«El apoyo de nacionalistas e independentistas al Gobierno contribuye a cohesionar España»

- Tras el éxito de la cumbre de la OTAN, Sánchez vuelve a la cruda realidad y se topa con la oposición de Podemos a elevar el gasto militar. ¿Es una deslealtad del socio de la coalición?

- Todos tenemos derecho a invocar nuestros fundamentos ideológicos, pero en política tan importante como eso es también saber modular nuestros postulados ante las evidencias de la 'realpolitik'. Occidente enfrenta amenazas a su modo de vida y a su sistema de libertades que nos deben hacer reflexionar. Una inmensa mayoría de españoles comparte esta visión.

- ¿Esta cuestión dificulta la aprobación de los Presupuestos?

- Creo que hay cierto infantilismo al enfrentar partidas de gasto, como si plantear un reforzamiento de la defensa nacional hubiera de contraponerse a la inversión social. ¿Alguien cree que la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN va a reducir el Estado social escandinavo que conocemos?

- ¿Está siendo ingenuo Podemos en materia de Defensa?

- Hay un cierto fetichismo de una determinada izquierda que sigue anclada en posiciones anacrónicas. Participar en la OTAN es también un elemento de solidaridad en favor de las miles de víctimas ucranianas.

- ¿Cree que asoma un cambio de ciclo político como dicen las encuestas o prefiere aferrarse al CIS de Tezanos?

- El Gobierno está demostrando tener reflejos y capacidad para hacer de esta legislatura la más fecunda en cuanto a avances, derechos, libertades públicas... Lo que pasa es que a veces nos vemos forzados a mantener una posición más defensiva porque tenemos una oposición destructiva. Eso explica por qué a veces el electorado no se moviliza tanto.

- No negará al menos que la llegada de Feijóo al PP ha cambiado la política española...

- Ha habido cambio de cara, pero seguimos con la misma cruz. Es una oposición que no quiere cumplir con sus obligaciones constitucionales y que tampoco acompaña al Gobierno en la respuesta a las consecuencias de la guerra ni de la pandemia. Carece de sentido de Estado para ser digna de llamarse alternativa real.

- A la vista del plan anticrisis desplegado seis días después del fiasco andaluz, ¿deben los españoles agradecer las medidas a Moreno Bonilla?

- Este plan viene precedido por otro cuyos efectos acababan ahora y estábamos obligados a prorrogarlo visto el encarecimiento de la vida, con una inflación por encima del 10%. Las medidas que hemos adoptado habrían sido distintas si no se hubiera obtenido un logro histórico como el de la excepción ibérica para desacoplar el precio del gas del de la luz.

- ¿Por qué rebajar el IVA de la luz es una medida «cosmética» si la propone el PP y no si la aplica el Gobierno?

- La derecha suele emplear determinados banderines de enganche como puro fetiche. Hay que contextualizar esa medida en el marco de un paquete de decisiones.

- ¿A qué Sánchez hay que creerse? ¿Al centrista que sacó la reforma laboral con la CEOE y Cs o al de izquierdas que se enfrenta a las energéticas y a las «terminales de intereses oscuros»?

- A veces existe una tendencia interesada en caricaturizar abusivamente a este Gobierno y a Sánchez cuando todos hemos visto las mil caras de Casado y de Feijóo. Un Ejecutivo sin la mayoría suficiente gestiona una situación de fragmentación política que implica dialogar y ceder. Cada día al levantarse Sánchez hace un ejercicio de realismo que le lleva a alcanzar acuerdos hasta con quien está en las antípodas.

- ¿Convendría una remodelación del Gobierno para afrontar el final de la legislatura?

- El equipo de gobierno tiene una capacidad de gestión acreditada y no me parece que plantear cambios de nombres sea lo suyo, aunque la potestad es del presidente.

- Ante los continuos conflictos, algunos dirigentes del PSOE presionan en privado para soltar amarras con Podemos y continuar en solitario hasta el fin de la legislatura. ¿Y usted?

- En la coalición convivimos dos culturas políticas distintas. Eso lleva a que a veces Podemos airee determinadas diferencias. La cultura que nosotros practicamos pasa por lidiar las desavenencias internamente y no airearlas para no hacer más vulnerable la posición del Gobierno. Estamos comprometidos con la coalición y vamos a llevarla hasta el final.

- ¿Para tapar las desavenencias es necesario que la portavoz silencie a una ministra de Podemos en una rueda de prensa?

