Las críticas ayudan a vacunar más rápido
Me parece estéril y poco adecuado pedir autocrítica a los que tienen la responsabilidad de tomar decisiones políticas. No entiendo por qué está tan extendida ... la supuesta necesidad y el virtuosismo de la autocrítica. No sé qué aportan realmente los mensajes tipo lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir, a la mejora de la calidad de las decisiones políticas. Es una búsqueda de culpables, para castigar o indultar, más que un intento de mejorar la calidad de la decisión equivocada.
Lo que sí que tiene efectos en la mejora de las políticas públicas es la capacidad de encajar críticas e incorporarlas a tus siguientes decisiones si te han ayudado a analizar mejor la situación. La acción de los distintos gobiernos está sometida a escrutinio público y generalmente la oposición, los medios de comunicación y la ciudadanía a través de sus propios canales, colocan sus críticas con la credibilidad y reputación que se hayan ganado cada uno.
Las políticas relacionadas con la pandemia son las más seguidas, las más analizadas y las más discutidas en el espacio público. Y muchos cambios de posición de los distintos gobiernos se han producido tanto por ver el resultado negativo de algunas de sus decisiones, como por la capacidad de insistir y de colocar críticas legítimas en la agenda por parte de los actores que protagonizan el control de los gobiernos. Muchas de las críticas de la oposición, de los medios y de la ciudadanía beben de sus expertos de confianza y pueden ayudar a mejorar las decisiones sin pedir que los gobiernos se pongan de rodillas y pidan perdón.
El cambio estratégico del Gobierno de Pedro Sánchez para extremar la cautela y la prudencia en la próxima Semana Santa como pedían los epidemiólogos a diferencia de lo que hizo en verano o Navidad seguramente no se habría producido si nadie hubiera criticado la forma con la que el Ejecutivo afrontaba los periodos vacacionales en tiempos de pandemia. Y el cambio estratégico que está llevando a cabo el Gobierno vasco en su ritmo de vacunación no se habría dado tan rápido si los medios de comunicación, partidos de la oposición y sociedad civil no estuvieran alertando de la política contracorriente y contra la velocidad recomendada por los expertos que estaba dejando a Euskadi a la cola de la vacunación en el Estado español.
Reconozco que he cambiado de opinión sobre cómo había que abordar en el espacio público la valoración de las políticas desarrolladas en tiempos de estados de alarma y emergencia. Mi primer impulso fue confiar sin críticas en las instituciones que les toca gestionar una pandemia que necesita de la máxima colaboración ciudadana. Con el lento paso del tiempo pandémico he aprendido que no solo se puede criticar, sino que esa crítica puede ayudar a que mejoren las decisiones.
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