La decisión de EH Bildu de elaborar su propio texto estatutario ahonda la brecha con el PNV

La decisión de la coalición soberanista, hecha pública el miércoles por Arnaldo Otegi en un mitin en Durango, no solo supone el acta de defunción del foro. También certifica que una vez pasadas las elecciones municipales, forales y europeas del próximo domingo es más que probable que los partidos vascos se pongan en modo precampaña de cara a las autonómicas del año que viene.

Los trabajos para modificar el actual texto estatutario arrancaron en 2014, se reanudaron al empezar la actual legislatura y a finales del año pasado llegaron a un punto crucial. Cada uno de los partidos eligió a un experto. Y a ese grupo de cinco especialistas se les entregó el documento de bases pactado por el PNV y EH Bildu, un borrador de marcado corte soberanista que contaba con el rechazo explícito de Elkarrekin Podemos, PSE y PP. Se les dio de tiempo ocho meses para que fuesen desbrozando el material y creasen un texto articulado.

En teoría, ese plazo concluía en junio y desde el principio casi todo el mundo daba por hecho que el encargo embarrancaría. No por la solidez de los expertos, sino por las notables diferencias entre los partidos y los diversos matices que se podían oír en los discursos del PNV en función del dirigente que hablase. Mientras Joseba Egibar subrayaba que el documento de bases pactado con Bildu era la guía a seguir, Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu apostaban por ampliar los consensos. O lo que es lo mismo, por intentar incorporar a Podemos y el PSE para que el nuevo Estatuto pasase el futuro corte en el Congreso y no sucediese lo mismo que con el plan Ibarretxe. La realidad ha confirmado las peores expectativas, y los avances han sido prácticamente nulos.

De hecho, se esperaba que una vez pasasen las elecciones del 26-M la baraja se acabaría por romper y PNV y EH Bildu convirtiesen esa cuestión en uno de los ejes de su enfrentamiento de cara a las autonómicas del año que viene. Pero todo se ha acelerado. Las pullas entre ambas partes durante las últimas semanas han sido constantes. Egibar ha puesto en duda que Bildu tuviese voluntad de llegar a un acuerdo sobre autogobierno; Maddalen Iriarte apostó a principios de esta semana por sacar el tema de la campaña... En el fondo está la disputa entre ambas formaciones por la hegemonía en el campo nacionalista. Fuentes del PNV achacaron el paso de EH Bildu a un intento por «subir el perfil político de la campaña de cara a su gente». Durante un desayuno informativo, Ortuzar aseguró que esperaba que fuese un «desliz» y que Bildu «no quiera dinamitar la ponencia».

El futuro del foro, sin embargo, es sombrío. El encargado de trasladar al resto de expertos la propuesta de EH Bildu será Iñigo Urrutia, el profesor de la UPV designado por la coalición soberanista. Según señaló Otegi, ese texto articulado se hará en base al documento pactado con el PNV con las aportaciones en materia social de Podemos. Difícilmente será aceptado por el resto de especialistas, incluido el del PNV, Mikel Legarda. Pero en ningún caso por el PSE y PP, por lo que la ponencia entrará en letargo. Nadie la querrá romper pero de ella no saldrá ningún acuerdo relevante. Al menos a corto plazo. Porque, paradójicamente, el gesto de Bildu podría ser la excusa perfecta que necesita el PNV para acercar posturas con Podemos y el PSE.

Ayer, Idoia Mendia no perdió la oportunidad de presionar a los jeltzales. La líder de los socialistas vascos consideró que la propuesta de Bildu «quiebra la convivencia» y apeló directamente al PNV y Podemos. «Son esos partidos quienes tendrán que aclarar a los votantes si van a seguir dando aire a esa apuesta de ruptura e inestabilidad», añadió Mendia, quien aseguró que el PSE defiende «un proyecto incluyente, que no quiere que nuestras instituciones se enreden en banderas y se centren en mejorar la vida de la gente».