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El PP sube de marcha para llegar rodado al próximo ciclo electoral, en el que confía en mantener su poder autonómico y protagonizar el asalto ... definitivo a La Moncloa. Alberto Núñez Feijóo zanjó ayer el runrún que se había extendido por toda la formación conservadora y oficializó ante la plana mayor su intención de adelantar al 5 y 6 de julio el congreso nacional, que 'a priori' no tocaba hasta la primavera del próximo año. «Hay que activar el partido y prepararlo para hacer frente a Pedro Sánchez en las urnas», arengó el presidente de los populares, quien justificó su decisión ante el riesgo de un adelanto electoral porque la legislatura, dijo, está en su «cuenta atrás».
El dirigente gallego aprieta definitivamente el botón tras días de crecientes especulaciones, aunque lo cierto es que lo tenía «meditado desde hace tiempo», tal y como él mismo reveló. Tanto es así que su equipo reservó ya el pasado 11 de marzo el recinto ferial de Ifema en Madrid, donde se celebrará la cita, en la que será reelegido salvo sorpresa mayúscula. También lo había consultado con los expresidentes del Gobierno de su partido, José María Aznar y Mariano Rajoy, con los que tiene línea directa. Pero no fue hasta ayer cuando se lo comunicó a los barones autonómicos, a los que llamó por teléfono uno a uno, antes de anunciarlo públicamente.
Feijóo convoca a los suyos para justo después del final del actual periodo de sesiones en el Congreso porque, si bien está convencido de que Sánchez está decidido a atornillarse «cueste lo que cueste» al sillón hasta 2027, al mismo tiempo dice no fiarse de un presidente del Gobierno que en 2023 ya precipitó un adelanto electoral que le permitió mantenerse en el cargo. Aunque el plan inicial era celebrar el congreso nacional «cuando toca», en primavera del año que viene, ahora Génova considera que hay que cerrar ese capítulo antes de los comicios de Castilla y León y Andalucía, previstos para 2026. «El momento orgánico es ahora», señalan en su equipo.
La intención del cónclave, además de reelegir a su líder para un segundo mandato, es reforzar el papel de alternativa de gobierno frente al PSOE. «Vamos a definirles a los españoles un futuro claro. Les vamos a decir lo que proponemos, lo que haremos y lo que entre todos vamos a conseguir», señaló Feijóo, quien dibujó a un Sánchez en las últimas por los escándalos de corrupción que salpican a su entorno cercano y por crisis de gestión como el apagón o el caos ferroviario. En ese sentido, emplazó a su partido a ofrecer «con urgencia» una solución: «Vamos a transformar la lógica indignación en esperanza por el futuro y el hartazgo en ganas de cambio. España está esperando y nosotros estaremos preparados».
Un relanzamiento del proyecto que se plasmará en un congreso que, si bien tendrá carácter extraordinario -porque no han pasado los cuatro años que marcan los estatutos desde la anterior cita-, se pretende que sea ordinario de facto en el sentido de que haya al menos debate sobre una ponencia política y otra para reformar los estatutos internos. No se hace así desde 2017, el último de Mariano Rajoy, ya que los cónclaves que sirvieron para elegir a Pablo Casado en 2018 y al propio Feijóo en 2022 se limitaron a la designación del presidente, sin entrar a discutir sobre el rumbo ideológico más allá de las personas.
Feijóo abre así el melón orgánico y del debate de ideas, tal y como le reclamaban varios dirigentes para fijar o actualizar la posición en asuntos que en estos últimos ocho años el PP ha evitado, le han incomodado o sobre los que ha mostrado posturas internas divergentes, sobre todo entre postulados centristas y otros más conservadores. Es el caso de su relación con Vox, la cuestión territorial, la eutanasia o la inmigración, entre otros. «Los debates no nos preocupan. Si nos preocupara el debate, no haríamos un congreso extraordinario con ponencias», aseguran desde el entorno del inquilino de Génova.
Se da por hecho que también servirá para acometer cambios importantes en la cúpula nacional del partido. En 2022, Feijóo optó por nombrar secretaria general a Cuca Gamarra, que era portavoz en el Congreso con Casado, en un intento por lograr la unidad del partido tras la abrupta salida de su predecesor. Ahora el presidente del PP deberá reevaluar su estrategia tras un primer mandato en el que ha ganado peso Miguel Tellado, uno de sus colaboradores más estrechos. La última vez que remodeló su ejecutiva fue a finales de 2023, cuando le nombró portavoz en la Cámara baja y relegó a Elías Bendodo de su puesto como coordinador general.
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