¡Regocijémonos todos! (Yo)Yolanda Díaz y Pedro Sánchez ya tienen acuerdo de gobierno. Un acuerdo esforzado, fatigoso y hasta por momentos agónico, alcanzado de ... madrugada tras una durísima negociación, cuyo último escollo –la reducción progresiva de la jornada laboral– ha habido que salvar 'in extremis', como todos los grandes logros de la humanidad. O eso es lo que han querido que creamos.
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El resultado: 230 medidas 'chulísimas' a pagar a escote, como corresponde a quienes presumen de imponer la solidaridad y la justicia social «con una sonrisa», aunque más a la izquierda haya siglas a las que este pacto les haya parecido no sólo insolidario sino «insuficiente», y les haga entre poca y ninguna gracia ver cómo están a punto de serles sustraídos su protagonismo y su nómina ministerial.
Me refiero, como ya habrá imaginado usted querido lector, a Podemos, que se ve que esperaba más de su integración en un movimiento que lleva el nombre de Sumar. Y no menos.
Harían mal Pedro&Yolanda, la pareja protagónica de estas 'matrimoniadas', en dar por amortizada la capacidad desestabilizadora de la formación morada, teniendo en cuenta que el éxito de su empresa depende, no ya de un puñado de votos, sino de todos y cada uno de ellos, por el tiempo que la legislatura vaya a durar. Pero, de momento, están a lo que están y, en una almibarada ceremonia de distracción propagandística, el presidente y la vicepresidenta segunda en funciones renovaron sus votos, «para cuatro años más», confiados y felices, dándose por investidos, entrelazando sus manos en actitud cariñosa y esperanzada, tras un cartel donde podía leerse que «España avanza».
Acostumbrada a ser quien invita a la fiesta y hacer que otros la paguen, la líder de Sumar ha acordado con Sánchez una reforma fiscal que prorrogue el impuesto a la banca y a las grandes energéticas, para aliviar la deuda pública y cubrir el creciente gasto social, reiterando su promesa electoral de hacer que trabajemos menos horas por el mismo sueldo. Una medida que los empresarios han rechazado y que, para salir adelante, deberá contar con el voto favorable de ambas cámaras legislativas, en las que no existe una mayoría progresista, pese al discurso oficial.
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Según Díaz, «esta será la legislatura de darle más tiempo a la vida». Y como tiempo (y no trabajo) es lo que vamos a tener de sobra, Yolanda y Pedro han decidido también prohibir los vuelos de menos de dos horas y media, en favor de los viajes en tren, para reducir la huella de carbono, sin tener en cuenta el impacto económico que ello supondrá para AENA (solo con el anuncio perdió de golpe 615 millones en bolsa).
Ni una palabra en las 47 páginas de su acuerdo de gobierno sobre la amnistía o la inmigración ilegal. A la izquierda que sueña le gusta proyectar castillos en el aire y dar solo buenas noticias. Únicamente les falta convertir a Junts en un partido progresista, preocupado por el bienestar de todos los españoles, como han hecho con EH Bildu, para que les quede un país de cuento, en un mundo de ensoñación.
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