Alonso condiciona una 'Euskadi Suma' a que Cs acepte la foralidad y Vox se quede fuera

En el PP vasco ya observaron con ciertas precauciones los pactos con Vox en Andalucía, Murcia y Madrid. Y ahora, cuando desde Génova se desliza la opción de acudir con ellos a la urnas bajo una misma marca, directamente han torcido el gesto. Por eso ayer Alfonso Alonso optó por dejar clara su postura sobre este tema. Llevaba días evitándolo para centrar su discurso y el de su partido en la convención extraordinaria del 13 y 14 de septiembre. La formación se juega mucho en esa cita y su presidente no quiere distracciones. Pero ayer hizo llegar un mensaje claro a la dirección nacional. «Yo soy del PP y me gusta el PP. Bajo esas siglas he enterrado a mis compañeros», expuso en primer lugar en La Sexta a modo de advertencia sobre el peligro de concurrir a las urnas bajo otro nombre -en este caso 'España Suma'-.

Alonso no pierde de vista que su horizonte electoral es doble. No sólo unas hipotéticas generales, sino que a la vuelta de la esquina tiene unas autonómicas, que será donde de verdad se juegue su futuro. Para las primeras, si finalmente se celebran, el líder vasco no quiere un pacto uniforme para toda España. Cree, en línea con el gallego Alberto Núñez Feijóo, que hay territorios con situaciones «especiales». «Habría que verlo circunscripción por circunscripción. En algunos lugares puede ser conveniente y en otros no. Hay que analizarlo despacio y discutirlo», reflexionó.

Si finalmente 'España Suma' saliera adelante, el PP vasco asumiría la fórmula impuesta por Génova siempre y cuando sólo estuviera integrada por PP y Ciudadanos. Vox no. «Nunca», dijo ayer Alonso. Y no sólo por cuestiones ideológicas o porque es consciente de que con la extrema derecha los resultados en Euskadi serían malos esa jornada concreta, sino porque echaría por tierra su esfuerzo de presentarse ante la sociedad vasca como un partido de centro, foral y moderado -que es el objetivo de la convención de septiembre-. Y, sobre todo, porque le afectaría de manera perniciosa y casi letal en las elecciones autonómicas.

Pase lo que pase con 'España Suma' a nivel nacional, de cara a los comicios vascos, que Urkullu podría adelantar a la primavera de 2020, Alonso sí tendrá más margen de maniobra. Él sería el encargado de marcar la estrategia electoral, incluida su política de alianzas. Su prioridad es mantener las siglas del PP pero es consciente de la debilidad actual de su partido y de la necesidad de juntar el voto de centro derecha constitucionalista. «Nuestro proyecto estaría abierto a los demás», dijo ayer. Y ahí lo tiene claro. Podría plantearse ir de la mano con Ciudadanos, pero con una condición 'sine qua non': «Aceptar la defensa de la foralidad y el Concierto Económico». La formación naranja ya cumplió ese 'trámite' cuando se mostró partidaria del Convenio navarro, tal y como le exigió UPN como paso previo a formalizar la coalición 'Navarra Suma'.

Aceptada la singularidad de la comunidad vecina, en el PP vasco creen que no habría problemas para que Cs asumiera la vasca. De hecho, Alonso ya propuso en marzo a los de Rivera un pacto de cara a las generales del 28-A, pero su ofrecimiento fue rechazado. Y la fuga de votos hacia los naranjas y hacia Vox condenó a los populares a quedarse, por primera vez en su historia, sin representación en el Congreso.

Si con Ciudadanos habría opciones de armar listas conjuntas en Euskadi, con Vox no hay ninguna. «No vamos a ir nunca juntos», zanjó Alonso. Ésa es la opinión mayoritaria en el partido, aunque hay ciertas voces discrepantes que apostarían por incluir también a los de Santiago Abascal en cualquier entente electoral.