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En primeras citas políticas como la que Aitor Esteban y Eneko Andueza han mantenido este miércoles, después los protagonistas suelen revelar bastante poco sobre lo ... que se ha hablado de puertas adentro. Apenas se salen de ese guion diplomático de la «valoración positiva», del «clima de cordialidad», y si acaso mencionan, sin entrar en muchos detalles, los temas genéricos que han tratado. Pero esta vez lo llamativo no ha sido tanto de qué han confesado haber hablado, sino de qué no. Y es que en la primera reunión oficial entre los líderes de PNV y PSE-EE no se han abordado las dos grandes carpetas que 'a priori' cabía esperar: ni el autogobierno ni el TAV.
Durante cerca de una hora, delegaciones de ambos partidos –también asistieron Maitane Ipiñazar y Joseba Díez Antxustegi por el PNV, y Miguel Ángel Morales y Begoña Gil por el PSE-EE– han celebrado en Sabin Etxea una toma de contacto que vino a simbolizar una nueva era en las relaciones de la coalición hegemónica en la política vasca de las últimas décadas. Era, no en vano, la primera vez que se reunían en torno a una mesa desde que Esteban fue proclamado líder jeltzale en sustitución de Andoni Ortuzar y desde que Andueza fue reelegido al frente de los socialistas para un segundo mandato.
El encuentro llegaba rodeado de una importante expectación política y mediática por tratarse de un cara a cara entre dos dirigentes con estilo propio muy marcado y que en las semanas previas no habían tardado en registrar su primer encontronazo. Fue a cuenta del «tirón de orejas» que Andueza dijo haberle dado a Imanol Pradales tras dejar caer su preferencia por la alternativa de Ezkio-Itsaso en el debate sobre la conexión del TAV con Navarra. El PNV salió en tromba contra el líder del PSE-EE para afearle su «falta de respeto institucional» y Esteban llegó a acusarle de mentir porque, según su versión, no le dijo tal cosa al lehendakari.
Sea como fuere, tanto el uno como el otro han querido enterrar el hacha de guerra y, a la salida de la reunión, han dejado claro que ni siquiera se habló sobre el asunto. «No ha estado encima de la mesa. Por nuestra parte, está perfectamente zanjado. Creo que todos hemos mostrado nuestra posición al respecto», ha precisado primero el líder socialista. «Lo confirmo, no hemos hablado de eso», ha corroborado minutos después el presidente jeltzale. Ninguno ha querido echar mas leña al fuego, aunque lo cierto es que se sigue respirando una paz tensa en un tema que levanta ampollas territoriales en todos los partidos.
Ese guion se ha repetido en lo relativo a la otra gran cuestión que se esperaba que abordaran: la reforma del Estatuto, que se cuece a fuego lento y con suma discreción entre PNV, PSE-EE y también EH Bildu. Igual que con el TAV, Andueza ha sido el primero en descartar que el debate haya llegado siquiera a la mesa y después Esteban lo ha ratificado diciendo que lo afirmado por su interlocutor era «completamente cierto». El líder jeltzale ha explicado que la cita «no era el ámbito» para departir sobre el autogobierno, algo que «llevará su tiempo» y que «no va a estar para mañana por la mañana».
Ha rebajado así, por segunda vez en cuestión de un mes, las expectativas sobre un acuerdo estatutario, al menos a corto plazo, y ha cuestionado directamente las declaraciones de Mertxe Aizpurua (EH Bildu) en las que sugería que las conversaciones entre partidos van «mejor que nunca». Para el presidente del EBB, la portavoz de la coalición soberanista en el Congreso «seguramente no esté muy al corriente de cómo están las cosas», pero él ha afirmado estarlo y ha reconocido que «aún hay mucha tela que cortar y es complicado porque somos tres partidos». Andueza, por su parte, ha apuntado que «cada cual hace su relato e intenta vender su mensaje» y se ha abonado a la «discreción» en las negociaciones entre las tres formaciones.
De lo que los máximos representantes de PNV y PSE-EE sí han hablado, según ellos mismos han revelado, ha sido de cuestiones de actualidad como la energía, la industria y la situación política en Madrid. Pero más allá de eso, los dos han coincidido en que la cita ha servido fundamentalmente para sincronizar los relojes. «Hemos estado estableciendo las nuevas dinámicas para que la coordinación y el funcionamiento de esta coalición siga siendo tan buena como ahora», ha apuntado Andueza. «Las relaciones en las instituciones son buenas y hemos puesto las bases para relaciones futuras», ha añadido Esteban.
Buen tono y buenas palabras, en definitiva, para iniciar una nuevo tiempo en el que tanto jeltzales como socialistas siguen apostando por la «estabilidad» que su coalición de gobierno viene concediendo a las principales instituciones vascas en la última década. «La relación entra en una nueva etapa y creo que ha empezado bien», ha sintetizado el presidente del EBB. «Tenemos ánimo de seguir colaborando a través de esta entente que nos une para que Euskadi siga mirando al futuro con optimismo, ilusión y esperanza», ha remachado el secretario general del PSE-EE.
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