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Imanol Pradales. E. C.
Opinión

El PNV, otra vez a vueltas con Hamlet

Miércoles, 19 de junio 2024, 00:09

La legislatura que dará inicio mañana en el Parlamento vasco no será como las que ha habido hasta ahora. Y ello, no a causa de ... la composición del Ejecutivo resultante de la sesión de investidura, en donde no se espera que haya grandes sorpresas, al apoyarse en la fórmula de alianzas tradicional entre jeltzales y socialistas, sino por la inédita fuerza de una oposición empatada a escaños con el principal partido de gobierno, que viene dispuesta a marcarle el paso y a fijar la agenda de las cuestiones que se han de dirimir de manera prioritaria en la Cámara vasca, en los próximos cuatro años.

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EH Bildu llega al Parlamento de Gasteiz reclamando para sí los focos, vigorizada por el óptimo resultado obtenido en las tres últimas citas electorales y legitimada para tratar de tú a tú al PNV, como siempre había soñado. Mientras los jeltzales lo hacen en sus horas más bajas, aún en proceso de digestión de la sonora derrota sufrida en las elecciones europeas, con una imagen de marca debilitada por el desprecio de su electorado tradicional y desgastada por las críticas a la gestión de los servicios públicos del Gobierno saliente. Algo que el nuevo lehendakari, Imanol Pradales, tendrá que afanarse en corregir, si quiere recuperar el prestigio y la reputación de un partido que siempre se ha jactado de ser el mejor gestor de lo público.

El que los nacionalistas hayan decidido conservar las carteras más conflictivas, Educación, Seguridad y, sobre todo, Osakidetza, debiera obedecer a ese empeño. Pues lo contrario supondría una dejación de responsabilidades vergonzante. Pero no todo va a ser gestión lo que reluzca en la nueva legislatura. Como ya nos ha hecho saber Pello Otxandiano, la intención de EH Bildu es reactivar cuanto antes la ponencia de Autogobierno para abordar las cuestiones esenciales (o más bien esencialistas) a fin de conseguir que Euskadi acceda a «un nuevo estatus político», haciendo valer el apoyo que las dos formaciones soberanistas brindan a Pedro Sánchez en Madrid, para forzarle a «abrir el debate sobre el modelo territorial del Estado».

Ese será uno de los asuntos centrales de su intervención en el pleno de mañana, donde el portavoz de EH Bildu propondrá a socialistas y nacionalistas «un proyecto de país compartido» con un nuevo estatus del que el tercero en discordia (nunca mejor dicho), el PSE-EE de Eneko Andueza, no quiere ni oír hablar. Pero… ¿y el PNV? ¿Se conformará con el 'aggiornamento' del actual Estatuto de autonomía que le ofrece su socio de gobierno o volverá a implicarse activamente, de la mano de la izquierda abertzale, en una nueva cruzada por «el reconocimiento del carácter nacional» del pueblo vasco, con los efectos políticos y jurídicos que ello pueda tener?

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La jugada es estratégica y obliga a los jeltzales a retratarse en el que probablemente sea su momento de mayor indefinición, cuando sus bases reclaman una especie de refundación que deje paso a un nuevo liderazgo, previo debate interno que contribuya a aclarar de una vez lo que este partido centenario quiere ser o no ser.

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