Bildu mete presión a PNV y PSE para pactar la reforma fiscal
La coalición reunirá a varios alcaldes para denunciar «la bajada de la recaudación» cuando se agota el plazo para presentar enmiendas
EH Bildu quiere escenificar que es un actor fundamental para que salga adelante la reforma fiscal que negociaron a finales de año el PNV y ... el PSE. Al menos, para que entre en vigor tal y como quieren sus promotores: en los tres territorios y de forma más o menos armonizada. Se aceptan pequeños retoques, pero no cambios de calado. Lo que parecía imposible -que la coalición pudiese sumarse al acuerdo-, vuelve a aparecer como una opción factible después de que la semana pasada EH Bildu se reenganchase y apoyase la prórroga de enmiendas en las Juntas Generales para «promover una negociación seria». La fumata blanca es posible, pero todavía parece lejana y la alianza soberanista mantiene el pulso.
Uno de los primeros gestos en esta estrategia se verá hoy en San Sebastián, con una comparecencia a la que acudirán varios alcaldes de EH Bildu para «alertar de las consecuencias» que va a tener en los consistorios «la bajada de la recaudación» en las tres haciendas forales. La reunión llega en un momento definitivo. Este mismo jueves acaba ese plazo de enmiendas en Álava y Gipuzkoa, un margen que en Bizkaia se amplía hasta el 12 de marzo.
Cruce de declaraciones
Pero la clave está los dos primeros territorios. Es ahí donde PNV y PSE tienen que buscar apoyos al no contar con mayoría absoluta, algo que sí sucede en Bizkaia, para sacar adelante una propuesta que, entre otras medidas, aboga por subir a 19.000 euros el mínimo exento del IRPF e incluye múltiples deducciones en vivienda para jóvenes.
Lo sucedido en los últimos meses demuestra cómo el debate ha superado con mucho el ámbito meramente tributario para entrar de lleno en lo político. En un primer momento, todas las partes mostraron voluntad de acuerdo, pero a finales de enero EH Bildu prácticamente se autodescartaba al considerar que la reforma era un simple «compendio de deducciones» que «debilita los servicios públicos». En principio, eso dejaba todo en manos del PP, pero a partir de ahí empezaron los movimientos. En una entrevista en EL CORREO, Eneko Andueza aseguraba que no estaba dispuesto a pactar con los populares y la pelota volvía al tejado de EH Bildu. La respuesta fue apoyar la ampliación del plazo de enmiendas. El consenso, en todo caso, parece complicado y puede tener derivadas importantes.
De no alcanzar un acuerdo, PNV y PSE deberían decidir si van adelante con la reforma solo en Bizkaia, al margen de los otros dos territorios. Hace unas semanas, la diputada foral de Hacienda, Itxaso Berrojalbiz, aseguró que la posibilidad de que la reforma no tenga los votos necesarios en el conjunto de Euskadi «no es un escenario planteable».
A esto hay que sumar otras cuestiones. Por ejemplo, lo que sucedería con el SMI. En Euskadi, a día de hoy, el mínimo exento de pagar IRPF está establecido en los 14.000 euros anuales. Esto supone que desde el año pasado ya existe una retención para quienes cobran el salario mínimo, que en 2024 ascendía a los 15.876 euros y a mediados de este mes se elevó hasta los 16.576 euros al año en 14 pagas. Si la reforma del PNV y PSE sale adelante, los vascos tendrían un mejor trato fiscal, ya que el mínimo exento se elevaría a 19.000 euros, una cantidad que eximiría de tributar a quienes ahora cobran el SMI.
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