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Raul Romeva, Carles Mundó, Jordi Turull y Josep Rull. AFP
Un golpe de autoridad

Un golpe de autoridad

El Supremo marca territorio, enfatiza la gravedad de algunos episodios del 'procés' y convulsiona un poco más la campaña electoral para el 21-D

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Martes, 5 de diciembre 2017, 00:32

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Si la política y/o el periodismo habían, habíamos podido caer en la tentación de dar por hecho que la Justicia es en demasiadas ocasiones un instrumento al servicio del poder -porque los grandes partidos, PP y PSOE, hace tiempo que pervirtieron el sistema de separación de poderes y porque no pocos precedentes así parecen avalarlo-, el juez del Supremo Pablo Llarena quiso dar ayer un golpe de autoridad y desmentirlo.

El magistrado de la Sala de lo Penal del alto tribunal debía pronunciarse sobre la excarcelación o no del exvicepresident de la Generalitat Oriol Junqueras, de siete exconsellers y de los 'jordis', líderes de Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana (ANC), las dos grandes plataformas ciudadanas en favor del 'procés'. Tras el cambio de instancia y de juez, y la declaración complementaria realizada el viernes ante Llarena por los encausados acatando el 155 y sus consecuencias sin, o incluso con muchos matices, según los distintos imputados, los pronósticos apuntaban que los diez saldrían de la cárcel bajo fianza.

Política -en voz baja- y periodismo -públicamente- venían a coincidir en que Llarena es un magistrado más garantista y menos duro que la jueza Lamela, de la Audiencia Nacional, que los encarceló. En que si el togado del Supremo había decidido hace unos días dejar en libertad bajo fianza a la expresidenta de la ANC y del Parlament, Carme Forcadell, haría otro tanto con los diez. Y se resaltaba que al constitucionalismo y al Estado no conviene que los encausados sigan en la cárcel por lo que supone de entregar una carta victimista al independentismo. Análisis tan impecable como errado.

Al final el juez garantista, el de mayor rango, ha decidido que Junqueras, el exconseller de Interior Joaquim Forn y los 'jordis' sigan entre rejas ayude o perjudique a quien sea. Como hizo Lamela. Los otros seis exconsellers sí que abandonaron ayer la prisión una vez que la ANC hizo efectivas sus fianzas.

El juez del Supremo marca, así, territorio frente a las conveniencias de la política. Hace un guiño de respeto a su compañera, la jueza Lamela, a la que cita expresamente en su auto. Y lo más importante de cara al futuro: pone en valor la gravedad desde el punto de vista jurídico de algunos de los episodios ocurridos durante el 'procés' que el secesionismo, y hasta los socialistas del PSC, pretenden que se ignoren como si jamás hubieran sucedido.

Por ejemplo, el cerco de miles de personas ('explosión violenta', la define el juez) que sufrió la comitiva judicial en la Consellería de Economía, durante el que se destrozaron dos vehículos de la Guardia Civil. El magistrado justifica que Junqueras, Forn y los 'jordis' sigan en prisión precisamente por aquellos hechos. El primero estaba allí, al igual que los 'jordis', que hasta se dirigieron megáfono en mano a los concentrados. El segundo mandaba a unos Mossos que no hicieron nada por impedir el tumulto. Y es que el juez, de entrada, parece conceder verosimilitud al delito de rebelión que la Fiscalía achaca a los encausados.

La campaña electoral arrancó oficialmente la pasada medianoche lógicamente convulsionada por las anómalas circunstancias que la rodean. Y es que la autonomía catalana se halla intervenida y dos de los candidatos, Puigdemont y Junqueras, no van a poder hacer campaña en directo. El primero por hallarse huido de la Justicia en Bélgica.

Veremos si el encarcelamiento beneficia o no al líder de ERC, que en las últimas semanas ha ido perdiendo terreno en favor de Puigdemont. Según el sondeo del CIS hecho público ayer hay partido. Porque los independentistas no revalidarían hoy la mayoría absoluta en el Parlament. Ciutadans empataría en cabeza con ERC. Y Puigdemont sería tercero al alza. Un escenario enrevesado para formar Govern.

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