Un cuarto de legislatura, un siglo político
En el aniversario de las elecciones del 10-N, cinco diputados vascos hacen balance de un periodo en que ha ocurrido de todo
«¿Pero solo ha pasado un año?». A más de un diputado le parece que más bien ha transcurrido un siglo desde las elecciones del ... 10 de noviembre de 2019. Doce meses marcados inevitablemente por la explosión de la pandemia del coronavirus, que ha cambiado el rumbo de una legislatura que ya de por sí se preveía difícil en lo político. Las urnas dibujaron un arco parlamentario fragmentado con aritméticas aún más endiabladas que el 28 de abril, cuando los ciudadanos ya cumplieron su cometido pero los políticos no se pusieron de acuerdo.
La repetición electoral se saldó con una nueva victoria del PSOE, aunque con tres diputados menos que en abril. La suma con Unidas Podemos cayó de 165 a 155, por lo que los partidos nacionalistas e independentistas adquirieron aún mayor protagonismo. En la oposición, el PP registró un importante crecimiento tras el batacazo del 28-A, pero también vio cómo Vox doblaba su representación contra todo pronóstico. Ambos se aprovecharon del hundimiento de Ciudadanos, por debajo incluso de Esquerra.
Lo que no se consiguió durante meses se logró en apenas 48 horas. Para el 12 de noviembre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya anunciaron un preacuerdo para conformar el primer Gobierno de coalición de la historia. El Ejecutivo se puso en marcha en enero y de golpe y porrazo vino la peor crisis sanitaria en un siglo, con duros efectos económicos y sociales. Un año después de aquellas elecciones, cinco diputados de las formaciones que obtuvieron representación por Euskadi hacen balance de un periodo corto, pero en el que ha ocurrido prácticamente de todo.
PSE-EE
«Sin saberlo, votamos cómo se gestionaría esta crisis»
López se congratula de que la crisis sanitaria haya contribuido a reforzar la protección social y pide más «sentido de Estado» en vez de bronca política.
«¡¿Pero quién se acuerda ya de las elecciones?!». A Patxi López le cuesta trabajo remontarse a hace un año, «no sé si porque me parece que ha pasado mucho tiempo o porque no ha habido un solo momento de normalidad». El exlehendakari revalidó en noviembre su acta de diputado por Bizkaia y en cuestión de meses le tocó lidiar con una delicada tarea. Fue elegido presidente de la Comisión de la Reconstrucción en el Congreso, algo del todo imprevisto cuando se celebraron los comicios del 10-N. «Sin saberlo, aquel día votamos mucho más que a un partido. También decidimos cómo se gestionaría esta crisis sanitaria, económica y social», apunta. Y, «afortunadamente», ese trabajo se ha realizado «de una manera radicalmente distinta a la crisis del 2008, que fue recorte sobre recorte».
El representante del PSE se congratula de que a pesar de la pandemia, o tal vez precisamente a causa de ella, se haya podido «tejer una red de protección social» con medidas como los ERTE y el Ingreso Mínimo Vital (IMV). «Se ha puesto en marcha una cantidad ingente de recursos públicos para salvar a la ciudadanía y no a la banca», asegura. De hecho, López cree que la Covid-19 puede estar representando una oportunidad inédita para «acelerar las políticas en favor del Estado del Bienestar» y que estas hayan llegado para quedarse una vez pasada la emergencia sanitaria. Algunas otras propuestas de los programas electorales, en cambio, asume que «pueden acabar relegadas en el tiempo porque las urgencias sean otras».
En el plano más político, el también expresidente del Congreso se lamenta de que la pandemia no haya supuesto un alto el fuego de la oposición. «Para mí no es entendible la postura del PP, que debería haberse comportado como un partido conservador razonable. Debe entender que hay momentos en los que se necesita un sentido de Estado y no utilizar la enfermedad para la confrontación. La ciudadanía habrá podido valorar durante este año quién se ha remangado y quién ha jugado a la bronca», explica. Además, el diputado socialista muestra su preocupación por que el enfrentamiento político, azuzado por la extrema derecha, se haya trasladado a la ciudadanía: «Cuando en la tribuna se está a golpe de insulto, se acaba en las calles como hemos visto...».
Elkarrekin Podemos
«Parecía imposible formar un Gobierno de coalición»
López de Uralde advierte de que hacer política es ahora más difícil que hace un año porque la extrema derecha «lleva todo al barro».
