La carrera hacia el 5-A se embarra
La crisis en Zaldibar ha cambiado el guión de una precampaña que el PNV aspiraba a que fuese «plana» y que la oposición trata de agitar para debilitar a Urkullu
David Guadilla
Domingo, 16 de febrero 2020, 01:04
El kilómetro cero de la campaña electoral para el 5 de abril está ubicado en un punto en el que ningún partido tenía pensado hacer ... un mitin. En mitad de la AP-8. Donde el pasado día 6 un alud de residuos sepultaba a dos trabajadores, bloqueaba la vía y generaba un tsunami político que en esos momentos pocos podían prever. Cuando las toneladas de basura se desprendieron, Iñigo Urkullu estaba reunido con la consejera Estefanía Beltrán de Heredia y tanto el PNV como el propio lehendakari ya habían decidido adelantar los comicios. El anuncio oficial se iba a hacer al arrancar la siguiente semana. La hoja de ruta estaba clara. El viento soplaba a favor. Y fue entonces cuando sonó el teléfono y todo cambió.
La tragedia de Zaldibar no solo se ha convertido en un drama personal y ha abierto un debate sobre cómo se deben tratar los residuos peligrosos y las consecuencias medioambientales. Ha transformado la precampaña en un auténtico campo de batalla. En una Euskadi acostumbrada en los últimos años a que los debates discurran sin excesivas sorpresas, lo sucedido en el vertedero ha modificado de forma sustancial el guión.
Sobre la mesa hay nuevas cartas. Para reforzar su imagen de única alternativa al «modelo PNV», EH Bildu ha decidido ir con todo. Y los jeltzales están dispuestos a responder a pesar de que en un primer momento apostaban por una campaña «plana». Un buen conocedor de la política vasca señala que, en realidad, es un escenario que beneficia a los dos. Una polarización en la que las otras formaciones pueden quedarse sin espacio. Por ahora, el PSE intenta mantenerse al margen a la espera de que la llegada de Pedro Sánchez les reporte beneficios. Tampoco le interesa el ruido: gestiona el Departamento de Medio Ambiente. El PP, por su parte, también ha visto en Zaldibar un argumento para cuestionar la infalibilidad del lehendakari. «Ha escurrido su responsabilidad», ha afirmado Alfonso Alonso.
Sin embargo, a finales de enero, las miradas de Sabin Etxea se dirigían hacia Cataluña. Su mayor temor era que la inestabilidad se extendiese y que el recién estrenado mandato de Sánchez se convirtiese en un polvorín. A eso se sumaban factores internos. Las noticias sobre las adjudicaciones públicas al grupo Montai empezaban a agolparse y la oposición había encontrado un flanco para el ataque.
Solo unas horas antes de que la montaña de basura se desplomase, ese mismo jueves 6, Urkullu se vio sometido a un interrogatorio en el pleno del Parlamento vasco. Eso en público, porque de forma discreta también se desarrollaba una reunión. El lehendakari y Lander Martínez se entrevistaban en uno de los despachos de la Cámara. Ante los rumores sobre un más que evidente adelanto electoral, el líder de Podemos le traslada una oferta: su grupo aprobaría una decena de propuestas del Gobierno con tal de agotar la legislatura. En ese planteamiento también hay un componente estratégico, ya que la formación morada esperaba rentabilizar el paso de Pablo Iglesias por el Ejecutivo. Y si hay adelanto, esa ventaja se acorta.
Urkullu muestra su malestar. Dice que no está dispuesto a estar meses aguantando el acoso de la oposición o a que el 'caso Montai' derive en una comisión de investigación. Pero ni confirma ni desmiente que vaya a anticipar los comicios. Llega el fin de semana y en Zaldibar la situación se agrava. El rescate de los trabajadores se convierte en una tarea hercúlea. Surge una palabra que nadie quiere oír, y menos a punto de arrancar una campaña electoral: amianto. Algo casi peor empieza a propagarse: el miedo. La tormenta política comienza a formarse, pero ni en Lehendakaritza ni en Sabin Etxea se encienden del todo las alarmas rojas.
Testimonios
Denuncia
El PNV ha asegurado que uno de los impulsores del lanzamiento de basura contra los batzokism es un exjefe de ETA
Propuesta
Lander Martínez ofreció a Urkullu aprobar una decena de proyectos del Gobierno para alargar la legislatura
Estrategia
EH Bildu, Podemos y el PP creen que han encontrado un argumento para diluir la imagen del lehendakari
Debate
Hay quien sostiene que la crisis abierta genera una «polarización» que beneficia tanto al PNV como a EH Bildu
Mensaje de texto
Lunes. 16.00 horas. Urkullu comparece rodeado de su Gobierno para confirmar el adelanto. Solo una hora antes se lo ha comunicado por mensaje de texto a los líderes de los partidos. También se ve obligado a responder a una pregunta. «¿No se ha sentido en la necesidad de acudir a Zaldibar?». El lehendakari, molesto, califica lo sucedido de «accidente laboral», dice que «no se trata de estar por estar» y que no se siente obligado por las «campañas que están en las redes».
