Europa en la encrucijada política
En plena reconfiguración del orden global, Europa parece no ser capaz de superar el marco de debilidad en el que se ha visto atrapada, entre ... la tutela estratégica de Estados Unidos y una alarmante falta de iniciativa ética y de defensa de los derechos humanos que le permita liderar una respuesta ante el genocidio de la población palestina a manos del Gobierno israelí.
A la espera de conocer el comunicado conjunto que recoja la letra pequeña del acuerdo arancelario y comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, la envoltura del acuerdo, lejos de representar un paso hacia una mayor autonomía estratégica, anticipa una debilidad estructural a construir una soberanía estratégica real. La presentación del acuerdo refuerza la percepción de una Europa débil, con enormes dificultades para articular una respuesta conjunta e incapaz de confrontar al que hasta hace poco era su principal aliado, incluso cuando sus intereses industriales y climáticos están en juego.
Está por ver si el nuevo acuerdo comercial entre Bruselas y Washington es la puerta de entrada a un nuevo sistema de relaciones con EE UU -poco fiable dados los antecedentes de Trump- y la apuesta decidida de la UE por un proceso de reindustrialización que pase por la apertura a nuevos mercados y la construcción de nuevas alianzas comerciales y geopolíticas.
Pero la verdadera medida del proyecto y del engranaje europeo no se limita exclusivamente a su capacidad comercial, sino a su peso político en los grandes conflictos globales. La UE como brújula ética y de derechos humanos. La ofensiva de Israel en Gaza, que ha provocado una catástrofe humanitaria documentada diariamente por organizaciones humanitarias y por Naciones Unidas, ha sido respondida por Europa con cautela, eufemismos y nula acción. Enredada en el marco de las palabras y las declaraciones y comunicados tibios ante la ofensiva israelí en Gaza, que ha dejado miles de muertos y que está llevando a la hambruna a miles de civiles, entre ellos niños y niñas, ha de articular ya sanciones que fuercen a Israel a frenar la escalada y garantizar asistencia humanitaria.
La inacción de la UE no solo implica complicidad tácita, sino que erosiona la legitimidad de la UE como defensora del Derecho internacional y los derechos humanos. ¿Qué valor tiene la retórica europea sobre valores universales si se aplica con doble rasero?
En ambos casos -la relación con EE UU y la masacre de civiles en Gaza-, Europa revela una preocupante pérdida de soberanía y propósito. Débil a la hora de mostrarse firme ante Washington cuando sus intereses divergen, y reacia a actuar con firmeza frente a Tel Aviv, la UE aparece como una potencia económica sin columna vertebral política, sin agenda propia.
La multipolaridad en ascenso exige actores capaces de tomar posición, incluso cuando resulta incómodo. El momento actual podría ser una oportunidad para que Europa redefina su papel en el mundo, pero para ello necesita más que consensos burocráticos: necesita valentía política y configurar una nueva gobernanza.
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