El único pueblo español con dos horas y tres idiomas

Toda esta historia y peculiaridades hacen especialmente llamativo a este pequeño enclave zamorano de casas de piedra y madera. Hasta el punto de que es la única localidad que tiene dos husos horarios (hay una hora de diferencia entre ambos países después de que en la dictadura Franco apostase por alinearse hasta en este sentido con Alemania y no con el Reino Unido). Además, en él conviven tres idiomas diferentes, porque una parte del pueblo mantiene la práctica del rionés, una mezcla del leonés y el portugués.

Hace unos años, el municipio estaba dividido por una cadena y un candado -a modo de paso fronterizo- que hoy en día ya no existe, y si a uno le taparan los ojos, difícilmente sabría decir en qué lado de la muga está. «Diferencias un pueblo del otro por el adoquinado. El de España está asfaltado, mientras que el de Portugal dispone de la clásica piedra lusa como superficie», reconocen sus habitantes, a los que aún sorprende la llegada de turistas, aunque el municipio ha sido distinguido por el país vecino como una de sus siete maravillas, atrayendo así a visitantes de Francia, Alemania e Italia, entre otros. Si el viajero se fija, es posible encontrarse con matrículas de España y Portugal, sobre todo en los vehículos con una mayor antigüedad.

Los vecinos llaman a la parte portuguesa pueblo de abajo y a la española, pueblo de arriba. En la zona baja vive un centenar de personas, mientras que en la 'alta' una treintena. Todos se sienten del mismo lugar, cuentan con doble nacionalidad y son capaces de emplear en sus conversaciones cualquiera de los dos idiomas principales como quien come pipas. Y a lo del cambio horario tampoco le dan mucha importancia: en esta comarca rural se guían más por el sol que por lo que digan las manecillas del reloj o el teléfono móvil.

La zona acapara una nada desdeñable «riqueza patrimonial, cultural y natural». Además, aquí a veces parece que el tiempo se paró en una fecha por determinar y que solo avanza cuando alguno de sus vecinos o de la cercana Flechas impulsan alguna actividad para tratar de llamar la atención -en los últimos años ha cogido cierto renombre una prueba deportiva, la 'Transfronteriza', que se organiza en colaboración con el Ayuntamiento luso de Braganza-. Perteneciente al municipio de Pedralba de la Pradería, Rihonor de Castilla se encuentra rodeado de la Sierra de la Culebra, en Zamora; y el Parque Natural de Montesinho y los Tras-os-Montes.

La naturaleza tampoco entiende de cadenas, y el clásico brezo rosáceo que puebla la Sierra de Culebra zamorana también se extiende por el Parque Natural de Montesinho o los Tras-os-Montes, otro de los pretextos para visitar la curiosa localidad fronteriza, ideal para el senderismo, con una flora y fauna para perderse (tampoco demasiado, pues estamos en tierra de lobos y de la berrea de los ciervos).

En lo relativo a la gastronomía, la famosa ternera de Aliste, las setas de la zona, o la 'boya' -un tipo de hornazo local, que viene a ser una empanada cuyo relleno suele estar elaborado con alguna clase de chacina-, son buenos reclamos para hacer un breve descanso o reponer fuerzas.