EH Bildu mueve sus piezas y mira al futuro

La coalición mantiene su apuesta por una bicefalia en la que Otegi retiene su hiperliderazgo, Otxandiano muestra su perfil institucional y Rodríguez es el futuro

Domingo, 12 de octubre 2025, 00:36

El pasado mes de julio, Arnaldo Otegi cumplió 67 años. Es el dirigente de más edad al frente de un partido de todos los que ... tienen representación en España, por delante de Alberto Núñez Feijóo (64) y Aitor Esteban (63). Lleva prácticamente tres décadas siendo el rostro más destacado de la izquierda abertzale, sobreviviendo incluso a sus diferentes marcas y siendo la voz de HB, Batasuna, Sozialista Abertzaleak, Sortu y desde 2017, EH Bildu. Pero nadie piensa en su retirada. De hecho, la coalición soberanista le nombró secretario general en el congreso celebrado en febrero de este mismo año, así que si cumple su mandato podría retirarse con 70. Pero, aun así, EH Bildu va moviendo sus piezas para cuando llegue el momento de poner fin al hiperliderazgo de Otegi. Y muchas miradas se dirigen hacia Arkaitz Rodríguez.

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La impronta que tiene el actual líder de la formación soberanista se evidenció, por ejemplo, en el Pleno de Política General celebrado el 18 de septiembre en elParlamento vasco. La intervención la realizó el portavoz en la Cámara, Pello Otxandiano, pero Otegi fue el encargado de realizar la valoración en la sala de prensa del discurso matinal de Imanol Pradales. No es un detalle menor. Bildu argumentó que su líder asumía la respuesta en lugar de Otxandiano –u otro miembro del grupo parlamentario– como responsable a nivel nacional. Pero no es algo habitual. A esto hay que sumar que, según varios testigos, la intervención de Otxandiano no le acababa de convencer y quería algo más de dureza verbal.

¿Supone esto que el que fuera candidato a lehendakari el año pasado ha quedado relegado? Desde EH Bildu se recalca que en absoluto, que la apuesta sigue siendo la misma con la que se afrontaron los comicios de 2024 y que la sintonía es absoluta. Otxandiano, de hecho, ha sido durante los últimos años uno de los principales ideólogos de la izquierda abertzale y quien de una forma más clara ha apostado por realizar apuestas arriesgadas y afrontar debates incómodos dentro de la alianza, como el industrial o el que tiene que ver con las energías renovables. Lo que hay, se insiste, es un reparto de papeles. El viernes, por ejemplo, fue el que valoró de forma positiva el convenio firmado por Imanol Pradales y María Chivite.

Una bicefalia en la que Otegi mantendría el timón de la organización y Otxandiano un papel más institucional. Otras voces admiten, sin embargo, que el hecho de que EH Bildu no lograse el 'sorpasso' el año pasado complica la gestión de la figura de Otxandiano.

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Cuando se hizo la apuesta de confrontarlo con Pradales, la izquierda abertzale daba por hecho que el PNV seguiría gobernando gracias a sus pactos con el PSE-EE. Pero de haber ganado las elecciones, aun estando en la oposición, la figura de Otxandiano se habría agigantado y la izquierda abertzale hubiese jugado la carta de presentarle casi como un «lehendakari en la sombra» como candidato de la fuerza más votada.

Pero aquella apuesta no salió del todo bien y el tono casi pedagógico que adopta Otxandiano, centrado en acuerdos de país, en ofrecer la imagen de una izquierda abertzale que puede gobernar sin 'romper nada' –en Bildu creen que el nicho donde pueden crecer más es entre los descontentos del PNV– queda diluido en un escenario cada vez más polarizado y con la vista puesta en las municipales y forales de 2027.

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Discurso ortodoxo

La formación soberanista, en todo caso, mira al futuro y se prepara para un relevo que llegará antes o después. La permanencia de Otegi al frente de Bildu se entiende, precisamente, por ese peso histórico y por su ascendente entre las bases. En un momento en el que la formación ha hecho apuestas de riesgo –como apoyar casi sin fisuras al Gobierno de Pedro Sánchez– o ha renunciado a posiciones maximalistas por vías más pragmáticas, Otegi ha funcionado como pegamento interno. Y quien a día de hoy suscita más respaldo como futurible es Arkaitz Rodríguez, actual líder de Sortu, cargo que prevé abandonar en los próximos meses para centrarse en su labor como secretario de Acción Política de EH Bildu.

A sus 46 años, Rodríguez es uno de los principales referentes de la izquierda abertzale y colabora con Otegi desde hace dos décadas. Con un discurso ortodoxo en muchas cuestiones –no tuvo problemas en aparecer en el tanatorio del etarra Antton Troitiño o viajar a Venezuela para participar en la investidura de Nicolás Maduro– y tras pasar por la cárcel en varias ocasiones, tiene el reconocimiento de los sectores históricos. A mediados de septiembre, y como líder de Sortu, fue el encargado de defender con el puño en alto el legado de 'Txiki' y Otaegi.

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Rodríguez forma parte del grupo que impulsó el proceso Bateragune que abrió la puerta al final de la violencia. Fue condenado junto a Otegi, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Rafa Díez Usabiaga. Salvo el exsecretario general de LAB, ya retirado de la primera línea política pero que sigue funcionando como ideólogo externo, los otros cuatro son los que manejan la sala de máquinas de EH Bildu.

Más allá de Otegi y Rodríguez, el papel de Jacinto y Zabaleta es clave. La primera al frente de Organización y la segunda como coordinadora en Navarra, territorio que siempre sirve de 'laboratorio' político y en el que la izquierda abertzale y los socialistas han empezado a cultivar los pactos que luego han trasladado al conjunto del Estado. Dieciséis años después de ser detenidos, los cinco de 'Bateragune' pilotan EH Bildu. Y, salvo sorpresa, lo seguirán haciendo en el futuro.

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Gil de San Vicente y Altuna, otros dos dirigentes de Sortu en la cúpula de la coalición

EH Bildu sigue siendo en teoría una coalición de tres partidos –Sortu, Alternatiba y EA–, aunque en el congreso de febrero ya quedó claro que esa estructura cada vez está mas diluida y que el peso lo lleva la formación liderada por Arkaitz Rodríguez, es decir, la izquierda abertzale. La dirección de Bildu ya está controlada por Sortu, y esa tendencia se acentuó ayer tras presentarse los diferentes secretarios sectoriales elegidos por las bases para completar la dirección. Entre los nombres destacan Kizkitza Gil de San Vicente, que se ocupará de Nacionalidad y Articulación Territorial; y Haimar Altuna, que reemplazó a Rufi Etxeberria como referente de todo lo relacionado con los presos de ETA y que ahora será el secretario de Convivencia. Ambos son dos históricos de la izquierda abertzale que durante los últimos años han tenido un peso relevante dentro de la dirección de Sortu. Los dos fueron condenados en su momento como miembros activos de ETA.

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