- Es una cuestión de respeto a las reglas. La portavoz representa la voz del conjunto del Gobierno para evitar que se convierta en una jaula de grillos. El resto de ministros tiene una encomienda circunscrita al sector que les corresponde gestionar.

- ¿Le parecería bien que Bingen Zupiria contestara a preguntas dirigidas a Idoia Mendia?

- A Idoia se le dirigen preguntas sobre su ámbito de gestión. En aquella rueda de prensa se trataba de preguntar a Irene Montero sobre Melilla, una cuestión que en todo caso debe ser la portavoz quien la aborde.

- El CIS de Tezanos, el espionaje en el CNI, una exministra al frente de la Fiscalía, reformas 'ad hoc' en el Poder Judicial, la dimisión del presidente del INE, la crisis en Indra... ¿Asume el Gobierno el descrédito en instituciones del Estado?

- Es una tesis de la derecha, que fue la que más descrédito generó al sistema democrático. Como Gobierno, tenemos derecho a nombrar a las personas más adecuadas en los diferentes puestos.

- Con los resultados de Andalucía y Castilla y León en la mano, ¿cree que el electorado socialista está entendiendo los pactos con EH Bildu?

- Hay cierta perversión, la cual estoy dispuesto a combatir, en este ejercicio de hacer ver que los escaños de Bildu sólo son legítimos cuando votan en contra del Gobierno. Cuando lo hace a favor parece que tiene un efecto tóxico. Es de un cinismo insoportable y denota un concepto de la democracia que yo no comparto en absoluto.

- Insisto, ¿cree que el electorado clásico del PSOE avala esa política de pactos?

- La derecha siempre trata de poner ahí el acento porque es consciente de que Bildu aún tiene resonancias traumáticas para una parte del electorado español. La democracia ganó, ese mundo está haciendo una transición y se hace un flaco favor al sistema si aceptamos que sólo puede votar en contra. Debemos ser didácticos en esta materia y no tener complejos.

- El último acuerdo ha sido el de la Ley de Memoria Democrática. ¿Es Bildu el actor idóneo para hablar de memoria?

- La ley también va a salir adelante con Teruel Existe, PRC o los canarios... El Gobierno busca apoyos frente a los grupos que deciden autodescartarse. En lo que respecta a Bildu, con esta norma asume que hubo una transición a la democracia y que el único vestigio del franquismo que quedó vivo fue ETA. Fueron los que no se enteraron, porque continuaron matando.

- Los Presupuestos, el plan anticrisis, ahora la Ley de Memoria... ¿Contribuye más Bildu que el PP a los intereses generales de los españoles?

- Lo que no hace Bildu es autodescartarse. Juega sus bazas con los escaños que tiene en el Congreso. Insisto, sus votos no pueden ser tóxicos sólo cuando votan a favor. De serlo, lo serían siempre.

- ¿Ha adelantado al PNV como partido conseguidor en Madrid?

- En esta legislatura ha quedado claro que PNV y Bildu se miran de reojo y libran su particular batalla por la hegemonía nacionalista. Yo ahí de lo que me congratulo es que hayan pasado de disputarse las posiciones más contestatarias al Estado a una pugna por la posición de colaborador fiel del Gobierno. Estos apoyos, también los de los grupos catalanes, contribuyen a coser y cohesionar este país, un camino que el PP desanda cuando llega al poder.

- ¿Y teme que con esa polarización el resto de partidos vascos, incluido el PSE, se queden en tierra de nadie?

- Existe una polarización en parte impostada. Ambos son conscientes de que elevar el tono entre ellos es una manera de achicar el espacio al resto, pero creo que es un error en términos de convivencia y de salud democrática. Por fortuna Euskadi se ha empeñado en demostrar que esa polarización no es tal.

- En los últimos tiempos Arnaldo Otegi está haciendo hincapié en un frente amplio de izquierdas con excargos de IU y PSE; entre ellos, Gemma Zabaleta, a la que usted apoyó como candidata a líder socialista. ¿Cómo vive esa transición?

- Más allá del cariño personal y el respeto que me sugiere la figura de Gemma, veo esa deriva con enorme distancia. Para alguien de izquierdas como yo, resulta difícil compatibilizar ese sentimiento con el nacionalismo o el independentismo. Esos cantos de sirena de Otegi no son más que un intento por absorber segmentos progresistas que no son nacionalistas y un intento por disimular el condimento independentista que tiene Bildu. Siempre que la izquierda abertzale ha librado una batalla entre ser más de izquierdas o más abertzale, ha ganado lo segundo.