PNV, EH Bildu, PSE y Podemos firman 'in extremis' las bases del pacto educativo
Los cuatro partidos salvan los escollos sobre el papel del euskera sin concretar cuál será la fórmula definitiva
David Guadilla
Viernes, 18 de marzo 2022
El Parlamento vasco sentó ayer las bases para cerrar uno de los principales acuerdos de país de las últimas décadas. Eso sí, al límite y ... dejando muchas preguntas abiertas. PNV, EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos-IU llegaron a un pacto de mínimos para definir los ejes de la futura ley educativa vasca. Sólo quedan fuera los seis parlamentarios de PP+Cs y la de Vox al considerar que el Gobierno vasco apuesta más por la «euskaldunización que por la educación».
La fumata blanca, en todo caso, no es definitiva. Para lograr ese consenso y demostrar que los cuatro grupos tienen voluntad política de ceder en sus posiciones se tuvo que echar mano de un lenguaje abierto a diferentes interpretaciones que no termina de resolver cuál será el futuro papel del euskera. Tampoco está claro si se mantendrán o no los actuales modelos lingüísticos. Eso quedará detallado en el proyecto de ley que ahora tiene que desarrollar el Gobierno vasco y que en otoño volverá al Parlamento. Será entonces cuando se vea lo sólido del acuerdo a cuatro bandas. En todo caso, el gesto político visto ayer en la Cámara es de calado. Pocas veces los dos socios de gobierno, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU alcanzan un acuerdo de este nivel y en un tema tan sensible tras intensas negociaciones.
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La demostración de que todo se ha movido al límite fueron los nervios y la jornada frenética que se vivió ayer en el Parlamento. A la mañana empezaba a circular la noticia de que la noche del jueves había saltado por los aires un preacuerdo. Iñigo Urkullu salía en el pleno de control y hacía un llamamiento a los partidos para que abandonasen posturas «maximalistas» para intentar poner en marcha un pacto educativo para una «generación».
Todo quedaba en manos de la ponencia diseñada a tal efecto. La cita estaba prevista para las 13.30 horas, pero llegado el momento había más dudas que certezas. Los socialistas plantearon aplazar la votación de las enmiendas hasta el lunes. Una propuesta rechazada por el PNV y EH Bildu. Se acordó volver a reunirse a las 16.30 horas. Luego llegaron las 17 y al final el encuentro se produjo pasadas las seis de la tarde.
El gran escollo era saber qué iba a ocurrir con el euskera. El documento inicial que el PNV puso sobre la mesa situaba a este idioma como el «epicentro» del sistema educativo y desde EH Bildu se apostaba por «un modelo plurilingüe con el euskera como lengua vertebradora». Pero el PSE marcó distancias. A primeros de marzo, los jeltzales y los socialistas pactaron la incorporación de 42 enmiendas que recogían las principales reclamaciones de los de Eneko Andueza. Entre ellas, equiparar el euskera y el castellano, y añadir el inglés como tercera lengua vehicular.
Para finales de 2023
Y eso, a su vez, provocó un indisimulado malestar en EH Bildu que llevaba negociando con el Gobierno vasco desde hace año y medio, según admitió este pasado miércoles el consejero de Educación, Jokin Bildarratz. La formación abertzale sostenía que un modelo con tres lenguas vehiculares no tiene precedentes y que la que debe tener ese papel en Euskadi tiene que ser el euskera, sin que eso suponga que el castellano o el inglés no se puedan utilizar. El debate parecía haberse metido en un callejón de difícil salida, pero al final ha podido más la voluntad de llegar a un acuerdo de mínimos.
¿Cómo se ha desbrozado el enredo? «Todos hemos tenido que ceder», señalan diversas fuentes. Las referencias al marco plurilingüe y a la existencia de tres lenguas vehiculares, condiciones que exigían los socialistas, se mantienen. A cambio se ha recurrido a dos documentos que fueron debatidos en el Parlamento vasco con anterioridad para salvar las dudas de EH Bildu sobre la competencia que se exigirá a los alumnos al finalizar el bachillerato.
El primero es un texto enviado la pasada legislatura por el Gobierno vasco en el que se define el modelo educativo de Euskadi como «un sistema plurilingüe en el que el eje es el euskera» y en el que se recalca que «las tres lenguas tengan carácter curricular no quiere decir que deban recibir el mismo tratamiento». Además, se fijaba que los alumnos acabarán su recorrido educativo con un nivel de competencia B2 tanto en euskera como en castellano. También se ha echado mano de una enmienda pactada en abril del año pasado por los mismos grupos en la que se situaba el euskera «como eje central» del sistema educativo. En definitiva, una solución de compromiso para evitar el bloqueo y permitir a las partes aparecer ante sus bases como ganadora.
A partir de ahora se inicia un nuevo recorrido. El dictamen aprobado este viernes se llevará a pleno a primeros de abril. Luego le tocará al Gobierno vasco convertir estas bases en un proyecto de ley estructurado. La idea del Ejecutivo es que el proyecto sea remitido al Parlamento en otoño y la ley entre en vigor a finales del año que viene. Con qué apoyos está por ver. Portavoces parlamentarios recalcan que lo logrado ayer al menos permite que el debate se haga «con cierta tranquilidad».
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