Válvulas de escape
Entre líneas ·
La agenda internacional proporciona a Sánchez cierto margen de maniobra en pleno cerco por los casos de corrupciónEn pleno calvario por los escándalos de corrupción, Pedro Sánchez ha encontrado en la agenda internacional una alianza inesperada que le proporciona un reducido margen ... de maniobra para seguir vivo y envolverse en la bandera de la no rendición. Estos balones de oxígeno son válvulas de escape en la gran olla a presión que se ha convertido la política española. No van a ocultar la gravedad de los casos de corrupción que en este momento están en manos de la Justicia, y que han estallado en el corazón de la dirección del PSOE. Pero sería ingenuo pensar que los asuntos del mundo, que no los dirige el Palacio de La Moncloa ni sus estrategas de comunicación, no van a tener una incidencia en la conversación pública. El mundo se ha hecho mucho más volátil, imprevisible e inseguro y Donadl Trump constituye una permanente bomba de relojería que puede explotar en cualquier momento. Y Sánchez tiene una oportunidad para fabricar su propio 'relato' aunque le dure poco tiempo.
La primera variable que ha permitido la escenificación a Sánchez ha sido la cumbre de la OTAN. El compromiso de que «los aliados unidos» se comprometen a elevar hasta el 5% del PIB las necesidades básicas de la defensa –que era la exigencia de la Administración norteamericana– ha convivido con la 'excepción' de España, que ha asegurado que solo se plantea un gasto del 2,1% para no hacer descarrillar las bases de su modelo social. El desideratum de esa primera apuesta -el 5%- será muy difícil de cumplir, pero la visualización de poner freno a la voracidad del presidente norteamricano tiene una buena entrada en la opinión pública española, sobre todo entre los electores de izquierda, no tanto entre los votantes de PP y Vox, en los que la imagen del presidente suscita una gran hostilidad. La posición del PP y de Podemos, empeñados en quedarse solo con la bandera de la denuncia del 5% en vez de poner el foco en valorar lo positivo del 2,1» no tiene en cuenta que por algo se produce la queja nortemericana, y las consiguientes amenazas arancelarias de la Casa Blanca. El e frentamirnto abierto con Trump es un ejercicio arriesgado pero le da al presidente una épica quijotesca que puede ser políticamente eficaz.
La segunda clave de la que Sánchez puede sacar pecho es de haber liderado en el seno de la Unión Europea una posición activa de denuncia de los compromisos comerciales con Israel mientras continúe el 'infierno' de Gaza. Sánchez, que ha denunciado también con dureza el terrorismo de Hamas y ha exigido la liberación de los rehenes, lidera una política de exigencia que, a juicio del Ejecutivo de Benjamin Netanhayu, se coloca «en el lado incorrecto de la historia», con una «posición innoral». Que sea precisamente el Ejecutivo hebreo el que lance estas acuasaciones no hace más que poner en valor la acertada estrategia del presidente Sánchez fre te a la impotencia de la Unión Europa, que ha preferido ponerse de perfil y ganar tiempo ante la próxima cumbre de julio.
El tercer movimiento tiene que ver con la sentencia del Tribunal Constitucional al dar luz verde a la ley de Amnistía. La descalificación de Alberto Núñez Feijóo –es una ley inmoral, corrupta e ilegal– tras conocer el fallo parece un eslógan dirigido a promover la deslegitimación del Tribunal, que ha dejado claro que la iniciativa persigue «un fin legítimo», como supone cerrar las heridas en la convivencia y promover la normalización y la reconciliación de Cataluña. De entrada, el gran cambio político y social registrado en Cataluña tras naufragar el procés –con un independentismo que ha perdido la mayoría absoluta– es el gran botón de muestra de que la operación alentada por Sánchez y Salvador Illa para rebajar la tensión soberanista ha salido bien, y pone al PP, también, en el espejo de los límites de su propia ansiedad e hiperventilación con tal de llegar al poder a cualquier precio, aun cuando pueda poner en riesgo el sistema. Más allá del juicio que pueda merecer la ley de Amnistía y su gestación para satisfacer las necesidades aritméticas de Sánchez para gobernar, la sentencia del TC marca un terreno de juego en el que ni podemos ni debemos salirnos. Que el independentrismo siga respirando en su propia herida doliente no justifica que no se valore la importancia de encauzar la complejidad de Cataluña en el marco del debate político y no en la vía penal ni en la ruptura de los hechos consumados.
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