Estos doce meses «se han hecho muy largos», admite sin titubeos Juantxo López de Uralde. Hace ahora un año, Unidas Podemos afrontaba la repetición electoral como un nuevo intento por llegar a La Moncloa junto al PSOE. «Parecía imposible formar un Gobierno de coalición, pero al final se vio que teníamos razón. Y menos mal, porque después han pasado tantas cosas...», recuerda el diputado alavés. Nadie podía sospechar por aquel entonces que el estreno de los morados en el Ejecutivo central se produciría en el peor de los escenarios: «De buenas a primeras nos ha tocado gestionar una pandemia sin precedentes y una crisis económica brutal. Se está haciendo todo muy complejo, pero lo bueno es que hemos empezado por lo difícil. Si remontamos, lo veremos todo de otro color».
Lo difícil, precisa, no ha sido solamente la reacción puramente sanitaria o económica, sino también la política. «Desgraciadamente la irrupción de la extrema derecha ha hecho mucho daño al ambiente porque han intentado utilizar la pandemia de forma brutal con todo tipo de herramientas, legítimas e ilegítimas, para derribar al Gobierno», asegura el representante de Unidas Podemos. A su juicio, hacer política resulta ahora más difícil que hace un año porque «lo llevan todo al barro». En todo caso, cree que la opinión pública no ha sucumbido a esos intentos: «A pesar de la pandemia y la campaña tan dura a la que se le ha sometido, el Gobierno de coalición sigue contando con los mismos apoyos según lo que dicen las encuestas».
Lo que sí ha ocurrido «desgraciadamente» en este año por culpa de la Covid-19 es que algunos asuntos que parecían ser clave para la nueva legislatura se hayan quedado aparcados por tener que dar respuestas a lo más urgente. La agenda de la campaña del 10-N, no en vano, contenía objetivos como la igualdad de género, el reto demográfico, las pensiones, los servicios públicos y el ecologismo. López de Uralde, conocido activista por el medio ambiente, se muestra preocupado por que la Ley de Cambio Climático se dilate aún más tiempo. «El riesgo existe. Muchos temas legislativos pendientes no acaban de ponerse en marcha y si esta situación no se resuelve, habrá un gran impacto a medio plazo», avisa.
PNV
«Ya no hay zonas templadas, todo se acaba polarizando»
Legarda advierte de la «politización» de la crisis sanitaria y augura que, de seguir así, las legislaturas de cuatro años serán algo extraordinario.
Mikel Legarda atiende la llamada en manos libres mientras conduce y, a medida que avanza la conversación, se va acordando de todo lo que ha vivido en este año como diputado. «Y seguro que me dejo algo», se excusa. El representante del PNV rememora que la legislatura ya echó a andar con un «tropezón» previo, el de la repetición electoral, y que la gobernabilidad se preveía «complicada» desde el inicio por la fragmentación política. Para colmo, llegó «el 'shock' final» con la irrupción de la pandemia, que ha acabado por dejar todo «patas arriba». «Que la economía se ha desplomado, se han perdido miles de trabajos y ha muerto mucha gente, ¿eh? Si antes te dolía la cadera, ahora te han dicho que tienes cáncer y lo de la cadera ya no te parece para tanto», ejemplifica como muestra de esa cierta relativización de las cosas que ha impuesto la crisis de la Covid-19.
En la que es su cuarta legislatura consecutiva en el Congreso, dos de ellas truncadas por repeticiones electorales, a Legarda le preocupa «cómo se ha agudizado la polarización» en un momento de emergencias sociales y económicas. «Un tema sanitario ha pasado a ser político. Ya no hay zonas templadas, todo se acaba polarizando. Aunque visto con retrospectiva, tal vez no podía ser de otra manera, porque estamos ante un elemento (el virus) que ha tensionado todo nuestro modo de vida», explica. El riesgo, indica, es que el tono frentista cale en la ciudadanía: «Las palabras, como todo, tienen consecuencias. Y un problema que tenemos en política es que a veces no somos conscientes de que las palabras tienen garra y pico, y no se las lleva el viento».
Mirando al futuro, el diputado del PNV admite no tener una bola mágica para predecirlo. De lo contrario, antes de la pandemia «habría pedido un préstamo al banco para invertir todo en Amazon», asegura entre risas. Sin embargo, Legarda sí que se atreve a augurar que, de seguir así, la atomización electoral y las actitudes partidistas impedirán que haya legislaturas de cuatro años. «Tener que aunar tantas sensibilidades es una misión muy difícil, cada vez más. Vamos hacia legislaturas a la italiana», prevé. En todo caso, confía en que estos picos de tensión política son algo más bien «episódico» y que no son comparables a situaciones como la de Estados Unidos.
EH Bildu
«A veces el Congreso se parece a un ring de boxeo»
Matute se lamenta del discurso frentista que se ha apoderado de algunos políticos, pero también valora que la crisis haya obligado a «empatizar».
