La cumbre de la OTAN muestra a un Sánchez inusualmente aislado
El presidente del Gobierno evita imágenes de confraternización con otros líderes y esquiva un contacto directo con Donald Trump
No es habitual ver a Pedro Sánchez aislado en un encuentro internacional. El presidente del Gobierno siempre se ha movido bien en las distancias ... cortas con líderes extranjeros y es difícil encontrar imágenes en las que se le pueda ver sentado, sin hablar prácticamente con nadie, como ocurría en no pocas ocasiones con algunos de sus predecesores, singularmente, Mariano Rajoy o José Luis Rodríguez Zapatero. Este miércoles, en a cumbre que la OTAN celebra en La Haya ha sido la excepción.
La cita viene marcada por la sumisión de los socios de la Alianza Atlántica a la exigencia de Donald Trump de elevar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB so amenaza de sacar a Estados Unidos de la organización. Una exigencia que otros muchos países ven difícil alcanzar pero a la que solo España se ha opuesto abiertamente; lo que ayer ya provocó las críticas de Trump desde el Air Force One, antes incluso de aterrizar en Amsterdam, para asistir a la cena ofrecida por los reyes de los Países Bajos.
Sánchez ya evitó cruzarse anoche con el presidente estadounidense. En la foto de familia con los reyes en el palacio de Huis ten Bosch (la casa del bosque) en La Haya, Trump ocupó la primera fila, junto a Guillermo y Máxima; él, en la última. Y en la cena, en un salón no muy grande, en mesas separadas. Pero esta mañana las imágenes previas a la jornada de trabajo han sido aún más elocuentes.
El presidente del Gobierno se ha situado en una esquina, a cierta del grupo, en la foto previa a la entrada en el plenario y, una vez dentro, se ha encaminado directo hacia su silla sin detenerse, como suele ser habitual en él, a conversar con sus homólogos. A pocos pasos, el primer ministro británico, Keir Stammer; el presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen hacían un aparte en el que, en otras circunstancias, no habría sido raro verlo. En su lugar, se le ha podido ver cruzando unas breves palabras de cortesía, a través de intérprete, con el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, también ya sentado a un puesto de distancia.
Está por ver que el resto de países cumplan, a medio plazo, con una senda de gasto que será revisada en 2029 y debería culminar en 2035. En 2014, los aliados firmaron una declaración por la que se comprometían dedicar el 2% de su PIB a defensa y muchos solo lo han hecho este año espoleados por la presión estadounidense. Pero la diferencia con Sánchez es que, dada situación política española y la posición de los partidos que sostienen al Gobierno, es que él no está en condiciones de firmar un gasto del 5%, aunque sea para no cumplirlo.
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