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Aitor Esteban, hablando con Pedro Sánchez en su escaño.

A Rolex y a setas

Desde que empezamos a familiarizarnos con el concepto de la «posverdad», nos va quedando claro que en política lo que cuentan no son los hechos

Miércoles, 17 de enero 2024, 00:03

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Una vez pasado el susto de la sesión en el Senado y con la espesa nebulosa que aún envuelve el alcance y propósito real de ... las supuestas cesiones de competencias en materia migratoria que Pedro Sánchez le hizo a Junts para salvar la aprobación de los primeros decretos leyes de la legislatura, el presidente y sus ministras y ministros se deshicieron de la corbata y los tacones, y pusieron rumbo a Quintos de Mora, disfrazados de domingueros, para vivir una jornada «de convivencias» en plena naturaleza, aunque sin la emoción de ver quién escala antes la cima de una montaña escarpada o navega los rápidos de un río encabritado. Que, para chutes de adrenalina, ya tiene bastante este gobierno «humilde y laborioso» con sus agónicas negociaciones al filo del precipicio con unos socios de investidura que amenazan, día sí/día también, con dejarlo caer.

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