«Este año ha sido una experiencia interesante, estresante y, desde luego, muy intensa». Oskar Matute echa la mirada atrás para hacer balance de una «montaña rusa» que ha incluido negociaciones para una investidura, estados de alarma prorrogados y una moción de censura fallida, entre otros acontecimientos que rara vez se concentran en un año. «Han sido tales las circunstancias que nos han sobrevenido y que nos han cambiado la vida que parece que estamos hablando de una distancia temporal mucho mayor», asume el diputado de EH Bildu por Bizkaia en su tercera legislatura en el escaño. Al igual que la sociedad en su conjunto, dice, la política también está aún «impactada por un suceso que nadie podía prever y que ha alterado todos los ámbitos».
El representante abertzale explica que en esta coctelera de elementos hay casi de todo. Entre lo malo, el cariz agresivo y frentista que se ha apropiado en más de una ocasión del discurso político. «A veces el Congreso se parece a un ring de boxeo o a un plató televisivo de un programa del corazón. Y quien niegue eso es que está muy ajeno a lo que ve la gente en la tribuna», se lamenta. Pero, por otra parte, Matute también aprecia que haya habido ciertos momentos a valorar: «Quizás ha sido menos visible, pero también hemos tenido tiempo para empatizar con posiciones diferentes, no así con las antagónicas. Momentos como este obligan a encontrar puntos en común y a dar lo mejor de nosotros mismos para hacer más ligero este trance tan duro».
Es aquello de convertir la crisis en oportunidad. En este sentido, y mirando al plazo más inmediato, el diputado de EH Bildu ve en los Presupuestos de 2021 «una opción no para poner tiritas, sino para transformar definitivamente el actual modelo hacia otro más viable, sostenible e igualitario». Porque, en su opinión, la pandemia del coronavirus no puede servir como excusa para que la legislatura se quede coja, sin hacer los deberes que se plantearon el 10-N. Si se celebraran hoy aquellas elecciones, asegura, su formación estaría haciendo «un discurso parecido» y él, pese a todo, habría aceptado igualmente ser candidato: «Yo soy un militante político y no pienso colgar nunca la chaqueta, sea en un partido o en la asociación de vecinos de mi barrio».
PP
«Hace falta más respeto y menos gritos y abucheos»
La debutante Fanjul entiende el hartazgo de la sociedad «porque no se le puede pedir lo que ni nosotros somos capaces de cumplir».
A la única diputada debutante de este grupo le ha tocado estrenarse en unas circunstancias más que excepcionales. Probablemente por eso confiesa que el Congreso no es tal y como se lo esperaba. «Ha sido un año atípico, muy difícil para todos. Encima en la oposición hemos visto limitada nuestra obligación de control parlamentario al Gobierno durante el estado de alarma», asegura Bea Fanjul. La joven representante del PP, que logró su acta 'in extremis' tras un agónico recuento del voto extranjero, sostiene que llegó a Madrid pensando en que se encontraría a «grandes políticos» en la tribuna de la Cámara baja, pero un año después reconoce que no ha sido así. «La ministra de Igualdad, por ejemplo, me trata como si fuera su hija en vez de la portavoz del PP en la comisión de Violencia de Género», afirma.
La diputada por Bizkaia, la única representante del grupo popular por una circunscripción vasca, considera que el momento actual es «crítico» tanto en lo social y económico como en lo político. Por eso dice no comprender que a lo largo de este año la polarización se haya apoderado del día a día en el Parlamento: «Todo se ha tensionado y no puede ser. Debemos ser ejemplares en nuestro comportamiento. En momentos como este, hace falta más respeto y empatía entre los políticos, y menos gritos y abucheos, que es lo que vemos muchas veces en los plenos». De hecho, Fanjul admite entender el creciente «hartazgo» de la sociedad porque «no se le puede exigir a la gente lo que ni nosotros mismos somos capaces de cumplir».
Aun así, la aforada vizcaína asegura no arrepentirse de haber dado el paso de presentarse a las elecciones generales, tanto el 28-A como el 10-N. «Acepté la responsabilidad por segunda vez cuando el PP vasco sacó cero escaños, algo que me dolió mucho. Lo hice y lo volvería a hacer porque creo que hay que poner un poquito de corazón a la política», explica Fanjul. Lo haría, añade, incluso sabiendo todos los sinsabores que vendrían después, en un año político inevitablemente condicionado por la pandemia y sus múltiples derivadas: «Incluso sabiendo que es un camino muy sufrido, sigo pensando que merece la pena».
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