Las causas de los jóvenes
El Informe de la Juventud de España 2020, presentado recientemente, nos recuerda la importancia que ha tenido la construcción de la identidad social de las ... generaciones más jóvenes para que tengamos un debate público más verde y más feminista. Hace unas semanas, una treintena de jóvenes de Bizkaia seleccionados dentro del programa 'Future Game' de BBK Kuna exploraban, jugando, las tendencias y los desafíos más importantes de este siglo para buscar soluciones que tengan un impacto positivo en su entorno. Todos sus proyectos giraban alrededor de los objetivos de desarrollo sostenible que se han convertido en una necesidad para poder hacer competitivo económicamente cualquier territorio.
Hace unos días, Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración de Euskadi, mostraba como casi el 80% de los jóvenes vascos quiere convivir en una sociedad con personas de diferente origen, cultura y religión. Igual que el ecologismo y el feminismo, en los próximos años seguro que gracias a la generación más tolerante y abierta, tendremos sobre la mesa el debate de la inclusividad y nos replantearemos de forma radical nuestra relación con los inmigrantes que no son como nosotros y cuyo talento seguimos desperdiciando.
A la misma velocidad que se han multiplicado las piezas que forman el puzle de las causas sobre el que se asienta la nueva identidad política de los jóvenes, se han ido desconectando de los canales tradicionales de participación en la vida pública, partidos, sindicatos, consejos de juventud y ONG de las de toda la vida. Estas causas que se pueden poner en marcha sin contar con los actores que monopolizaban la representación se activan y desactivan de forma intermitente generando la falsa impresión de debilidad.
En otra dimensión, las eternas campañas electorales en bucle de las que no conseguimos salir en los últimos años crean un trampantojo de prioridades fabricadas por partidos que emiten batallas ideológicas de otro tiempo.
La pandemia ha puesto por primera vez en la mesa el debate sobre la conveniencia y oportunidad de celebrar elecciones. Los jóvenes son los que menos se enfadan cuando las suspenden o cuando las aplazan. Son los menos creyentes en la liturgia electoral y los que menos relacionan las urnas con la democracia. El mundo que traen los jóvenes viene cargado de valores, pero dentro de sus causas prioritarias no está la defensa de la democracia representativa y sus instituciones. Esta brecha generacional también es peligrosa.
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