Compró en Amazon los componentes de sus artefactos
Gastó apenas 300 euros en los productos que, al mezclarlos en el salón de su casa, convirtió en misivas potencialmente mortales
Cualquier persona con una mínima destreza en internet puede adquirir los materiales suficientes para elaborar un pequeño artefacto explosivo. Así lo ha demostrado Pompeyo. Este ... jubilado se hizo con ellos a través de la plataforma Amazon. «No empleó más de trescientos euros», deslizan fuentes consultadas, en su irracional cruzada contra los aliados del pueblo ucraniano, sometido a la invasión rusa desde hace once meses.
Según refleja la investigación tutelada por la Audiencia Nacional, presuntamente elaboró esas cartas bomba en el salón de su vivienda de Miranda de Ebro. Cuando los efectivos de la Policía Nacional irrumpieron en su casa tenía el dormitorio, el baño y su pequeña cocina impolutos. El salón, sin embargo, parecía un pequeño taller.
Se supone que en esa estancia montó los sobres explosivos. Los componentes utilizados proceden de la conocida web de compraventa, como delata el disco duro de su ordenador. «Entre junio y julio adquirió un kilo de nitrato potásico puro (un fertilizante), cable con mecha, interruptores, filamentos de cobre y bombillas incandescentes».
Tras detenerse durante dos meses, «entre octubre y noviembre de 2022 efectuó la compra de pegatinas adhesivas, bisagras, toda clase de tornillería, brocas de precisión, plantillas para dibujar números y letras del abecedario», indica el auto del Juzgado Central de Instrucción número 4. Ayudado con estas hormas escribía en los sobres las direcciones de sus objetivos.
«Alterar la paz pública»
Y con las cartas bomba de fabricación casera, este jubilado de 74 años pretendía un fin muy concreto. «En el ánimo del investigado está presente el objetivo de alterar gravemente la paz pública, transmitiendo el mensaje de que nos encontramos ante unas acciones efectuadas por personas vinculadas a Rusia como represión hacia los intereses de España como consecuencia de su apoyo a Ucrania ante la ocupación rusa», expone el magistrado José Luis Calama.
«Siempre le gustó mucho internet. Cuando trabajaba con nosotros nos contaba que hacía páginas y que pasaba mucho tiempo navegando», evocan sus antiguos compañeros de oficio en los cementerios vitorianos de Santa Isabel y El Salvador.
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