El alto precio de la disidencia en los partidos
Expulsiones ·
Los expedientes contra Leguina y Redondo son el último ejemplo de una 'tradición' que salpica a todas las siglasdavid guadilla
Domingo, 16 de mayo 2021, 07:00
El anuncio de que el PSOE está preparando un expediente de expulsión para Nicolás Redondo Terreros y Joaquín Leguina por supuestamente haber apoyado a Isabel ... Díaz Ayuso en la pasada campaña madrileña es el último ejemplo de cómo se las gastan los partidos con los discrepantes. El límite entre la democracia interna y la disciplina se sostiene sobre un frágil equilibrio. Los dos exdirigentes socialistas han negado la mayor. El que fuera secretario general del PSE ha recalcado que nunca pidió el voto para la candidata madrileña. El expresidente madrileño fue más gráfico: «Me la suda». Su caso no es tan excepcional. He aquí unos ejemplos.
Los años ochenta
El nacimiento de EA y las críticas a ETA
Si hubo una época fértil en lo que se refiere a expulsiones fue desde mediados de los ochenta a los primeros años noventa. Sobre todo en Euskadi. Las organizaciones creadas al final de la dictadura vieron cómo en su interior surgían formas muy diferentes de ver las cosas. Tanto que se llegaba a la escisión. Y si hay un ejemplo claro es el PNV. En mayo de 1984 la dirección expulsó a 13 dirigentes del partido en Navarra, entre ellos Koldo Amezketa. Las tensiones acumuladas durante los años anteriores estallaron. Aquel chispazo desembocó en uno de los mayores incendios de la política vasca: la salida de Carlos Garaikoetxea y la creación de Eusko Alkartasuna.
Cuatro años después la tormenta se desató en la izquierda abertzale. HASI, el principal partido de Herri Batasuna, anunció la expulsión de quien había sido su secretario general, Txomin Ziluaga, por sus críticas a ETA tras el atentado de Hipercor. Unos años después el turno le tocó a Txema Montero y estuvo a punto de repetirse una escena similar con Iñaki Esnaola, acusado por la banda de «cáncer liquidacionista». El abogado donostiarra acabó por salir de la Mesa Nacional antes de que le destituyesen. Sus compañeros le invitaron a salir.
Damborenea
El dirigente del PSE y la fractura interna de EE
En esos años convulsos, pocas formaciones se salvaban de la tormenta. En 1990 el PSOE expulsó del partido a Ricardo García Damborenea, que había liderado el partido en Bizkaia durante varios años. Los choques eran constantes, pero el detonante final fue que comparó un mitin para conmemorar el décimo aniversario de la autonomía andaluza con un acto franquista. Cinco años después acabó compartiendo escenario con José María Aznar en Zaragoza.
En 1991 le tocó el turno a Euskadiko Ezkerra. La formación vivía en una casi permanente convulsión. Pero la gran tempestad llegó ese año. Dos corrientes. Una, Renovación Democrática, con Juan María Bandrés y Jon Larrinaga; la otra Auñamendi, con dirigentes como Kepa Aulestia y Xabier Gurrutxaga. Los primeros más proclives a la alianza con el PSE, los segundos con un matiz más nacionalista. EE formó un tripartito con el PNV y EA, pero duró poco. Los de Garaikoetxea apoyaron unas mociones a favor de la independencia en los ayuntamientos vascos impulsadas por HB y fueron sacados del Gobierno. Los representantes de Auñamendi se pusieron del lado de EA y acabaron siendo expulsados del partido. Fundaron Euskal Ezkerra, que tras una breve alianza con Garaikoetxea acabó por desaparecer. EE terminó fusionándose con el PSE.
Ir por libre
Gorordo y Guevara, problemas para el PNV
Ese 1991 terminó con otro expediente destacado: el abierto por el PNV contra José María Gorordo, alcalde 'estrella' de Bilbao. Los jeltzales decidieron la expulsión temporal del regidor que durante un tiempo se había convertido en una de las grandes esperanzas del partido. Pero las discrepancias entre el 'aparato' jeltzale y un alcalde con querencia a ir por libre fueron imposibles de contener. Gorordo empezó a volar en solitario. Intentó presidir el Athletic y fundó su propio partido, Iniciativa Ciudadana Vasca, que llegó a tener un grupo relativamente importante en Bilbao para luego desaparecer. En 2002 fue elegido consejero del Tribunal Vasco de Cuentas... a propuesta del PNV.
Ese mismo año, casualmente, la formación liderada entonces por Xabier Arzalluz se veía envuelta en otro momento complicado al decidir la expulsión de Emilio Guevara, quien había sido diputado general de Álava entre 1979 y 1983. ¿El motivo principal? Que en un artículo había asegurado que el discurso del presidente del EBB era «cada vez más fundamentalista». Guevara terminó yendo en las listas del PSE y redactando una propuesta de Estatuto para los socialistas.
La época con más casos de este tipo se prolongó entre mediados de los ochenta y principios de los noventa
acumulación
Amagos
Irse antes de ser expulsado y la corrupción
Hay otras expulsiones que parecen cantadas. Como la del que fuera presidente de Cantabria, Juan Hormaechea, al que el PP echó tras escuchar insultos, provocaciones y ver cómo fundaba otro partido. Otras no llegaron a producirse, aunque estuvieron cerca. Varios ejemplos: destacados cargos del PSOE pidieron en su momento la expulsión de Rosa Díez tras criticar al Gobierno de Zapatero, pero Ferraz aguantó y al final se fue para fundar UPyD; Jaume Matas, expresidente balear, iba a ser expulsado por su implicación en un caso de corrupción, pero presentó su dimisión solo unas horas antes...
Lo de la corrupción da para otro epígrafe. En 2011 estalló el 'caso De Miguel' y el PNV reclamó el carné tanto al que fue principal encausado, Alfredo De Miguel, como al resto de implicados del partido, como Iñaki Telleria; en 2016 el PP vasco expulsaba al juntero vizcaíno Arturo Aldecoa acusado de haber gastado 100.000 euros «sin justificar» -algo que él siempre ha negado-; ese mismo año Manuel Chaves y José Antonio Griñán renunciaban a su carné de socialistas para evitar la deshonra de ser echados por los ERE fraudulentos.
Podemos, Ciudadanos y Vox
La nueva política no escapa a las viejas costumbres
Pero las expulsiones por discrepancias internas han continuado. En todas las comunidades y de todas las ideologías. En 2012 Aralar echó a la actual directora del Instituto de la Memoria, Aintzane Ezenarro, y a otros dos parlamentarios por apoyar la creación de una ponencia de paz en la Cámara de Vitoria. Se trata de un 'mal' del que no se libran los nuevos partidos. Podemos y Ciudadanos nacieron en aluvión. Se construyeron sin una estructura clara, con una ideología aún por definir y en muchos casos con cargos que ni se conocían. Las expulsiones en estos partidos se han ido sucediendo durante los últimos años: Teresa Rodríguez, Toni Cantó...
Tres diputados de Vox en Murcia ha demostrado que, a veces y al menos durante un corto espacio de tiempo, ser expulsado de un partido puede ser rentable. Dejaron la formación de extrema derecha y acabaron siendo claves para que el popular Fernando López Miras retuviese la presidencia de la comunidad. Una de ellas, Mabel Campuzano, es la nueva consejera de Educación.
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