El ariete fiscal del PNV
Pese a terminar con la 'cara amoratada', Unai Rementeria ha conseguido salvar su propuesta para atraer más inversiones
Tiene alma de gestor -una rareza en la clase política actual- y entiende como pocos la economía de mercado. A diferencia de quienes asumen responsabilidades ... políticas con la idea de administrar un presupuesto de gastos que alguien pone en sus manos, Unai Rementeria dedica una buena parte de su tiempo a idear proyectos que dinamicen la actividad, que generen empleo y, en definitiva, que permitan aumentar la recaudación y el gasto público. Como cualquier gestor que se precie, sabe que para cosechar hay que sembrar y que como nadie tiene la bola de cristal perfecta, hay que moverse en el modelo de prueba-error. También hay que arriesgar y eso tiene sus peligros. Acaba de vivirlo en carne propia, con la iniciativa de modificar la tributación del IRPF para atraer gestores de inversión en capital riesgo.
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Cuando apenas se acababan de sobrepasar los cuatro años al frente de la Diputación de Bizkaia y tras aprobar con sobresaliente en las últimas elecciones forales -el PNV quedó a tan sólo un escaño de la mayoría absoluta en el parlamento foral- ha tenido su primera gran colisión. Una especie de choque de trenes. De un lado, el suyo. De frente venía algo parecido a toda la cartera de pedidos de la CAF de Beasain: las diputaciones de Gipuzkoa y Álava, la oposición, al menos una parte de la ciudadanía vizcaína, el Gobierno vasco, buena parte del PNV y, por si fuera poco, sus socios de Gobierno, el PSE. Un resbalón en una cáscara de plátano, por haber despreciado -o no, que diría Rajoy-, que la medida también relajaba la fiscalidad de los jugadores del Athletic y eso podía convertise en algo polémico.
Rementería entronca con un pasado no tan lejano de responsables institucionales vizcaínos en representación del partido jeltzale, de talante liberal en lo económico y con la convicción de que la fiscalidad es un arma para competir, atraer y crecer. Justo lo que ya no está de moda en la formación que lidera Andoni Ortuzar. Y por si fuera poco, cae bien a los empresarios y sintoniza con sus inquietudes. ¿Quién dice que tiene futuro en su partido?
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Suyo fue el mensaje de «hacer atractivo el territorio», que escondía una apuesta inequívoca por la rebaja del Impuesto de Sociedades y que su partido ladeó en plenas negociaciones con los socialistas. Paradojas del liberalismo, tuvo que ser el Partido Popular quien se puso detrás para empujar la idea y forzar una rebaja de ese gravamen en la última reforma fiscal.
Lanzó la idea de crear fondos de inversión destinados a financiar proyectos de investigación y desarrollo, concediendo desgravaciones fiscales a los ahorradores. Lo consiguió. También la iniciativa de conceder rebajas fiscales a los profesionales que venían del extranjero, los denominados 'impatriados', para favorecer la llegada de talento técnico y financiero. El balance del primer año ha sido más que notable. Ha pinchado, de momento, en su propuesta de incentivar las EPSVs de empleo, pero todo apunta a que algo, otra semilla, verá la luz en la próxima reforma fiscal. Quienes conocen su pensamiento saben que, pese a todo, se autolimita porque es consciente de que sus socios del PSE no le permitirían llegar hasta donde realmente quiere en materia fiscal.
Pero los árboles del bosque, los truenos en este caso, no deben impedir ver el horizonte. Ha terminado con la 'cara morada' tras el resbalón con la cáscara de plátano, pero se ha salido con la suya: el incentivo para atraer a los gestores de inversiones.
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