En Euskadi no toca
«¿Qué hay de malo en ello?». Fue la frase fetiche de Ibarretxe en los años álgidos de su plan y encerraba, en sí misma, ... todas las trampas y recovecos de un debate tan intrínsecamente divisivo como el del plebiscito independentista. Qué hay de malo en preguntar a la sociedad, clamaba el exlehendakari, que, cuando hizo amago de convocar un referéndum, prohibido por el Constitucional, hace casi tres lustros vio como la 'realpolitik' de su partido acababa por pararle los pies. Hubo de malo entonces, para el PNV, la fenomenal convulsión interna provocada por el empeño de Ibarretxe en la consulta, que acabaría desembocando en el liderazgo de consenso de Urkullu al frente del EBB, cuya estela dura todavía hoy, en tándem desde Ajuria Enea con el también pragmático Ortuzar.
Por eso, no es de extrañar que a este PNV de 2022, aliado a machamartillo con Sánchez por circunstancias pero ciertamente boquiabierto por su estilo kamikaze de hacer política, le haya chirriado el extemporáneo regreso de ERC, cuando aún se estaba acabando de adecentar (por decir algo) el acuerdo con el PSOE para rebajar las condenas por malversación del 'procés', al raca-raca del referéndum. «Procesalmente», ironizó ayer Aitor Esteban, jurista además de diputado, «no sé si es el mejor momento. Yo no lo veo, pero ellos tendrán sus tiempos».
Es cierto que algo se ha avanzado desde Ibarretxe, capaz de plantear no una sino dos preguntas para aquel fallido 25-O que ocupaban casi medio folio. Esquerra ha reciclado los usos del nacionalismo vasco, escocés y quebequés para pedir una pregunta clara, un acuerdo previo con el Estado y unos porcentajes de apoyo calcados del referéndum montenegrino de 2006, que permitirían, en la práctica, que Cataluña se desgajara de España con poco más del 27% del censo explícitamente a favor. (¡)
El arrebato de sinceridad de Esteban tiene que ver, sin embargo, con lo inoportuno del momento elegido por ERC, que puede arruinar a Sánchez la operación 'barrer bajo la alfombra' antes de comer las uvas. Sedición, malversación, reforma de la ley del Poder Judicial... todo eso puede colar si la economía remonta, pero, ¿y un referéndum? Y dos huevos duros, pensará el PNV, que perdería influencia si el actual 'frankenstein' se viera sustituido por una mayoría absoluta de la derecha.
Pero la campaña aprieta para todos y ERC necesitaba cambiar cuanto antes el relato del aliado domesticado en Madrid por el de incansable luchador 'indepe' para su pelea con Junts en las municipales. Esa es la principal razón que explica el aldabonazo de Oriol Junqueras, aunque, para alivio del PNV, es poco probable que sus aliados estratégicos de Bildu abran el melón en Euskadi. Ya lo apuntaron en su último congreso, en el que evitaron hablar de un 'día D' y se centraron en la acumulación de fuerzas a medio y largo plazo y dieron pistas ayer con su medido silencio y su abstención, la única, en la reforma del Código Penal. Porque Esquerra ya gobierna y los de Otegi aspiran a gobernar en sustitución del PNV en una Euskadi en la que el referéndum sencillamente no está en la agenda. Cosa distinta sería que Sánchez autorizase el plebiscito catalán. Pero ningún nacionalista vasco cree que sea capaz de llegar tan lejos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión