Sánchez eleva la tensión en el Gobierno al desautorizar a Garzón por la 'crisis de la carne'
El presidente declara su gusto por el «chuletón al punto» para zanjar una polémica que llega a las puertas de una posible remodelación de carteras
Al más puro estilo 'fast food', el Gobierno de coalición cocina polémicas internas a una inusitada velocidad. En esta 'fast politics', la receta es casi ... siempre la misma. Baste un tuit para encender la llama y el enfrentamiento llega rápidamente al punto de ebullición. El penúltimo plato tiene como ingrediente la carne roja, después de que Alberto Garzón lanzara el miércoles una campaña contra su consumo abusivo. Esta vez el hambre apenas tardó en saciarse un día, todo lo que aguardó Pedro Sánchez para desautorizarle: «A mí, donde me pongan un chuletón al punto... Eso es imbatible».
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La inesperada crisis ha evidenciado que la tensión entre PSOE y Unidas Podemos sigue a flor de piel tres meses después de que Pablo Iglesias abandonara el Gabinete para salvar a su partido de la extinción en la Asamblea de Madrid. Si no es por el Salario Mínimo, es por la reforma fiscal o la ley de vivienda. Ahora, el claro paso adelante que dio este jueves Sánchez para reprobar la actitud de su ministro de Consumo deja a las claras que ya ni el propio jefe del Ejecutivo se esfuerza en disimular las diferencias que existen entre las dos patas de la coalición.
Desde luego, si Garzón quería abrir un debate, lo ha hecho. Pero aún está por ver a qué precio y si la discusión pública no toma otros derroteros menos deseados para él. A las puertas de una posible remodelación del Gobierno en la que aparece como firme candidato a salir -se estudia la opción de que aspire a la Presidencia de la Junta de Andalucía en las próximas elecciones-, el líder de Izquierda Unida ha acaparado el foco como nunca antes desde que asumió la cartera en enero de 2020. Año y medio en el que ha mantenido un perfil bajo, aunque también generador de polémicas con otras destacadas industrias como el turismo.
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Comer sin calentar... el planeta
La chispa prendió el miércoles, cuando el ministro de Consumo lanzó en Twitter una inesperada campaña contra la ingesta abusiva de carne roja. «¿Qué pensaríais si os dijera que el consumo excesivo de carne perjudica nuestra salud individual y también la del planeta?», abrió fuego. En un vídeo de seis minutos, una duración bastante larga para un archivo de esta red social, se escudaba en datos como que «el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de la ganadería, especialmente de las macrogranjas» y que «para que tengamos un kilo de carne de vaca se requieren 15.000 litros de agua».
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El pronunciamiento apenas tardó unos minutos en desplegar una auténtica catarata de reacciones. La oposición pidió su cabeza por «demonizar» a los ganaderos, y varios mandatarios autonómicos salieron en defensa de un sector que genera unos 26.000 millones de euros al año, el 2,2% del PIB de España. «En Madrid se dicen muchas tontás (sic). Tenemos un ministro que se está inventando su cargo todos los días y dice que no hay que comer carne, con lo que eso implica para miles de puestos de trabajo del sector cárnico», lanzó el socialista Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha.
Tampoco pasó mucho tiempo hasta que salió un buen puñado de usuarios de las redes sociales a recordarle a Garzón la elevada esperanza de vida de los españoles y, sobre todo, el menú de su propia boda. En el banquete, al que asistieron unos 270 invitados, se sirvieron platos como solomillo de ternera a la brasa y carpaccio de ese mismo animal. Una oferta gastronómica que chocaría frontalmente con lo que cuatro años después predica el responsable de Consumo bajo el lema 'Menos carne, más vida'.
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Este debate, en realidad, no es nuevo. Organismos como la OMS y el panel de expertos en cambio climático de la ONU han advertido de la necesidad de aminorar su consumo por la afección a la salud y al medio ambiente. Tampoco el propio Gobierno es ajeno a esta situación. De hecho, el plan 'España 2050' que Sánchez y sus asesores vendieron en mayo a bombo y platillo hace inequívocas referencias a ello. «En las próximas décadas, la población española tendrá que reducir su ingesta de alimentos de origen animal», recomienda el documento, que incide en que esos nuevos hábitos de alimentación contribuirían a «mejorar» las condiciones de vida de la gente.
«No lo esperaba»
Sea como fuere, quedó claro que la posición de Garzón no es compartida por todo el Ejecutivo. El líder de IU trató de hacer ver en un primer momento que tenía el beneplácito del titular de Agricultura, Pesca y Alimentación, pero Luis Planas no sólo lo desmintió sino que denunció haber sido «utilizado». Poco habituado a ser el centro de atención, no vaciló en su defensa a ultranza del sector cárnico frente al «falso problema» generado por su compañero. Garzón tampoco fue arropado por ningún otro ministro, ni siquiera del sector de Unidas Podemos.
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El remate final llegó desde Vilnius, la capital lituana en la que Sánchez escenificó la más clara desautorización a un miembro de su Gabinete en los tres años que lleva en Moncloa. Su declarado gusto por el «chuletón al punto» fue escuchado en riguroso directo por Garzón, que se encontraba en una de las múltiples entrevistas que concedió ayer para explicar su campaña. Con evidente cara de circunstancia, admitió: «No lo esperaba».
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