Ciudadanía y nuevo pacto constitucional
Nuestra democracia está en deuda con la ciudadanía. Nuestro último pacto constitucional funcionó para coser heridas y repartir el poder político atendiendo al pluralismo de ... nuestra sociedad. Pero no se buscó ni la participación, ni se practicó la escucha activa, ni se abrieron espacios para introducir la voz de la ciudadanía. Los pactos secretos entre la élite política sin debate público tuvieron una influencia negativa en la activación de la adhesión ciudadana. El desacuerdo con el hermético método de elaboración constitucional aumentó la probabilidad de abstenerse en el referéndum del 6 de diciembre de 1978.
Un tercio de los electores con derecho a voto no se movilizó el día que se sometía a votación el desmantelamiento de un régimen autoritario, represivo y excluyente mediante el proyecto constituyente que fluía dentro y fuera de las primeras Cortes democráticas. La participación fue diez puntos porcentuales más baja que la de las elecciones generales de 1977.
Los ciudadanos no estuvieron en la elaboración de la Constitución de 1978 y tampoco se les reservó un papel privilegiado en el funcionamiento institucional de una democracia en crisis. El tiempo nos ha cambiado y necesitamos recoger las ideas ciudadanas sobre cómo se podría mejorar el pacto constitucional de 1978 para proteger mejor la vida de las personas y el espacio que habitan respetando la composición plural de la sociedad.
La Constitución podría ser más feminista, por ejemplo, visibilizando los trabajos relacionados con los cuidados como una responsabilidad del Estado y ajena a la contienda política. La Constitución también está en deuda con el cuidado del medio ambiente. La amenaza del cambio climático no sobrevolaba en 1978 y el agotamiento de los recursos naturales no entraba en la agenda de nuestros constituyentes que dibujaban un marco legal en el que los recursos eran inagotables.
El blindaje de los derechos sociales es una urgencia humanitaria. Los cambios económicos y sociales han incrementado la indefensión de un mayor número de ciudadanos incapaces de asegurarse los recursos necesarios para desarrollar una vida digna. La organización del poder judicial debe ser revisada en profundidad para devolver a los ciudadanos la necesaria confianza en la Justicia. Y tenemos pendiente la introducción de los nuevos derechos digitales y un escudo que ponga límites al desarrollo de la inteligencia artificial.
Los debates, los foros, las mesas, los diálogos ciudadanos entre diferentes se pueden ir abriendo sin esperar a que termine la actual política de bloques que hace inviable cualquier acuerdo. Una asamblea ciudadana por sorteo cívico sería la herramienta ideal para construir las bases del nuevo pacto constitucional.
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