El homenaje a 'Txiki' y Otaegi enfrenta a Bildu y Gogora por el papel de ETA en el franquismo
La coalición soberanista acusa al instituto de la memoria, dirigido por el PSE, de «blanquear el fascismo»
La batalla del relato se recrudece en Euskadi. Casi tres lustros después del fin de la violencia de ETA y desaparecida la banda terrorista desde ... 2018, el tira y afloja por los renglones con los que se escribe la memoria del último medio siglo, desde los estertores de la dictadura franquista, sigue más vigente que nunca. Lo atestigua el vivo debate abierto entre Bildu y Sortu, por un lado, y el Instituto Gogora y Covite, por otro, en torno a la figura de Juan Paredes Manot, 'Txiki', y Ángel Otaegi, los miembros de ETA que se convirtieron en 1975, junto a tres militantes del FRAP, en los últimos fusilados del régimen de Franco, dos meses antes de la muerte del dictador.
Bildu acusó ayer a Alberto Alonso, director del organismo por la memoria, en manos del PSE desde el arranque de la presente legislatura, de «deslegitimar y criminalizar la resistencia antifranquista» y «blanquear el fascismo» por recordar que 'Txiki' y Otaegi son, efectivamente, víctimas de la dictadura –fueron reconocidos como tales por el Gobierno vasco en 2012–, pero «de ahí a decir que son luchadores por la libertad va un paso gigantesco». «Luchaban contra la dictadura, pero utilizando sus mismas herramientas: la violencia, el terror y el miedo», precisó Alonso este miércoles, unas declaraciones, en opinión de Bildu, «graves, preocupantes y ofensivas». Hasta el punto de que ayer acusó a las fuerzas del Gobierno, PNV y PSE, de asumir «el relato utilizado por la derecha española y la ultraderecha para referirse al golpe de Estado fascista y la posterior guerra» y a Gogora de «equiparar franquismo y antifranquismo, fascismo y antifascismo».
'Txiki' y Otaegi siempre han sido mucho más que un símbolo para la izquierda abertzale. De hecho, al cumplirse cincuenta años de su ejecución, Bildu y Sortu han emprendido una campaña en las fiestas estivales vascas para reivindicar su figura y exigir incluso «homenajes institucionales» a los dos miembros de ETA, a los que identifican como combatientes «contra el fascismo».
Aunque no ha estallado públicamente hasta ayer, la polémica se ha ido larvando en redes sociales desde que, el pasado 8 de agosto, el muro de Santa Bárbara en Zarautz apareciera cubierto por una enorme pancarta con los rostros de los dos miembros de ETA. Sortu denunció entonces que el cartel «no duró ni 24 horas» porque PNV y PSE, al frente del Consistorio, ordenaron su retirada con la «excusa» de que se encontraba en un medio natural protegido. Este mismo martes, vecinos de la localidad guipuzcoana recuperaron la enorme lona y la desplegaron en una de las plazas del municipio.
La «buena» y la «mala»
La reivindicación no pasó desapercibida ni para Gogora ni para Covite, el colectivo de víctimas vascas del terrorismo. Al tiempo que denuncian la impunidad con que se reivindica a los presos etarras en las fiestas populares, quisieron dejar claro que «no todos los luchadores contra el franquismo tienen por qué merecer un homenaje». De fondo, la tesis, asumida con naturalidad por gran parte de la sociedad vasca durante mucho tiempo, de que la actividad de ETA en los albores de la Transición tenía justificación.
En este sentido, Alonso fue claro al rechazar los intentos de «blanquear la existencia de una 'ETA buena' y una posterior 'ETA mala'», tras recordar que, solo un año antes del fusilamiento de los dos etarras, en 1974, la banda colocó una bomba en la cafetería Rolando de Madrid con la que asesinó a trece personas e hirió a más de medio centenar «de la manera más cruel». «Cuidado, porque ni 'Txiki' ni Otaegi querían una sociedad democrática, sino imponer su propia visión de Euskadi». Covite recalcó que, del mismo modo que Melitón Manzanas o Carrero Blanco, «victimarios de la dictadura franquista» antes de ser asesinados por ETA, «no merecen un homenaje» tampoco 'Txiki' y Otaegi lo ameritan. «No fueron luchadores antifranquistas, ni héroes, ni mártires: fueron terroristas con delitos de sangre», zanjó el colectivo presidido por Consuelo Ordóñez. En la misma línea, el burukide del GBB Imanol Lasa, natural de Zarautz, había respondido en 'X' al secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez –que defendió a su vez la memoria «de los gudaris, los del 36 y los del 75»– , que 'Txiki' y Otaegi «merecen respeto, no manipulación».
Para Bildu, sin embargo, el «relato» de Alonso y de las instituciones vascas es «insultante y doloroso» y exige una «profunda reflexión». Según recalcó ayer la coalición, «fue un Estado fascista el que mató a 'Txiki' y Otaegi», en un clima de «movilizaciones en toda Europa y en el mundo» para impedir los fusilamientos.
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