La cultura de pactos cala en toda España pero no en La Moncloa
La batalla entre Sánchez e Iglesias frustra la conformación de un Gobierno de coalición, fórmula habitual en autonomías y ayuntamientos
julen sobejano
Domingo, 11 de agosto 2019, 00:48
Más de cien días después de que se celebrasen las elecciones del 28 de abril, España sigue con un Gobierno en funciones. Y, salvo sorpresa ... veraniega de última hora, es más que probable que ese escenario se mantenga durante los próximos meses. Las truncadas negociaciones entre el Partido Socialista y Unidas Podemos han evidenciado la dificultad que supone conformar ejecutivos de coalición, al menos a nivel nacional. La pregunta es por qué. Sobre todo, porque las alianzas multipartitas no son un elemento extraño en la política española. Todo lo contrario. Si se mira el mapa autonómico, lo que son excepcionales son las mayorías absolutas. En una docena de regiones los gobiernos están dirigidos -o están a punto de serlo- por miembros de al menos dos partidos. Lo mismo sucede en los países de nuestro entorno. Pero para conformar un Consejo de Ministros parece que esa fórmula es inviable.
El argumento más reiterado para dar respuesta a esta pregunta es la falta de cultura política de los partidos, donde los dos grandes, PP y PSOE, no están acostumbrados a ceder cuotas de poder cuando llegan a La Moncloa. Ni Adolfo Suárez, ni Felipe González, ni José María Aznar, ni José Luis Rodríguez Zapatero, ni Mariano Rajoy buscaron un socio estable cuando lo necesitaron. A lo más que llegaron fue a firmar pactos con diferentes partidos para garantizarse estabilidad en el Congreso. La excusa entonces era que no había una formación 'bisagra', que las únicas alternativas en las que sostener la gobernabilidad eran las fuerzas nacionalistas... Pero el fin del bipartidismo en 2015 trajo consigo que la lógica parlamentaria conocida hasta el momento diese paso a una lucha entre muchos y diferentes.
La profesora de Sociología de la Universidad de Deusto María Silvestre cree que esta nueva realidad «va a obligar a establecer fórmulas de acuerdo para la gobernabilidad, lejos de mayorías absolutas, que pasan por gobiernos de alianzas o por grandes coaliciones». La también directora del Deustobarómetro recuerda que ese pluripartidismo ha sido la «norma necesaria y habitual» en la conformación de gobiernos en ayuntamientos y comunidades.
Y es que, antes, pero sobre todo a raíz de las elecciones del 26-M, en casi todas las comunidades existen acuerdos de coalición. Euskadi es un buen ejemplo. En los últimos 30 años se ha experimentado con casi todo tipo de fórmulas.
Solo en Galicia, Castilla-La Mancha y Extremadura hay mayorías absolutas. La primera está en manos del popular Alberto Núñez Feijóo. Las otras dos están lideradas por los socialistas Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara, respectivamente. El último Gobierno de coalición que se ha conformado ha sido el de María Chivite en Navarra -PSN, Geroa Bai y Podemos, con el apoyo de Ezkerra- y la semana siguiente lo hará el de Isabel Díaz Ayuso en Madrid -entente de PP y Ciudadanos, con el respaldo de Vox-.
Los casos de estas dos últimas autonomías demuestran, en cierta medida, lo complicado que a veces supone tejer un acuerdo de este tipo. Más difícil aún fue en Murcia, donde el ya presidente popular Fernando López Miras tuvo que esperar a una segunda votación tras el órdago lanzado por Vox. La situación más estrambótica se ha dado en La Rioja. Cuando se daba por hecho que habría una alianza entre el PSOE y Unidas Podemos, las exigencias de la única parlamentaria de la formación morada hicieron saltar la entente e incluso la coalición, porque IU se ha puesto del lado de los socialistas. Ahora se está a la espera de un segundo intento.
La cocina previa
Los ejemplos son variados. En Canarias una alianza de diferentes formaciones ha situado en la presidencia al PSOE y ha desbancado a Coalición Canaria después de 26 años de poder; en Melilla, el único parlamentario de Ciudadanos se ha convertido en el presidente de la ciudad autónoma tras un acuerdo multipartito que ha sacado al PP del poder. Pero no sólo a nivel autonómico. También numerosos ayuntamientos se conformaron con acuerdos variados en una demostración de que las coaliciones son complicadas de cocinar pero no imposibles. Que es una cuestión de voluntad.
¿Por qué entonces cuesta tanto trasladar esta realidad al primer nivel institucional? El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid Pablo Simón ofrece varios factores determinantes. El primero tiene que ver con el poco poder que tiene el Congreso. A su entender, habría que cambiar ciertos artículos que doten a la Cámara baja de más competencias y facilitar a su vez trámites como la investidura de un candidato o la moción de censura.
En su pelea por liderar el centro derecha, Ciudadanos ha vetado cualquier acercamiento a Sánchez. Y la única alternativa plausible para evitar unas nuevas elecciones pasa por un acuerdo entre el PSOE y Podemos. Pero la batalla personal entre los dos líderes dificulta el entendimiento, ya que «han seguido lógicas electorales, haciendo cálculos y estrategias de partido, en lugar de gobierno». Esta lucha se ha agravado por querer «liderar el espectro de la izquierda», lo que provoca que «estén mirando a la reacción en términos de votos». Dos partidos de cultura e historia política diferentes -matiza Silvestre- que «compiten ideológica y políticamente, algo que dificulta el acuerdo».
Simón cree que la estrategia de Podemos, que siempre ha manifestado su voluntad de formar parte del Ejecutivo, se debe a que la formación morada es consciente de que no habrá 'sorpasso' al PSOE y que entrar en el Consejo de Ministros es la única forma de tener poder a nivel nacional.
La actitud de ambos ha hecho dinamitar, aparentemente, cualquier entente. El viernes, Sánchez afirmó que será a finales de agosto o septiembre cuando presente a sus posibles socios un acuerdo programático. Todo forma parte de una escenografía que se puede volver en su contra. Porque tanto Silvestre como Simón coinciden en que un posible adelanto electoral podría pasar factura a Sánchez e Iglesias y situar al país de nuevo en la casilla de salida.
Las claves
-
Motivos «Competir ideológica y políticamente dificulta el acuerdo», explica María Silvestre
-
Mala negociación «Sánchez e Iglesias han seguido cálculos e intereses partidistas», apunta Pablo Simón
-
Otros ámbitos En las autonomías lo habitual son los gobiernos de coalición, igual que en muchos ayuntamientos
En cifras
-
12 En una docena de comunidades autónomas existen gobiernos de coalición entre diferentes partidos, a falta de La Rioja
-
3 En Galicia, Castilla y León y Extremadura hay mayorías absolutas, una del PP y dos del PSOE
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión