia, el periodista y escritor ha explicado que escribió 'Salir de la noche' para dar a conocer el punto de vista de este colectivo y que nadie pudiera decir que «no sabía cuánto sufrimiento, cuánta injusticia y cuánto dolor sembraron los hombres y mujeres que habían elegido la lucha armada».
Por otro lado, Ignacio Latierro, uno de los fundadores de Lagun, ha recordado a su esposa Rosa Cueva y a María Castells, ya fallecidas, porque sin ellas la citada librería no hubiera podido estar «al pie del cañón al día siguiente de la pintada o de la rotura de cristales o del cóctel molotov o de la bomba». Y ha reivindicado que «para avanzar en la reconciliación hace falta que la verdad se establezca, que la verdad se defienda, que la verdad no se oculte, tergiverse o edulcore».
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Vivir inmersos en la muerte
Durante su intervención, la presidenta de Covite ha lamentado que el terrorismo puede disolverse, como ha ocurrido en Italia y en España, pero una víctima nunca deja de serlo. Y ha reivindicado que ese carácter universal y pedagógico de las víctimas tiene que ver con que nunca han respondido a la violencia con violencia. Nunca han combatido el odio con más odio. «Al contrario, siempre hemos sido ejemplo de convivencia democrática y pacífica», ha afirmado con orgullo, a la vez que ha manifestado que «la deuda moral con las víctimas no caduca».
En su discurso, Ordóñez, ha criticado el hecho de que a las víctimas se les pide pasar página en beneficio de «una idealizada convivencia y hasta asumir que la impunidad, o la generosidad con los asesinos sin rastro de arrepentimiento, es un precio necesario y aceptable para la paz». En este sentido, ha condenado que los perpetradores hayan visto reducidas sus penas de prisión con trampas al Estado de Derecho, y hayan visto rebajados los requisitos para ser considerados un agente más de la vida política y social del país. A su juicio, «los terroristas y sus cómplices se benefician de que, lejos de exigirles una autocrítica profunda al terrorismo que ejercieron y al origen político de su violencia, el relato histórico legitimador de ETA sigue acumulando un gran apoyo social y electoral».
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Para Ordóñez, pocas personas vinculadas a ETA parecen pensar en hacer una revisión crítica de su pasado ni en condenar sin ambigüedades el terrorismo públicamente, como se les debería exigir. «En estas circunstancias, Pello Otxandiano se puede permitir decir que ETA fue un ciclo político sin que esta afirmación le penalice en las elecciones autonómicas. También Arnaldo Otegi, líder supremo de la izquierda abertzale, se puede permitir autofelicitarse por el final de la «actividad armada» de ETA», ha censurado.
La presidente de Covite ha querido terminar su intervención congratulándose de que «siempre nos quedará la satisfacción de saber que nunca hemos sido, ni somos, ni seremos como ellos. Por eso no aceptamos lecciones de paz y de convivencia de quienes todavía hoy son incapaces de decir que matar estuvo mal. Y que olvidan, cuando vuelven a casa desde la cárcel, que sus víctimas nunca podrán volver de los cementerios».
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