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Despejada la gran incógnita que ha mantenido en vilo a la Euskadi política en los últimos meses y una vez que Andoni Ortuzar ha dejado clara su voluntad de seguir al frente del EBBdel PNV cuatro años más, hasta 2029, queda por ver hasta qué punto va a tener que sudar la camiseta para lograrlo. En definitiva, si su reelección para un cuarto mandato es un camino de rosas o más bien una carrera de obstáculos. Porque en el PNVexiste la convicción, más o menos unánime, de que, con mayor o menor holgura, la designación de Ortuzar puede darse por hecha. Por lo pronto, los sectores críticos –variados y heterogéneos, a falta de una corriente única organizada contra el aparato– buscan fórmulas para expresar su descontento con la continuidad del actual líder, que, si logra el aval de las bases, permanecería dieciséis años consecutivos en el cargo.
Según fuentes consultadas por ELCORREO, los críticos vizcaínos propondrán a Eneko Lekue Andrinua, ingeniero técnico industrial de 44 años, concejal de Etxebarri desde 2019 y cabeza de cartel en las elecciones municipales de 2023. Es presidente de la junta municipal del PNV en este municipio. Sus impulsores creen que no tendrá mayores problemas para pasar a segunda vuelta del proceso interno, que arrancará el próximo 10 de febrero. Un objetivo, como admiten en Sabin Etxea, relativamente sencillo de lograr teniendo en cuenta que para integrar la lista general de candidatos que elabora la Comisión de Garantías y Control a partir de los resultados de la primera vuelta, que arrancó ayer y concluye el 2 de febrero, basta con lograr el respaldo de al menos tres organizaciones municipales de cualquiera de los territorios.
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Así las cosas, si se tiene en cuenta que, pese a la aplastante victoria de Iñigo Ansola en el proceso para la elección del Bizkai buru batzar, los díscolos que apoyaban a David Salinas-Armendariz ya lograron, de saque, ganar en los batzokis de Abando y Ondarreta (Getxo), no parece complicado que puedan conseguir que tres asambleas apoyen a un candidato distinto a Ortuzar en esta fase inicial para presidir el EBB, una primera criba en la que el único requisito a acreditar es ser euskaldun, condición estatutaria 'sine qua non' para liderar el PNV y para la secretaría de la ejecutiva.
Conocida la identidad del aspirante, queda por ver el posicionamiento del resto de territorios y sectores no necesariamente alineados con el aparato. En el proceso para elegir las ejecutivas territoriales, que culminó en noviembre, quién más logró inquietar al oficialismo fue el exalcalde de Vitoria Gorka Urtaran, que puso en aprietos a la candidata del aparato, Jone Berriozabal, ganadora final con el voto de 41 de los 65 delegados. Ahora, los descontentos han vuelto a tentar a Urtaran, al que consideran el mejor rival posible, para plantar batalla.
Pero, con toda probabilidad, la respuesta del exalcalde será negativa, por varias razones. Para empezar, porque parte de los 'notables' del partido que apoyaron su candidatura como protesta contra la ejecutiva saliente de José Antonio Suso –como la exburukide Pilar García de Salazar– ven a Ortuzar, en cambio, con buenos ojos. Urtaran además es diputado foral de Políticas Sociales, lo que hace más complicado que vaya a dar un paso internamente arriesgado. Está por ver qué movimientos hace el sector díscolo clásico en Álava, el agrupado en torno a IñakiGerenabarrena.
La derivada Esteban
Gipuzkoa es otro de los frentes internos que se le abren a Ortuzar. En las últimas horas ha circulado en el partido la posibilidad que las bases que ya apoyaron en primera vuelta al alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, frente a la candidata promovida por Joseba Egibar y actual presidenta, María Eugenia Arrizabalaga, postulen a Aitor Esteban (el descartado 'plan B' de Sabin Etxea para encabezar la ejecutiva) en contra de Ortuzar. El movimiento es también dudoso porque nadie contempla que, aunque su nombre ganase en varias asambleas, el portavoz en Madrid se mantuviera en la liza. Esas propuestas suelen ser simbólicas manifestaciones de protesta (igual que sería proponer a Urkullu) que quedan en meras anécdotas.
Lo que sí resonó ayer fue el clamoroso silencio de Goia al ser preguntado por la candidatura de Ortuzar. Tenía excusa, la Tamborrada en la capital donostiarra que exigía «hablar de su libro». Aun así, llamó la atención que se remitiera a la asamblea de su organización municipal, que se celebrará este jueves, para expresar su posición. Sobre todo, en contraste con el entusiasmo que demostró Ansola al ser preguntado por lo mismo: dejó claro que «cambiar por cambiar no significa que sea algo bueno» y elogió el «peso» político de Ortuzar, su «experiencia» y sus «contactos».
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