Para entonces, la oposición ya ha fijado el foco en Zaldibar. Desde el entorno de la izquierda abertzale los ataques a la actitud del lehendakari son constantes. Desde Elkarrekin Podemos se afirma que su «silencio es insoportable». Tanto EH Bildu como la coalición morada creen que la respuesta que está dando Urkullu echa por tierra el mito de la buena gestión. El PP se suma a las críticas. La alianza soberanista pide que comparezca en la Diputación Permanente del Parlamento.
La estrategia diseñada por el PNV se agrieta. Su objetivo declarado era una campaña para resaltar la imagen del Urkullu «estadista», muy alejado de los vaivenes de Cataluña. El objetivo: que el PNV y el PSE sumen mayoría absoluta para afrontar una legislatura tranquila. Pero ese camino plácido hasta el 5-A se tuerce.
El miércoles se produce un punto de inflexión. La basura de Zaldibar entra en el debate político. El burukide Koldo Mediavilla critica la «utilización vil y torticera» que algunos «sectores reconocibles» están haciendo del caso. Se refiere a la izquierda abertzale. Desconocidos han arrojado basura a algunos batzokis. Y el PNV lanza una acusación directa. Sitúa a Aitor Elizaran, exdirigente de ETA, como uno de los impulsores de la campaña. En el PNV están convencidos de que Bildu quiere hacer de Zaldibar un nuevo 'caso Cabacas' y que quizás la respuesta al accidente pudo ser otra, pero recalcan que no están dispuestos a recibir lecciones de «ética» de quienes hasta hace unos días apoyaban los asesinatos. Ese mismo día Urkullu visita Zaldibar, también estuvo ayer y el martes dará explicaciones en la Diputación Permanente. La campaña del 5-A está en marcha.
En su contexto
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5 de abril es cuando Iñigo Urkullu ha convocado las elecciones autonómicas.
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20 de marzo es cuando arrancará de forma oficial la campaña. A partir de ese momento es cuando los partidos podrán pedir el voto de forma explícita.
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1,7 millones de vascos están llamados a las urnas. El voto por correo se puede solicitar hasta el próximo 26 de marzo.
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Hasta primeros de mayo Es cuando podrá estar conformado el Parlamento. La formación del Gobierno podría retrasarse a finales de ese mes.
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Principales candidatos Cuatro de los cinco partidos con representación en el Parlamento repiten cabeza de lista. Iñigo Urkullu (PNV), Maddalen Iriarte (EH Bildu), Idoia Mendia (PSE) y Alfonso Alonso (PP). Podemos debe elegir entre Rosa Martínez y Miren Gorrotxategi.
Urkullu pide obviar el «ruido», entre críticas de la oposición
La tormenta política por la crisis de Zaldibar volvió a azotar ayer con fuerza. El lehendakari, Iñigo Urkullu, transmitió su apoyo a la mesa técnica de coordinación y seguimiento del derrumbe del vertedero y le emplazó a seguir con los trabajos obviando «el ruido externo».
Las palabras no son del jefe del Ejecutivo autónomo, sino del secretario general de Presidencia del Gobierno vasco, Jesús Peña. Fue él quien participó en la rueda de prensa posterior a la reunión de dicha mesa, que ayer contó con la presencia del propio Urkullu. El lehendakari, ahora bien, optó por no comparecer a posteriori ante los medios de comunicación y fue Peña quien asumió dicho papel. «Nos ha dicho que lógicamente hay un ruido externo y que intentemos, en la medida de lo posible, que los trabajos no se vean afectados por ese ruido o por determinados debates políticos que se deben gestionar en otros sitios para no contaminar toda la gestión», reveló.
Las declaraciones del secretario general de Presidencia del Ejecutivo vasco se produjeron en medio de una nueva cascada de criticas de la oposición. La portavoz parlamentaria de EH Bildu, Maddalen Iriarte, censuró la gestión del Gobierno de Urkullu tras el derrumbe, que acabó con la vida de dos operarios. Consideró que Euskadi se merece «un Gobierno mejor» que ofrezca, añadió, «respuestas y empatía» hacia las familias de las víctimas y hacia los ciudadanos que, «preocupados», han reclamado «información clara». «¿Por qué han estado cinco días diciendo que la calidad del aire era buena?», afeó.
También desde Elkarrekin Podemos, Lander Martínez tildó de «desastrosa e improvisada» la respuesta del Ejecutivo. Cargó contra Urkullu por calificar en un primer momento los hechos de «accidente laboral» y no llamar a las familias de los fallecidos. «El martes deberá dar muchas explicaciones. No nos merecemos un Gobierno así», apostilló.
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