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El PNV ha empezado a hacer gestos, también en público, para forzar al PSE a «moverse» de sus posiciones actuales y favorecer así un acuerdo más amplio en torno al nuevo estatus de autogobierno, que supere las bases netamente soberanistas que los jeltzales acordaron con EH Bildu. Hasta el momento, los llamamientos para «ensanchar» los consensos en la reforma del Estatuto de Gernika no habían pasado de lo abstracto, pero Sabin Etxea señala ahora un terreno concreto en el que habría «margen» para encontrarse con los socialistas vascos e incluso con Podemos. Ese terreno es algún punto intermedio entre la propuesta que el PNV ha acordado con la izquierda abertzale -que plantea la institucionalización del derecho a decidir y una relación de naturaleza «confederal» con España, asentada en la «identidad nacional» de Euskadi- y el manifiesto en favor del federalismo asimétrico que coordina Alberto López Basaguren, el catedrático de Derecho Constitucional designado por el PSE para integrar la comisión redactora del borrador de texto articulado de la nueva ley orgánica vasca.
Ese grupo de expertos se reunirá por primera vez, en una protocolaria toma de contacto en el Parlamento, el próximo día 26 de octubre. Un día antes, coincidiendo con el 39 aniversario de la aprobación en referéndum del Estatuto de Gernika, Basaguren presentará el denominado 'manifiesto de los cien', junto al resto de impulsores del texto, entre los que se encuentran los exviceconsejeros de Patxi López Antonio Rivera y Lurdes Auzmendi. Ese 'comité organizador' se disolverá entonces para dar paso a la nueva Asociación de Federalistas del País Vasco.
El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ha leído con atención el documento de quince puntos -que, según sus promotores, ya ha superado «holgadamente» ese centenar simbólico de adhesiones que se fijaron como meta- y ha concluido que, aunque está «a años luz del modelo del PNV», sus planteamientos son «mas avanzados» que los que defienden sus socios del PSE en materia territorial, condicionados, creen, por el escaso margen de maniobra que permite Ferraz. «El PNV nunca firmaría ese manifiesto pero creemos que está en una posición más intermedia que la del PSE. Sabemos que tendremos que modificar en algo lo acordado con EH Bildu pero el PSE y Podemos también tienen que avanzar», apuntan en Sabin Etxea.
'Manifiesto de los cien'. Coordinado por Alberto López Basaguren, entre los impulsores del texto también están Antonio Rivera y Lurdes Auzmendi.
Presentación. El próximo 25 de octubre, 39 aniversario del Estatuto de Gernika.
Cosas que gustan al PNV. El reconocimiento de las especificidades del caso vasco y la exigencia de que se clarifiquen las competencias.
El líder jeltzale ya ha comenzado a incidir en ese discurso en varias entrevistas concedidas en los últimos días. Además de dejar claro a EH Bildu que no permitirá que «condicione» el acuerdo final sobre autogobierno ni permanecerá «rehén» de las bases pactadas en el seno de la ponencia, también ha deslizado el guiño a Basaguren, que ha pasado relativamente desapercibido por el ruido político de sus advertencias a Pedro Sánchez. Ya el martes, en la radio pública vasca, Ortuzar dijo ver «cosas muy aprovechables» en el 'manifiesto de los cien' e instó a socialistas y morados a demostrar «voluntad política» para buscar puntos de encuentro. «Exploremos esas vías», exhortó.
Ortuzar busca así no solo asentar internamente en el PNV la necesidad de que la reforma del Estatuto se base en consensos transversales -una posición que choca con la de un Gipuzko buru batzar entusiasta de la vía catalana- sino también forzar al PSE a hacer algún gesto en pos del acuerdo. Ni en Ajuria Enea ni en Sabin Etxea descartan todavía que Sánchez sea capaz de aguantar el tirón y prolongar la legislatura y que le interese, en ese supuesto, acordar con Euskadi una reforma estatutaria que marque el camino a seguir en Cataluña.
¿Y cuáles son los puntos del manifiesto en los que el PNV ha visto campo de juego? Básicamente, la necesidad «ineludible» que asume de reconocer en el caso vasco «peculiaridades y especificidades, asimetrías que también tienen cabida en los sistemas federales clásicos». Los jeltzales ven ahí una percha para alcanzar un entendimiento en torno al reconocimiento nacional de Euskadi y a su relación con España. De hecho, también han visto con agrado los modelos en los que se fija el manifiesto, que cita como referentes a Alemania, Suiza, Canadá o Austria.
No obstante, su planteamiento confederal choca con el espíritu del documento, cuyos impulsores recuerdan que pese a su nombre -Confederación Helvética- el caso suizo se asemeja más al federalismo clásico. A los jeltzales también les gusta la «claridad» del documento a la hora de denunciar la «ambigüedad» en la distribución de competencias del actual sistema autonómico y la exigencia de delimitarlas con claridad para acabar con un «nivel de conflictividad sin parangón en ningún otro sistema federal». El texto coordinado por Basaguren advierte, no obstante -y no es una diferencia en absoluto menor-, de que para solventar las disfunciones del sistema es imprescindible una reforma previa de la Carta Magna, porque abordarlo a través de un nuevo Estatuto es una vía «de corto recorrido» que puede generar «frustración».
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