La ciudadanía española no quiere que sus representantes políticos tengan coches oficiales, ni escoltas, ni vacaciones, ni fiestas. Desconfía de la clase política con más ... intensidad que en otras democracias europeas por dos razones fundamentales. Una relacionada con las fases largas de corrupción que afectaron a distintos gobiernos socialistas en los años 90 y al Partido Popular en las últimas décadas. La otra está situada en una de las banderas regeneradoras del sistema que compraron al calor del 15-M los que por aquel entonces eran nuevos partidos. La regeneración de nuestra clase política no solo pasaría por la lucha contra la corrupción, tendría que venir acompañada del vaciado de las comodidades asociadas al ejercicio de la representación política.
Publicidad
Y la izquierda compró feliz ese relato. Vaciar de comodidades a la llamada casta fue tan lejos que se hizo un referéndum interno en uno de aquellos nuevos partidos para ver si era compatible ostentar el liderazgo de un partido con vivir en un chalet hipotecado en la sierra madrileña. Mariano Rajoy no podía veranear si había graves incendios, Zapatero tampoco, Pedro Sánchez no puede viajar en Falcon para poder trabajar en verano. Las polémicas populistas sobre los privilegios de la clase política duran y cuajan porque el terreno tiene buenas raíces transversales como explicaba más arriba y porque los partidos que están en la oposición no dejan de regarlo y abonarlo con los pesticidas más tóxicos.
Las polémicas populistas sobre los privilegios de la clase política duran y cuajan porque el terreno tiene buenas raíces
La democracia no mejora dejando a los políticos sin vacaciones o sin fiestas en su tiempo libre. Si miramos la sucesión de acontecimientos relevantes de las últimas décadas, el contexto nunca sería favorable para disfrutar de periodos de descanso o de fiestas donde darlo todo. Siempre habrá espacio para las acusaciones de frivolidad. Estas semanas hemos comprado en España el debate sobre el derecho a las fiestas privadas de la primera ministra de una de las democracias con mejor puntuación en los rankings que miden su calidad. Que cómo se le ocurre irse de fiesta cuando acaba de meter a su país en la OTAN sin un referéndum. Igual en España no se sabe que la ciudadanía finlandesa confía bastante más en sus representantes políticos que nosotros. Que esa confianza en la democracia representativa explica que la cultura democrática finlandesa no percibe los referéndum como la forma ideal de tomar decisiones políticas. Un 94% del parlamento apoyó la solicitud de entrada en la OTAN y ya.
España es uno de los países europeos donde la ciudadanía más desconfía de la clase política y de los partidos y donde hay más apoyo, por ello, a que las decisiones se tomen por referéndum. Y nos creemos que todos los países son iguales. Cuanto más achiquemos el espacio de las comodidades a los políticos, incluidas fiestas y vacaciones, el resultado va a ser alejar a los mejores de la representación por falta de incentivos. Porque las mejores bailan, se divierten y veranean profundamente para desconectar de una profesión que produce mucho estrés. Bailar Boney M o Leticia Sabater en fiestas te puede ayudar a decidir mejor en las mesas serias.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión