El exdiputado general de Bizkaia, José Alberto Pradera. Manu Cecilio

Un dilema complejo

Miércoles, 30 de agosto 2023, 00:03

Aunque a menudo lo parezcan y algunos líderes lo pretendan, un partido político no es una secta, sino un lugar donde personas a las que ... en principio inspira una misma ideología confluyen, aunque eventualmente mantengan puntos de vista divergentes o les motive la defensa de distintos intereses que suelen entrar en conflicto cuando la organización en cuestión se juega su «ser o no ser» en determinadas decisiones estratégicas.

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Ocurre hasta en las mejores familias. De ahí que sus dirigentes intenten blindarse ante la presión del «fuego amigo» blandiendo, con mayor o menor dureza, la disciplina partidista que obliga a resolver las diferencias «intramuros». Lo que no evita que, de vez en cuando, esas voces «discrepantes» se manifiesten públicamente, con la esperanza de que su opinión sea tenida en cuenta, como ha hecho el ex diputado general de Bizkaia, José Alberto Pradera, en un entrevista en EL CORREO.

El ex alto cargo nacionalista acusa a los dirigentes de su partido de mantener «una actitud acomplejada frente a la izquierda», recogiendo el malestar de cierta corriente de opinión de dentro (y de fuera) del PNV que se identifica con los valores conservadores del centroderecha y que no termina de ver con buenos ojos que los jeltzales se hayan negado a negociar una posible investidura de Núñez Feijóo, pese a los esfuerzos de este por «sacar de la ecuación» a Vox persuadiéndole de ceder sus votos sin exigir a cambio ningún ministerio; y sin embargo hayan comprometido su apoyo a quien les ha tratado «como a un kleenex» (Ortuzar, dixit) resignándose a ser un mero ingrediente de esa exótica ensalada de siglas que Pedro Sánchez cocina para sacar adelante su investidura, lo que les situaría al mismo nivel que su principal adversario político, EH Bildu.

El argumento de Pradera es tan sencillo como en extremo simplista. Se basa en que, entre la copia y el original, la gente siempre preferirá votar a este último, por lo que su partido debería intentar diferenciarse de la izquierda abertzale en lugar de sumarse a la corriente progresista, si no quiere perder el favor de su electorado tradicional de mayor edad que busca refugio en la abstención al haber perdido sus referentes ideológicos, sin tener en cuenta que la base social del PNV hace tiempo que dejó de ser mayoritariamente socialcristiana, para ser cada vez más socialdemócrata en consonancia con la propia evolución de la sociedad vasca (lo que explicaría su apuesta en favor de leyes como el aborto, la eutanasia o la 'ley trans') y que el endiablado dilema que le apremia es más complejo que una cuestión moral o generacional.

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Desairar a los socialistas absteniéndose en la investidura de Sánchez como el ex diputado general de Bizkaia propone, cuando EH Bildu está llamando a las puertas de Ajuria Enea, pondría en riesgo la alianza estratégica que ha permitido al PNV mantener el poder institucional en Euskadi durante más de cuatro décadas y facilitaría un Gobierno alternativo de izquierdas. Lo que dudo mucho que fuese del agrado del señor Pradera ni de aquellos que hablan a través de él.

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